Alejandro Zufriategui: “La justicia es cómplice de las usurpaciones porque hay abogados que hacen plata con esto”

Así lo indicó en la 99.9 uno de los integrantes de Propietarios Usurpados de Argentina contando su historia particular ya que le usurparon una fábrica en Berisso en febrero de 2017 y nunca pudo sacar a la gente allí.

Las usurpaciones en la Argentina son una costumbre que cuenta con el aval de distintos estamentos políticos y judiciales. La problemática ha llevado a que las personas que sufren este tipo de situaciones se reúna para buscar soluciones.

Como integrante de Propietarios Usurpados de Argentina, Alejandro Zufriategui habló en la 99.9 contando su historia particular: “fui usurpado en febrero de 2017 y empecé un largo periplo que aparenta no tener fin. La justicia no existe en este país para estos temas, es imposible que te atienda un fiscal, un juez y hasta un comisario. Es un país muy difícil”.

Lo que denunció particularmente, es el negocio que se ha montado en torno a este tipo de usurpaciones: “hay cada vez más casos de casas y campos que son usurpados. En mi caso además fue con violencia, pero en otros falseando contratos y boletos de compra-venta. La justicia permite todo esto y es socia porque hay abogados que se enriquecen con estos temas”, agregó.

Lo que también dejó en claro Zufriategui, es que la propia política en su caso fue un actor fundamental para que tomen su fábrica y hagan un barrio: “a mí, un ala política del peronismo histórico de Berisso pergeño el plan de invasión de mi propiedad con connivencia de la municipalidad de Berisso. El día de la intrusión llegó un colectivo con gente y materiales para lotear mi predio de una manzana y lo hicieron. Desembarcaron unas 30 personas, llegó un funcionario municipal y la policía, comenzaron a mediar y el propio funcionario dice que la propiedad es privada, pero no tenían donde colocar esta gente y no podían hacer nada. Eso impide el accionar de la policía que tenía que desalojarlos”.

Hoy, después de más de dos años tiene familias viviendo en lo que antes era su fábrica, sin que siquiera lo atendiera la justicia. “Ahora hay unas 80 casas con antenas de DirecTV y todos sus servicios de luz, cloacas y demás. Vivimos en un sistema que promueve la villa. Me terminé enfermando, me agarré cáncer de colon y todo fue por el stress y la impotencia que genera todo esto”, finalizó.