Los exégetas del intendente dicen que todo es maravilloso. Que al «gordo», todos lo saludan, y que la gente lo banca. Se sienten protegidos de la ira pública. Están prestándole muy poca atención a los hechos.
Tras las encuestas, hay sordos ruidos. Tal como señalamos en esta edición, en la Nota Central, la inseguridad es agobiante. El speech de Montenegro al inicio de las sesiones ordinarias no trae nada nuevo, es tan sólo parole. Mientras tanto, cabe señalar que, otra vez, se pagaron los sueldos municipales a este mes con el descubierto del BAPRO, lo que ya parece algo demasiado naturalizado.
El escándalo de los seguros que involucra al ex presidente Alberto Fernández y a su compañero de ruta —y ya, para el vulgo, su socio—, está para tener un capítulo local: un letrado de la ciudad, con fuertes contactos en el ámbito judicial y político, me señaló en una conversación casual la semana anterior: «se viene una muy jodida con los seguros, lo están investigando a Ricciuto». Pregunté por qué, y la respuesta fue: «por la intermediación entre HMS y la municipalidad». En el momento, mi respuesta fue que nunca vi que hubiera problemas porque un bróker fuera el comitente entre una compañía de seguros y el municipio. Ahora, con el diario del lunes, toda la conversación adquiere otro sentido.
La situación plantea varios interrogantes. Mario Rocciuto no es funcionario, pero —claro está— tiene acceso directo a Montengro. Al tiempo, un experto en tema seguros sostiene que, por resolución del propio intendente, todos los seguros se contratan con HMS.
Martín Tetaz sostuvo que la operatoria del BNA que él había detectado, y por la cual pidió informes que nunca le contestaron, replica en la PBA. Lo cierto, es que este tema se discutió en la cámara que nuclea a las aseguradoras de Mar del Plata y se decidió, por las implicaciones políticas que tiene el tema, hacer silencio.
Otro tema: está en barbecho la aprobación de la construcción de las dos torres en el Chateau Frontenac. Cito que jamás me opuse a estos emprendimientos. Lo que sí creo, es que es hora de que los acuerdos que se tejen para habilitar estas construcciones se rijan por una regla clara, pareja y ecuánime. Porque, según parece, si en algún proyecto interviene el arquitecto y ex intendente Victor Daniel Katz Jora, los metros de compensación son menores. Y, si alguien va a llevar un proyecto, se le aconseja a esa persona cambiar de arquitecto para así tener una exigencia de metros y aún de cocheras, mucho menor.
La situación de la excepción para el Chateau Frontenac ha generado un batiburrillo en la manzana de las sombras: hay profesionales que están esperando que la misma se aprueba para presentarse ante la Justicia con una denuncia que acumula muchos elementos, dificilísima de soslayar.
Un año de cambios que parecen estar anunciándose.