Abandonados

El plan antidelito de Montenegro sigue sin aparecer. Kicillof, Alonso y Segovia brillan por su ausencia, mientras que Rodrigo Gonçalves, que agarró la papa caliente del área Seguridad en el municipio, hace lo que puede. Tan complicado está todo, que le roban hasta al propio servicio de Justicia.

¿Cuántos habrán comprado el speech de Montenegro cuando, en su primer campaña por la intendencia de la ciudad, aseguró que iba a implementar un plan antidelito, y que su despacho iba a estar en el COM, para darle a la seguridad una prioridad absoluta? ¿Cuántos votos habrá conseguido gracias a ese discurso?

Más allá de la diatriba electoralista, la realidad se impone sobre los marplatenses todos los días. La situación en cuanto al delito y la inseguridad es crítica. Los casos de marplatenses que se ven despojados de sus bienes se repiten a diario. Ahora, también le tocó a una fiscalía… aunque quizás ese no sea sólo un delito común. Quizás a alguien le pueda beneficiar que algún que otro papel de los que circulan por dentro de ese edificio finalmente se pierda.

De vuelta a pedalear

Johanna es docente, y en esta semana brindó una entrevista a la FM 99.9 contando su historia: mientras trabajaba en el establecimiento en donde desempeña su tarea diaria, la despojaron de su auto, el cual acababa de comprar.

«Me lo robaron el martes a las 6 de la tarde» cuenta, haciendo referencia al pasado 27 de febrero. «Soy docente, y trabajo en el barrio Belgrano. El auto me lo compré hace 10 días. No llegué ni a colocar la alarma porque bueno, como son todas cosas que se hacen con turno y justo venía 3:30 de la tarde de hablar con el chico que me la iba a colocar porque bueno, uno deja bolsos o lo que sea dentro del auto y en las escuelas también estamos todos corriendo el riesgo de que te rompan la ventanilla».

Continuó: «Estaba tomando mate y haciendo cosas para la escuela porque ya comenzamos y nosotros armamos todo el material didáctico que va en las paredes, toda la decoración. En eso escucho que arrancan el auto y salgo corriendo. Cuando los veo, ya lo habían arrancado. Lo aceleraron y se lo llevaron».

Johanna no disimuló su dolor ante la situación: «Estoy tristísima porque yo soy docente hace dos años, pero trabajo desde los 14. Estudié, trabajé, pude hacer mi carrera terciaria y aparte me desempeño en un lugar en donde trabajo para la comunidad. Y vos ves estas situaciones y básicamente son menores encima los que te roban, y decís “tranquilamente, puede ser mi alumno”. Es tristísima la situación».

Pero a ese dolor, se suma la frustración de no recibir respuestas: «Cuando vas a denunciar, básicamente, sos uno más. Yo enseguida hice visible con una foto del auto la patente, porque sé que los delincuentes son de acá. Entonces empiezan a llegar datos de dónde puede estar. Doy aviso a la policía, les cuento todo. En un momento que vuelvo a casa, porque ya no se podía hacer nada, la denuncia ya estaba hecha, los móviles ya estaban dando vueltas pero no lo encontraban, me empiezan a llamar. Era una persona, creo, de nacionalidad paraguaya, por el tono. Me pedían $120.000 por el auto. Me volví a la comisaría, que estoy a 15, 20 cuadras como mucho, para ver cómo era el accionar, porque nunca me pasó esto. No tuve respuesta de la policía. Sólo me volvieron a llamar a las 12 de la noche de la comisaría para que vaya a ampliar la denuncia. A todo esto, me llamaron hasta ayer mismo, pidiéndome plata, diciéndome que me dejaban el auto en tal lugar si yo pagaba $100.000, después $3.000, a lo cual, los efectivos policiales me dicen que no, que no transfiera nada, que no hiciera nada. Entonces uno está entre si lo transfiero y me lo devuelven, que si no me lo devuelven también perdés dinero y es así: no sabés si es un vivo que está aprovechando esto para sacarte 120 lucas, o si es alguien que efectivamente te puede devolver el auto».

Lamentablemente, Johanna no es la única persona del barrio Belgrano que ha vivido situaciones similares: «Conozco personas de este mismo barrio que les ha pasado con motos, que se las han robado, y les piden $70.000 o $100.000 para devolvérsela. Es como una modalidad que se está utilizando».

A Johanna la despojaron de mucho más que de un automóvil: «Todavía no lo pagué. Eso es lo más triste. Imaginate que la mitad del auto la debo y, más allá de que después te paga el seguro, la bronca y la impotencia que a uno le da. Yo tenía una motito que la vendí para comprarme el auto. Ahora, me quedé sin la moto y sin el auto, con una deuda que, más allá de que la pago cuando me pague el seguro, volví para atrás. Volví a la bici. No me queda otra, porque es eso, o esperar dos horas los colectivos, y también ahí corrés el riesgo de que te roben».

Falta voluntad

El secretario general del Sindicato de Cadetes, Motoristas y Mensajeros (SICAMM) no dudó en definir la situación del siguiente modo: «Los recursos para mejorar la seguridad están, lo que falta es voluntad».

En una entrevista para la FM 99.9, el gremialista dio detalles la situación que están viviendo: «Es una triste realidad. La inseguridad, más allá de los accidentes de tránsito, es lo que más nos afecta. Nos cuesta mucho combatirlo porque no podemos trabajar con un patrullero atrás. Tenemos que estar un poco más comunicados, el municipio debe estar un poco más presente. Nuestro sector tiene un 90% de precarización y los robos nos tienen muy inquietos, estamos muy cansados. Una de las maneras que tenemos es alzar la voz y que nos vean».

Además del reclamo, están involucrados en buscar una respuesta también por los sectores formales: «presentamos un proyecto que entró en Comisión con botones antipánico para poder trabajar más seguros sobre todo de noche. Hoy es indiferente porque te roban a cualquier hora del día y a la noche es peor. Nos roban en pleno centro, en Güemes, en todos lados. Es complicadísimo».

Para Veltri, sólo falta un poco de comunicación porque hay elementos que están implementando y que los ayudan a sentirse más seguros: «hay que organizarnos para mejorar las situación. Tenemos el diálogo con el municipio, con la Departamental también, pero necesitamos poner en práctica las herramientas. Los recursos están, lo que falta es voluntad».

Desde SICAMM tuvieron reuniones con los actores políticos y policiales por lo que creen que se podrá mejorar la realidad que están viviendo: «a nosotros nos recibieron, se pusieron las herramientas que teníamos en marcha y lo que tenemos que hacer es aceitarlas. Hay que denunciar los robos, anunciarlos en un grupo con la mesa de trabajo que tenemos. Ese mecanismo funciona porque hemos recuperado muchas motos».

La papa caliente

Como director de Defensa Civil, Rodrigo Gonçalves tuvo una gestión más que exitosa: en diversos sectores de la ciudad cuenta con reconocimiento por su labor, y gozaba, al menos hasta diciembre del año pasado, de una imagen excelente. Quizás pecando de tener demasiada vocación de servicio, se hizo cargo del área de Seguridad de la comuna y ahora se come cachetazos todos los días por decisiones que él no toma: en definitiva, la seguridad en la provincia de Buenos Aires es una responsabilidad del gobernador, Axcel Kicillof, y de su ministro de Seguridad, Javier Alonso.

En una entrevista para la FM 99.9, Gonçalves se refirió a esa situación: «siempre el pedido de la UTOI se hace con el debido requerimiento entendiendo que la organización de la provincia de Buenos Aires es emanada a través del Ministerio de Seguridad de la Provincia. No tenemos orden directa sobre los recursos. Es valioso y aporta mucho a las necesidades policiales. Incluso venimos desarrollando trabajos pero por pedido y requerimiento para mitigar algunas zonas “calientes” de la ciudad».

Mientras tanto, el ex titular de Defensa Civil tiene que afrontar el reclamo constante de los vecinos porque la situación es realmente muy difícil: «hay un requerimiento permanente de los vecinos y un descontento que no se puede negar. Esta nueva era de informatización genera que la realidad se comparta diariamente en las redes y se visualice. Hay mucho para hacer en términos de seguridad. Hay que tomar medidas y saber que no hay cambios mágicos, es algo que viene de larga data».

El trabajo es fundamental y establecer vínculos para brindarle respuestas efectivas a la sociedad en el día a día. Según Gonçalves, es el proceso que están atravesando: «son muchos años de desidia y no dar respuesta. Es necesario que el Poder Judicial tengan otra mirada respecto de la delincuencia. Muchos de los delincuentes que se atrapan diariamente vuelven a delinquir o tienen antecedentes. Es una discusión muy larga y amplia. Asumimos el desafío de tomar acciones que creemos que serán beneficiosas. El vecino no está contento, siente que está solo y tenemos que afianzar vínculos para que las respuestas sean ágiles».

Cuando sucede algún hecho, el vecino siempre quiere respuestas rápidas y es así donde el funcionario también cree necesario que los marplatenses tengan en claro dónde está el límite del trabajo que realizan: «hay que hacer educación cívica para explicarle al vecino que no le podes dar respuesta. Se torna complicado porque el vecino quiere hechos y a veces tardan en llegar. Esperamos llevar adelante un trabajo a mediano plazo que cambie la realidad de los vecinos».

Ni la Justicia se salva

Mientras Gonçalves pone la cara y el gobernador, su ministro de Seguridad y el jefe de la Departamental, brillan por su ausencia, la inseguridad es tan brutal, que hasta se producen robos en las fiscalías.

Eso sucedió esta semana en la Fiscalía Nº 10 de Delitos Económicos, en donde entraron delincuentes en la madrugada del jueves 29 de febrero. Según dijeron las autoridades, «sonó la alarma de la dependencia y los autores se dieron a la fuga».

Esta versión, sin embargo, se choca con otro testimonio que asegura que fue a las 8 de la mañana, cuando ingresó el personal que se encarga de la seguridad, que se encontró un escenario caótico y se dio aviso a la policía.

Siempre según las fuentes oficiales, los delincuentes buscaban objetos de valor ya que —aseguran y recontra juran— no faltaron ni expedientes ni documentación de la dependencia.

Menos mal, porque justamente es en esa fiscalía que cursa una importantísima denuncia contra el principal responsable de la seguridad en la ciudad, el jefe de la Departamental José Luis Segovia.

Pero, estamos seguros, de que sólo fue una mera casualidad.