Es de cita diaria en los medios digitales: “vecinos reclaman por calles intransitables”, respaldada por imágenes que hoy, redes mediante, son un escenario que circula de vecino en vecino y se impregna y propaga en los medios, a falta de una auténtica actividad periodística. Todo, por supuesto, bajo un manto de acción política que en época electoral sirve para intentar arrimar un voto en la urna.
Es poco frecuente que se intente señalar con racionalidad el porqué de las cosas. Llueve más del doble que en años anteriores -casi tanto como en todo 2015- y poco se pudo hacer para sostener el trabajo en las calles: apenas diez días hábiles. En este escenario climático, trabajar para mantener calles de tierra es altísimamente complejo, ya que las máquinas no pueden casi circular, la circulación vehicular hace huellas, y los vecinos sienten que viven mal .Eso es así, indiscutiblemente. Lo que no es correcto en este caso es la agitación ante el tema, darle al mismo un tratamiento como si de un fenómeno extraordinario se tratara.
Distinto es lo que surgió esta semana en la denuncia de organizaciones como Barrios de pie y la CTP, conducida por Juan Grabois. Estos colectivos difundieron unos audios de Álvaro García – o “Alvarito Famproyen”-, quien estaba a cargo del área de acción cooperativa, que parecerían ser la comprobación verificada de la conducta de un funcionario que como mínimo traicionó la confianza pública y personal del intendente.
Álvaro García tenía la responsabilidad de poner en marcha las acciones necesarias para que las cooperativas que manejan estas organizaciones construyeran cincuenta y seis viviendas en terrenos cedidos por el Estado. Los fondos están disponibles desde marzo de este año. En paralelo, en el barrio Santa Rosa del Mar avanzó una ocupación de terrenos sobre el área prevista para construir estas viviendas: corrieron alambradas y plantaron árboles. Es decir, hicieron usucapión con el objetivo de evitar que este barrio de características sociales progresara.
Inmediatamente después de la reunión con los referentes de las organizaciones, maquinaria municipal arrasó con los alambrados, reparó la traza de las calles y fueron abatidos los árboles plantados. Lo que siguió fue el decreto de cese a Álvaro García, y por estas horas, el intendente cabildea su reemplazo. Sería el inicio de cambios importantes en el gabinete: el decreto de cese a Ricardo Rosas, secretario de la Producción, también está listo, aunque Arroyo aún no tomó la decisión de firmarlo.
Otros cambios podrían aparecer también por agotamiento. La intensidad del esfuerzo se está llevando la salud de varios. Es el caso, paradójicamente, del secretario de Salud, Gustavo Blanco, quien debió ser internado esta semana por lo que se dijo era un cuadro de neumonía, aunque tiene más que ver con la presión del cargo y el constante apriete político mediático del que es objeto.
La política es intensa hoy, y las más de las veces, cruel. Con encuestas a la vista, el intendente se apresta a hacerse cargo de la victoria de Cambiemos en Mar del Plata, anunciar que se ha plebiscitado su gestión y que piensa ir por cuatro años más. Piel dura si la hay bajo el eterno piloto azul.