Un cierto estadío de locura

Hay un escenario de alta complejidad en la sociedad contemporánea que lleva a que nada sea ciertamente apegado a sus colores. No se trata ya de si las cuestiones o situaciones son en blanco y negro, o en qué gama de grises forma parte de la pátina de la vida.

En el desarrollo de las cuestiones judicializadas se advierte escandalosamente la levedad con que se percibe el verdadero drama que afronta la sociedad contemporánea. En el departamento judicial Mar del Plata a diario se dan situaciones que dejan perplejo al vecino de a pie cuando, claro está, se hace noticia aquello que ocurre en el ámbito judicial.

El presidente electo se suma al pedido de libertad a los presos Julio De Vido, Amado Boudou, Luis D’elia entre otros. Una negación de los hechos que busca dar la carnadura de “presos políticos” a condenados por actos de corrupción flagrante. Condenas con un nivel de prueba poco visto en nuestra vida pública.

Esa variable discursiva “presos políticos de la era macrista” cierra con el predicamento falaz de haber coreado a los gritos en cuanta plaza real o virtual hubiere “Macri vos sos la dictadura”. Un coreo de alucinados que ignoran el valor del voto ciudadano y actúan de manera sostenidamente anti democrática. Forjaron la falsa desaparición de Santiago Maldonado y niegan aún hoy la procedencia real de los hechos.

Pero no es todo, claro está. El jury a Fabián Uriel Fernández Garello sigue sin constituirse, arropado él en una extraña impunidad que habla de la densidad de los secretos que posee este ex integrante de la DIPBA. A tal grado llega dicha protección, estableciendo una doble vara en el accionar de las instituciones, que la ratificación de su situación procesal por parte de la Cámara Federal de San Martín no ha conmovido a los legisladores, ni a la colegiatura de abogados.

La conducta de los legisladores de Cambiemos Santiago Andrés Nardelli y Juan Pablo Allan, de Jorge Alberto D’Onofrio y Lisandro Emilio Bonelli del Frente Renovador, y de Avelino Carlos Zurro de Unidad Ciudadana, frustró en segunda oportunidad el tratamiento del jury.

Algo debe quedar claro: es malicioso y falaz el accionar de la procuraduría de la provincia, el silencio de la gobernadora saliente María Eugenia Vidal, y del Colegio de Abogados de la Provincia que mira para otro lado sin elegancia alguna, dando cobertura a Fernández Garello. En paralelo, una causa sentenciada a derecho con prueba tasada, la conocida como causa “del empalamiento” o del caso de Lucía Pérez, por la persistente acción política y mediática sobre el mismo llevará a que se abra un proceso de evaluación del fallo respecto de los condenados Farías y a Offidani por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. Que los jueces Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas sean sometidos a este procedimiento es una falacia grotesca de un sistema enfermo que le hace daño a la construcción de la credibilidad publica en las instituciones.