Luego del huracán de las elecciones, los vientos de la intriga cubren al escenario político de la ciudad. Guillermo Montenegro comienza a correrse públicamente del día a día de la gestión.
Es un hecho: Montenegro ya se fue. El nivel de decepción está a la vista: el 54% del padrón no votó, o votó en blanco. Los números son elocuentes: sólo el 23% del electorado votó a Montenegro. El 16% a Raverta.
Ocurra lo que ocurra este domingo con el reparto de bancas, el día lunes ya nada será igual: es un hecho que Guillermo Montenegro parte de la ciudad rumbo a la legislatura provincial y que su puesto será ocupado, a partir del 10 de diciembre, por el actual concejal Agustín Neme.
Salió hecho una fiera a postear a raíz de una foto maliciosa, fruto de la ignorancia. En su rol de «libertario duro», se fue al carajo. No había que enviar a nadie a verificar nada a un espacio en donde la competencia es de provincia y de nación.
Un ex compañero de ruta me enseñó, allá por la década del 1980, que «político en campaña es como el perro ante el plato de comida». Léase: no metas la mano en plato, no digas nada que incomode a nadie.