Un cuento demasiado repetido
Todo empezó -así lo indica la historia contemporánea- en los Estados Unidos en 1920. En la ciudad de Nueva York, un inmigrante italiano, Carlo Ponzi, armó un esquema de ganancias que daba retornos del 100% del capital invertido. No era, para nada, un tipo de estafa novedoso: ya había ocurrido, pero esta vez fue tan alto su éxito (la cantidad de damnificados), que se instaló como el modelo clásico de la estafa.