El próximo 20 de febrero —sino media ningún cambio en la agenda del juzgado de Claudio Bonadío— Patricio Gerbi se presentará a derecho e intentará lograr que el volumen de los dichos y elementos de prueba que brinde al juez le ameriten el carácter de imputado colaborador, sello legal que le permitiría seguir en libertad hasta el juicio oral que enfrentará junto a otros empresarios de la construcción enriquecidos en los doce años del gobiernos kirchneristas. Lo que cuente está destinado a tener un alto impacto en la sociedad marplatense.
De suyo que ya ha ordenado cómo y de qué manera va a avalar los seiscientos millones que le exigirán junto a su declaración para ameritar la libertad ambulatoria que espera le sea concedida. Hay que tener en cuenta que Gerbi está por muy debajo en la “cadena trófica” de los actores que manejaron estos acuerdos espurios desde la Cámara Argentina de la Construcción y que su aporte debe ser detallado y comprobable para que Bonadío homologue el acuerdo.
En tanto se prepara para ese momento que lo está consumiendo a él y su familia, la empresa COARCO se presenta febrilmente en cuanta licitación estatal hay y cotiza muy por debajo del valor de pliego. En el caso de una licitación para Tandil bajaron valores en algunos rubros de hasta un 70% de los considerados en el pliego. Los valores a los que cotiza COARCO son la comidilla del sector.
Patricio Gerbi se sentía “dueño” de la ciudad. Había establecido una alianza táctica con Florencio Aldrey Iglesias y cultivó por medio de éste una fluida relación con el ex gobernador Daniel Scioli, de quien seguramente aportará datos concretos como es el de la contratación para construir la única terminal de cruceros del mundo que jamás recibió crucero alguno.
Con la caída de Gerbi se da un quiebre en la sociedad de los falsos ídolos de Mar del Plata, un club al cual, para pertenecer, había que involucrarse por medio del anciano de Lugo en una vida cortesana de baja estofa. Un club que repartía negocios bajo el paraguas del coruñés emprendedor, quien siempre apuntaba: “a mi dame el veinte por ciento, ió te garantizo al intendente y al concejo deliberante”.
Hoy, ya nada pueden garantizar. Sólo buscan seguir fuera de la cárcel apostando a que el tiempo les de revancha, si es que el gobierno de Cambiemos no renueva en octubre. No la tienen fácil: el consultor Artemio López, lejos de las cámaras, admite que hay Mauricio Macri para otros cuatro años. Y no lo dice lejos, lo hace a los gritos para su circunstancial audiencia local en un restaurant de Mogotes al que frecuenta desde hace años. Artemio la tiene clara, aunque difícil seria que lo admita en público.
Las declaraciones de Gerbi van a potenciar la batalla única y republicana que el intendente Arroyo lleva adelante para terminar con los poderes concentrados que tanto daño le han hecho a la ciudad. Para ser asertivo: en tanto Gerbi, Iglesias, y sus socios se enriquecieron, la ciudad y la comuna se empobrecieron de modo lamentable. 20 de febrero, nada será igual.