El de Guillermo Montenegro es todo un caso. No sé si de chaleco, pero todo un caso. Ya vio el curso de los acontecimientos y el sentir social, así que va en rumbo de convertirse en el mejor alumnito de Javier Gerardo Milei… lo que debe ser una gran preocupación para Alejandro Carrancio y su troupe.
Le bastaron unos momentos nada más para demostrar que sabe bien qué decir, según el momento político: no expresó preocupación alguna por los 150 desplazados de los entes públicos nacionales, y le va a descontar el día a los municipales que se hayan adherido a lo que él señaló como un «paro irracional». Y esta misma línea es la que se va a profundizar en los próximos días.
También anunció que quiere el festival de cine, pero no hecho con la plata de los vecinos. Muy buena definición. Ahora, se ve que hay que rellenarle un poco el enorme hueco que hay en su sentido de pertenencia marplatense debido al tiempo que pasó alejado de la ciudad entre que terminó el secundario y retornó vencedor como intendente.
En esos años, pasaron algunas cosas. Y, lamento hablar en primera persona, pero intendente, durante 14 años, debido a mi inquietud personal, se llevó adelante en esta ciudad el Festival Internacional de Cine Independiente MARFICI, un ejemplo de gestión privada en eventos culturales sin aporte de fondos públicos.
Fue por mi iniciativa e interés que se llevó adelante, y eso pese al malestar e incordio del sujeto nefasto a quien usted recientemente declaró ciudadano ilustre. Fueron 14 años de llevar adelante un espacio cultural de enorme orgullo para todos aquellos que participaron, y que fue enormemente valorado por los cineastas de todo el país y del extranjero que asistieron invitados al mismo.
Por citar sólo un dato: cuando se lanzó la última convocatoria, en el año 2019 —antes de que usted asuma— sólo dos horas más tarde, se habían recibido un total de 2300 propuestas artísticas de todos los rincones del mundo.
Sé cómo se carda la lana de su gestión, y qué permisos siente usted que se necesitan para accionar en esta ciudad. Sólo lo invito a informarse: en esta urbe —y en esto no me incluyo— hay un enorme caudal de gente capaz de gestionar y llevar adelante este tipo de propuestas. Se lo dejo a consideración.
En otro orden: la ciudad aún celebra y se muestra conmocionada por el nivel de gente que llegó durante el finde largo. A ver, ¿qué parte no se entiende? La ciudad tiene un piso garantizado de asistencia de turistas que está dado por la cantidad de propietarios de viviendas marplatenses que viven en otros puntos del país, por los hoteles gremiales que tienen un público cautivo low cost, y por una multitud —no cuantificable— de personas con relaciones de parentesco o amistad que pueden acceder en nuestra ciudad a una alojamiento sin costo. Queda muy claro que el Pre Viaje no era necesario y que, como todas las políticas públicas del gobierno anterior, eran sólo dádivas populistas.
Lo cierto es que, uniendo las partes que están a favor de lo que está en ánimo social, a Montenegro se le abre una increíble oportunidad de ordenar el municipio, con un aval social como no lo hubo nunca.
Ahora hay que ver cuán «mileísta» se atreve a ser.