Oscuridades

Es un acuerdo que quedó expuesto a la luz del día, pero que no explica las razones del mismo en su correcta dimensión e implicancia. Quedó expuesto porque el comunicado de las cámaras vinculadas a la construcción hizo explícita fe de su buena relación con la UOCRA local, pero de su texto no se desprende el nivel de acuerdo entre las partes y las consecuencias que el acuerdo tiene en la vida pública y económica de la ciudad.

El comunicado señala, bajo el título “El diálogo como camino para superar las dificultades”, que la conducción local está plenamente consustanciada con la problemática local, y que ha actuado y actúa de consuno con el sector empresario para superar obstáculos acompañando en la búsqueda de soluciones de manera permanente. El comunicado es extenso, engolado y falaz. Su gran impulsor fue Patricio Gherbi, presidente del capítulo marplatense de la Cámara Argentina de la Construcción, y fue firmado por el presidente del Centro de Constructores, el arquitecto Leonardo Tamburini. No estuvo exento de debate interno, pero se impuso la postura de Gherbi de dar una mano a los compañeros de ruta, cuasi colegas constructores, líderes de la ONG DIGNIDAD, que nunca, nunca ha concluido para bien un contrato con el Estado.

Por las mismas horas que este grotesco llegaba a las redacciones, un obrero de la UOCRA perdía la vida por la trama de intereses que vincula a estos actores por debajo de las bonitas palabras. Lo que no es bonito es que en cuatro meses han fallecido cayendo de los edificios cuatro obreros, el último de ellos de un edificio en Buenos Aires y Bolívar. Todos estos trabajadores han fallecido porque las medidas de seguridad no se cumplen. Y no se cumplen porque hay arreglos económicos que relajan los controles. El gran beneficiario es el sistema que maneja el gremio, cuyo rostro visible hoy es Miguel Alfonso Roldán, inspector de obra del gremio, un hombre cuyo patrimonio crece a ritmo notable.

En los mismos días en que el presidente Mauricio Macri reclama por el fin de la corrupción y sostiene por medio de la responsable de la Oficina Anticorrupción Laura Alonso que hay que denunciar actos corruptos sin temor, en Mar del Plata no sólo hay silencio: también hay esperpentos como el documento de apoyo a los hermanos que definen el control local de la UOCRA, César y Jorge Trujillo.

Miguel Alfonso Roldán maneja hoy una fortuna considerable. En las últimas semanas cerró pactos con el sector empresario que cuando menos le llevarán a su coleto fondos por el valor de un piso de trescientos mil dólares en los próximos dos años. Fuentes internas aseguran que la fortuna de César Trujillo es en “verdes”, y nada tiene que envidiar a la que el Estado recupera del dirigente platense caído en desgracia, “Pata” Medina. Un empresario del sector le decía a un colega hace ya unos años: “Usted se la pasa renegando en los pasillos de la municipalidad, en cambio yo agrego cincuenta mil verdes, que les cargo a los compradores, y Jorge Trujillo hace que me firmen cualquier cosa que pido”.

Así de legal es todo lo que hacen, así de legítimo. Y encima los refrendan las cámaras del sector. Sin comentarios.