1) Maximiliano Orsini
(¿y si probamos con el derecho?)
Tiene tendencia a litigar fuera del tribunal. Extrañamente, en cada caso en el que interviene, todo se tiñe de acusaciones a los jueces y a los letrados contrarios, acompañado también de campañas de difamación en la vía publica. La lección que le da el juez Riquert en su dictamen sobre el fallo de la causa “Camping El Durazno”, la debería aprovechar.
2) Gustavo Arnaldo Pulti
(saluden a Cospelito que se va)
El conteo final de votos en General Pueyrredón revela que el exintendente Cospelito Perogrullo se va de la política por veredicto del pueblo soberano. Sólo 12.077 ciudadanos los acompañaron. No alcanza ni para peregrinar en el desierto 40 años.
3) Martin Bava
(más servil, no se consigue)
Nunca debió ser juez. Un burro de tiempo completo al servicio del poder. Una vergüenza no sólo en lo jurídico. En el futuro, un tribunal de ciudadanos debería juzgar a este y a otros correveidiles del poder kuka. Miserables.
4) Luis Tagliapiettra
(no respeta ni la memoria de su hijo)
No respeta la memoria de su hijo involucrándose en miserables operetas políticas. Decir que «están trabajando muy bien y con mucha rapidez en el juzgado de Dolores» supera todas las acciones controversial que ha llevado adelante hasta ahora para lograr, sí o sí, involucrar al gobierno de Macri en esta infausta situación.
5) Noelia Agüero
(este medio banca a los letrados que se la juegan)
Acusada misóginamente por haber llevado adelante la defensa de uno de los jóvenes declarados inocentes en la causa conocida como «Camping El Durazno», ha recibido el apoyo de la red de abogadas penalistas, que repudia dichos ataques y, en un párrafo significativo, asevera: «advertimos con preocupación que ciertos sectores del feminismo cuestionen y escrachen a las colegas que ejercen con respeto y dedicación su tarea defensista».
6) Daniel Villota
(lo venden como “informado”)
Quienes siguieron sus columnas en La Nación durante la gestión de Carlos Fernando Arroyo conocen la distancia que hay entre los hechos y lo él que publica. Es del estilo de escriba que recoge piezas de quincallería y pretende venderlas como joyas de valor. Sostiene que las acciones judiciales en contra de Mauricio Macri tienen el objetivo de terminar convergiendo en una amnistía política. Más bardo, no se consigue.
7) Blas Taladrid
(un festejo medio rarito)
Preside —o heredó— la conducción de UCIP. Raro que un representante del comercio festeje que se pare la inversión y la creación de trabajo en la ciudad. Como diría Kichi: «Se les nota, se les nota mucho». Sí, mucho.
8) Axel Kicillof
(y un día fue Tik Tok)
Y hablando del deforestado mental de parque Chas, éste reapareció luego de la brutal paliza electoral que se comió en la provincia a la que nunca perteneció. Con un Tik Tok que parece inspirado en «Fiebre del Sábado por la Noche», anunció la vuelta a los boliches. De las medidas prohibitivas, a la jarra loca en un rush de votos en contra. Menos serio, no se consigue.
9) Carla Vizziotti
(muy VIP)
Egregia cual ninfa empoderada, doña Carla dijo con la simpleza del que pertenece que se traslado a CABA para ser operada en la exclusiva clínica de Los Arcos porque, al tener prepaga, no era justo que ocupara el lugar de un desposeído de dichos dones. En todas partes la nomenclatura siempre se ve distinta al otro, a ese otro que es el pueblo por el que dicen vivir para servir.
10) Agustin Neme
(hablame de discriminación)
Alguien debe decirlo: ante las protestas por el valor de la tarifa del transporte público, el curul del PRO salió a cantar la justa: el gobierno de todes sólo le da subsidios a las empresas de CABA. Al interior, más con jefes políticos de signo contrario, ni un diezmo. Muy injusto.