El empresario marplatense fundador de Gihon, explicó como desarrollaron la empresa local que produce el principal conservante de vacunas: “fue un emprendimiento que surgió en el quincho de la casa de mi papá”.
Mar del Plata tiene industrias que aportan elementos de vanguardia en un contexto muy particular como lo es la pandemia. En la ciudad, Gihon produce el Timerosal, componente que permite conservar las vacunas a nivel mundial.
Alberto Chevallier es uno de sus fundadores y comentó en la 99.9 el origen de una empresa con raíces bien marplatenses: “comenzó como todos los emprendimientos. Hace 30 años, me había doctorado en la UNMDP y tenía la opción de entrar a carrera de CONICET para continuar con nuestro trabajo de investigación. teníamos muchas ganas con mi padre y mi hermano de fundar una empresa de base tecnológica. Renuncié a mi cargo en la Universidad, me quedé con un cargo de docencia que hoy todavía tengo. Empezamos en un quincho, el de mi papá, para hacer las muestras y primeros ensayos del producto mientras reservábamos un bloque en el Parque Industrial”.
El tiempo fue pasando hasta conformarse en una empresa reconocida y de proyección internacional: “ahora es una empresa constituida y reconocida a nivel mundial que exporta moléculas que se sintetizan acá. Hace 30 años nosotros levantábamos las paredes, cortábamos el pasto y hacíamos de todo porque no había capital de riesgo. Fue todo muy duro y siempre recordamos como empezamos cuando a uno se le suben un poco los humos”.
Ahora son quienes se encargan de producir el conservante principal para las vacunas en general y para la del COVID-19 en particular: “Timerosal es nuestro caballito de batalla. Fue lo primero que hicimos, un desarrollo que hizo mi papá en la década del 70 por la necesidad de un laboratorio que no podía traerlo al país. Cuando comenzamos, lo hicimos con ese producto sin saber para que se usaba ni donde podríamos venderlo. Como la nuestra es un empresa de base tecnológica, queríamos ponerle conocimiento a las cosas que hacemos. Este producto era un bactericida potente que se usaba en la industria medicinal. Después aprendimos que se usaba hace muchos años como un preservativo de vacunas multidosis”.
A partir de allí, encontraron un universo donde expandirse a nivel mundial: “cuando hay que vacunar en regiones muy grandes que no tienen logística de caminos o servicios básicos, se hace con unas presentaciones multidosis y eso abarata mucho el costo de la vacuna. Hace mucho más fácil la logística de traslado y del frío y además, hace que dure mucho más. Si tienen un preservativo, las vacunas cuando se abren pueden estar 30 días en un refrigerador y si no lo tienen, a las 6 horas se debe descartar”, comparó.
El emprendimiento creció y encontró maneras de expandirse en todo el mundo, pero siempre desde Mar del Plata donde tienen la base de operaciones: “firmamos un contrato con la Fundación de Melinda y Bill Gates para asegurar la vacunación en países de extrema pobreza. Cuando esto se hace, son casi expediciones porque no hay nada. La inmunidad de rebaño para enfermedades como la polio, es de arriba del 95% de la población mundial y si los estados se distraen y no vacunan, podemos tener rebrotes como nos pasó recientemente”.