Las PASO del pasado domingo trajeron sorpresa y derrotas. Una derrota que sorprendió a propios y extraños fue la de Cristina Fernández: le empataron con un cuatro de copas (si Cristina es la “reina” en el mazo, Esteban Bullrich sería, como mínimo, un cuatro de copas-. Exactamente como anticipara en la 99.9 el consultor Federico González, Cristina fue un huracán que no sucedió. Y la catástrofe anunciada, la debacle de Cambiemos en Mar del Plata, fue otro fenómeno que tampoco aconteció, sino que esta ciudad le dio al partido del Gobierno los votos que no pudieron defender ni Martiniano Molina en Quilmes, ni Darío Gridetti en Lanús, si de aportes locales hablamos.
Desde inicio de año, estúpidamente en mi opinión, el oficialismo jugó el juego del demérito del intendente Carlos Fernando Arroyo. Allá por marzo, un alto dirigente nacional con despacho en La Rosada me tiraba sobre la mesa una encuesta que concluía que Arroyo tenía un 68% de opinión negativa. Y me comentaba: “hay que hacer algo, o perdemos Mar del Plata”. No paré de reírme hasta que le pude responder. “Ajá. Y decime, si Arroyo “sólo” tiene 32 puntos de opinión positiva, ¿entonces quién tiene los otros 68 puntos?“, quise saber. La respuesta fue una sonrisa canchera que llevaba a ninguna parte. Porque era la confesión de que hay un sector en Cambiemos que no soporta la idea de que el señor del piloto sea una clave política en Mar del Plata.
Días después de ese episodio, un diputado provincial que no pertenece a la alianza Cambiemos, café de por medio me citaba exactamente lo mismo: Arroyo complicado, con un 68% de opinión en contra. Mi respuesta, idéntica: ¿quién, entonces, acumula el resto, luego de un año con el gremio operando en contra, la mafia digital encabezada por Marcelo Pasetti y el socio de Boudou Gabriel Bianco desde Canal 10, más los idiotas útiles digitales, que cortan y pegan sin ton ni son, sólo siguiendo el sonido del flautín que guía a las ratas? ¿Quién?
El triunfo de Cambiemos en Mar del Plata nunca estuvo en riesgo. El vecino de a pie, el marplatense del común, tenía que optar entre lo que está (Arroyo / Cambiemos / Baragiola) o el retorno de Gustavo Arnaldo Pulti / Marcos Gutiérrez disfrazados de otra cosa. Recuento de votos mata encuesta, y la verdad está a la vista: la lista encabezada por Baragiola inició con los 32 puntos de base que siempre tuvo Arroyo en un año horrible, para llegar a casi 40 puntos, que en el cierre definitivo del conteo pueden ser algunos más. Baragiola sólo le agregó al piso de Arroyo 8 puntos, seguramente con la concurrencia de Carrió y Vidal.
La mesa está servida: si Carlos Fernando Arroyo se deja ayudar y hace los cambios que hay que hacer en su gabinete, los próximos dos años pueden marcar un punto alto en la historia de la ciudad.