En junio de 2013 revelábamos en este medio y por la emisora 99.9 la situación cargosa que la justicia de los Estados Unidos promovía contra Germán Cóppola y Francisco “Cacho” Pagano por trasiego de dinero negro de Argentina hacia ese país. La información fue, como en tantas ocasiones, ninguneada, hasta que tiempo después Clarín la publicó en su portada. Entonces, con la Capital como buque insignia, la cadena de corte y peguereplicó la noticia.
La detención de Pagano -que al momento de desarrollar estas líneas sigue en custodia- es la consecuencia de la soberbia del propio Pagano, de su socio, el contador Daniel Fumaroni, y muy particularmente del abogado y socio en diversos negocios Rubén “Chuli” Vespa. Curiosamente, se sienten por encima de la ley y van haciendo tropelías innecesarias, lo cual ha colocado a uno de sus más notables integrantes en la picota legal.
Pagano, vecino de la ciudad, hijo de familia humilde y de trabajo -su padre era verdulero- llevó desde niño el impulso del ascenso social, al extremo de negar su origen, o de molestarse cuando se le recordaba. La urgencia del ascenso social lleva inexorablemente a determinaciones insensatas. Hoy es híper expuesto por una doble vía: la decisión de Florencio Aldrey Iglesias de maximizar el daño provocado por la situación vía el multimedios, replicado por la cadena de corte y pegue, y la inexplicable actuación del juzgado federal, que se lleva detenido a un hombre que, lejos de ser un capo de la mafia, es sólo un triste personaje menor en una trama viciosa y corrupta.
Pero, ¿de qué se trata todo esto? En definitiva, la cuestión cargosa que procuran los tribunales de Montana, Estados Unidos, tiene que ver con un manejo irregular de veinticuatro millones de dólares detectados, esencialmente, por la chapucera operación que Germán Cóppola realizó para mover esa cifra, haciendo saltar las alarmas del sistema de vigilancia de la Reserva Federal (FED).
Veamos cómo funciona este mecanismo judicial en los Estados Unidos, para poder así advertir la enormidad que implica la detención de Pagano. Recientemente, el HSBC fue sometido a escrutinio judicial por lavado de dinero. Según se consignó internacionalmente, “el banco británico aceptó pagar la cifra récord de 1.900 millones de dólares para poner fin a las acusaciones de las autoridades estadounidenses de blanqueo de dinero en beneficio de carteles narcos mexicanos y de países como Corea del Norte e Irán”. Léase con atención: carteles narco mexicanos y las naciones “del mal”, Irán y Corea del Norte. ¿Cómo se resolvió la situación? Con una multa; sin detenidos, sin fianzas. Una multa.
¿Qué dijo el HSBC luego de pagar la multa? “Asumimos la responsabilidad de nuestros errores pasados. Sin embargo, HSBC es hoy una organización fundamentalmente diferente a la que cometió esos errores”. Adviértase el término utilizado: errores -jamás se menciona la palabra delito- que se corrigieron con el pago de una multa, cambio de planta directiva, retiros millonarios y hasta la vista.
Sólo la ignorancia y la soberbia de este grupo de ambiciosos sin estilo pudo conducirlos a este demérito brutal. Soberbia, ignorancia, pésimo asesoramiento jurídico. Demasiada torpeza junta para moverse como tiburón, siendo una sencilla mojarrita.