1) Pablo Santín
(malos modos)
Está subido a un carro triunfal al que va a volcar en cualquier curva: con astucia —que no es lo mismo que inteligencia— empujó y llegó a ganar un lugar de poder. Al servicio de propósitos poco claros, está haciendo de sus malos modos un estilo, que no resulta muy aceptable.
2) Mariana Cuesta
(sensible preocupación)
Puso la pica en Flandes y visibiliza un drama contemporáneo que urge actuar para contener: el juego como vicio en jóvenes y adolescentes. La vía digital de acceso al juego, está haciendo estragos.
3) Rodrigo Goncálvez
(impecable)
De gestión y acción sostenida, destaca ciertamente dentro del elenco del funcionariado local. En los eventos que rodearon al mega incendio de la avenida J. B. Justo en esta semana, desplegó junto a su equipo de trabajo un vigor incansable hasta cumplir los objetivos a favor de los vecinos.
4) Julio Segundo Rigau
(chocolate amargo)
Jugador de poca monta al servicio de una oscura acción de los dirigentes del massismo. Su muy rápida liberación, que abre interrogantes, pone en foco prácticas y abusos de posición dominante del PJ en la provincia.
5) Fernanda Montoto Raverta
(de inauguración en inauguración)
Despliega su muy ensayada sonrisa de ocasión a toda hora: inauguración de la nueva sede de la ANSES, inauguración de la sala oncológica en el Materno Infantil, todo a full apostando a descontar, en el imaginario, la diferencia con el intendente, que juega de favorito en lo local.
6) Guillermo Bianchi
(todo negro)
Así lo ha dicho: asevera que, el trabajo que se brinda en la ciudad —en particular, en la zona comercial por excelencia de la calle Güemes— es trabajo no registrado. Lo dice en un momento complejo en el que a nadie le cierran los números y, puede llevar —pese a lo cerca que está la temporada— al cierre de más de un comercio.
7) Fernando Cerimedo
(como Goebbels)
El jefe de campaña de Milei, quien admite gestionar 50 mil cuentas truchas, optimiza los principios de la propaganda que creó Joseph Goebbels, que rezan: «una consigna simple, tan simple que la entienda el más elemental de los individuos».
8) Adrián Alveolite
(del fracaso a la fabula)
Tan fracasado, que casi ni vale la pena citarlo salvo por su empeño en destacar por el lado del absurdo: pretender comparar el evento penoso acontecido en Cava Federal con la magnitud de lo ocurrido en Cromañón, es una falta de respeto. Los muertos y los deudos de aquella terrible desgracia deberían reclamarle tamaña frivolidad.
9) Pablo Baldini
(en recuperación)
Se recupera el productor de tantos éxitos y logros artísticos en la ciudad y el país, y tantos enormes eventos en los años del gobierno de Cristina Kirchner. Ya le da al WhatsApp, desde donde expone quejas por «falta de acompañamiento».
10) José Luis Segovia
(desastre total)
Robos, muertos, vandalismo, todo cabe en la lista del enorme demérito que impone a la ciudad la pésima gestión del jefe departamental protegido por el fiscal general de Mar del Plata. El cajón —que no requiere tarjetas de débito— debe ser enorme.