Escucho decir “no pasa nada; votamos y nada cambia. Nadie habla”. No es cierto: hay un escenario de cambio en la ciudad. No son muchos de los recién llegados al Concejo los que lo motorizan, pero es un escenario que al rodar tomará velocidad, y se llevará por delante la pacífica imagen que a diario, mediante el sistema de medios de corte y pegue de gacetillas oficiales, el poder pretende sostener para anestesiar a la sociedad.
El verano siempre es complejo para Mar del Plata. La ilusión de un tiempo distinto, renovado una y otra vez, actúa como una suerte de opio social que todo lo plancha, todo lo relativiza. En las últimas horas, el arribo de la draga china Xin Hai Beng más dos barcazas movió el escenario político mediático provocando, en un arranque de euforia, el anuncio de un acto para captar la atención pública en torno de dicho “logro”. El acto fue reemplazado por una sesión de fotos en las que compartieron foco Daniel Scioli, Florencio Randazzo y el intendente Gustavo Arnaldo Pulti, todos muy sonrientes, con afirmaciones de la contundencia propia de quien habla de la nada misma. La draga es un ingenio extraño, una retroexcavadora montada sobre una plataforma que vuelca sobre dos lanchones de arrastre que transportan las arenas aguas debajo de la corriente, para agregar superficie a las menguadas playas de la ciudad.
De los tres presentes en la sesión de fotos, ninguno tiene respuestas para lo que hay que responder. Pulti sonríe mientras la ciudad no puede ofrecerle servicio fúnebre a los desposeídos porque la empresa que lo presta se retiró por falta de pago desde 2010. Randazzo anuncia trenes nuevos modernos, así como compromiso con el área de transporte en manos del Estado, argumentando que se está arreglando lo que no se hizo en cincuenta años en materia ferroviaria. Es cierto: en treinta de esos cincuenta, el peronismo ha sido poder y ha administrado la “cosa” pública. Pero no parece reparar en el detalle. No. Todos sonríen para la foto. Las clases comienzan en días y no hay noticias de las treinta aulas que faltan para contener a los alumnos que se suman a la matrícula pública en General Pueyrredón. El HIGA sigue siendo tierra de nadie: un camillero por turno, pacientes en camillas en los pasillos porque no hay camas disponibles. Y Scioli sonríe y pronuncia por enésima vez su mantra “estamos trabajando”.
Un gigantesco decorado mediático parece cubrirlo todo. Por fuera del sistema de medios que cortan y pegan gacetillas, pasa la sociedad. Que sabe en carne propia que Mar del Plata no está blindada, que está muy lejos de eso. Parte del decorado fue el Operativo Sol. Mostraron cuatriciclos nuevos afectados al patrullaje, que en su mayoría han transcurrido el verano a resguardo en dependencias de la Departamental centro. Hasta el momento, los cuatriciclos Gilera 200 -en rigor, de 178 centímetros cúbicos de cilindrada- no se pueden usar porque al haber sido adquiridos por la Municipalidad, no fueron pintados con los colores reglamentarios que designa la Dirección de Automotores de la Policía, no llevan el escudo del Operativo Sol y no se pueden incorporar al Registro de Seguro General de la Provincia. Sin equipo básico -por caso baliza, que la debe proveer cada comisaría a la que se asigne el vehículo-, el funcionario que tripule debe tener registro habilitado para cuatriciclos. En ambas cuestiones nadie, ni el jefe departamental ni el intendente o alguno de sus funcionarios, han sido capaces de tener en cuenta estos detalles. Nada nimios por cierto.
El único “cuatri” que está en la calle -por decirlo de algún modo- está afectado a la Seccional Casino. Pero resulta que la baliza aún no fue pagada, y el vendedor, que ya agotó su paciencia, reclama que se la devuelvan. Asimismo, es clara la advertencia que figura en una calco ubicada en un lateral de cada unidad. Dice: “vehículo no apto para circular por avenidas o carreteras”. ¿Entonces? ¿Para qué los compraron? Plata tirada, otra más. Para vender imágenes que hacen de acción política y son sólo una burla mediática a la buena fe del ciudadano.