Un curda más…

… O la extraña historia en la que el diputado provincial Guillermo Castello cayó por su propia impericia en un control de alcoholemia en el puesto fijo que Tránsito instala en la noche frente a la Casa del Deportista, cuando sólo fue capaz de reaccionar exponiendo malos modos, prepotencia y abuso de poder, a lo que siguió una saga penosa de mentiras y engaños que lo muestran como un individuo en el que se hace difícil confiar.