En las crisis económicas de la Argentina, en particular las ocurridas desde la caída del Banco de Intercambio Regional (BIR) y los defaults seriales de la convertibilidad, Banco Mayo, Banco Patricios, etc., las denuncias al respecto de las responsabilidades penales de los banqueros siempre fueron criticadas por tener, a tenor de los críticos, el potencial de afectar la confianza en el país.
Esta cita ha sido reiterada hasta el cansancio, en particular en las publicaciones financieras. Léase: si cae un banco no habrá responsables, so pena de ser considerado un apestado a nivel financiero global. Sin embargo, ello ha cambiado, y mucho, y desde Islandia llega el primer ejemplo en ese sentido: un tribunal de Reikiavik ha condenado a nueve meses de prisión a los dos máximos responsables del banco Glitnir, el primero de las tres mayores entidades financieras que quebró, tuvo que ser intervenida, y que provocó una profunda crisis en el pequeño estado del Atlántico norte.
Se trata del ex consejero delegado del banco Larus Welding, y de uno de sus más estrechos colaboradores en la entidad, Gudmundur Hjaltason, que fueron acusados de fraude por haber concedido préstamos con un elevado riesgo que acabaron provocando la quiebra de la entidad.
En septiembre de 2008, los tres mayores bancos islandeses (Glitnir, Landsbanki y Kaupthing) quebraron consecutivamente por su voluminosa deuda, y arrastraron al país a su mayor recesión en seis décadas. Su rescate obligó a que el país pidiera ayuda financiera al FMI, a cambio de un severo plan de ajuste. Larus Welding fue arrestado hace un año por orden del fiscal especial que se encarga de las investigaciones por las causas de la crisis financiera.
El tribunal ha condenado a los dos directivos bancarios por haber aprobado un préstamo de 102 millones de euros sin las suficientes garantías a una sociedad tenedora de acciones de Glitnir, para que ésta a su vez pudiera pagar una deuda con Morgan Stanley. Aquella operación se realizó vulnerando las propias reglas de la entidad, elevó considerablemente los riesgos del banco, y acabó provocando pérdidas por 53,7 millones de euros.
Aunque han sido condenados, la pena impuesta a los dos directivos de Glitnir está muy por debajo de lo que el fiscal especial había pedido para ellos: cinco años y medio de prisión para Welding, y cinco años para Hjaltason.
Por su parte, en abril pasado, el ex primer ministro islandés, Geir Haarde, fue declarado inocente por la Justicia de su país tras ser acusado de no haber hecho lo suficiente para impedir la bancarrota del sistema financiero. En el juicio, Haarde negó responsabilidades en la quiebra bancaria sufrida por Islandia en 2008, alegando que no disponía de información al respecto. La sentencia del Landsdómur (un tribunal especial) exculpó a Haarde de tres de los cuatro cargos de que estaba acusado, aunque lo condenó por haber violado la ley sobre la responsabilidad de los ministros al no convocar reuniones del Consejo de Ministros para analizar la situación.
En Argentina, muy por el contrario, las causas no prosperan. El 9 de septiembre de 2008 Télam señalaba: “Más de una docena de banqueros de ocho entidades extranjeras de primer nivel serán indagados por al juez federal Sergio Torres en el marco de presuntas maniobras que se les imputan con motivo del “corralito” financiero de 2001, que impidió la devolución de depósitos en dólares”. Nada ha ocurrido, habiendo transcurrido cuatro años de dicha cita periodística basada en fuentes tribunalicias.