Hubo un tiempo –y no hace tanto- en el que recibir un diagnóstico de cáncer implicaba poco menos que comenzar a despedirse del mundo. Hoy en día, el 50% de los casos se cura totalmente, y en algunos tipos específicos la remisión es absoluta en más del 90% de los afectados.
Para eso, ayuda ir al médico cuando uno está sano, no cuando ya está enfermo. El 4 de febrero fue establecido por la Organización Mundial de la Salud como el “Día Mundial de la lucha contra el Cáncer”, enfermedad no transmisible que en Argentina se transformó en la segunda causa de muerte. Sin embargo, esta posición, que no deja de ser preocupante, puede disminuir sensiblemente si se tienen precauciones sencillas que permitan la detección temprana. Esas mismas estadísticas dicen que en caso de atención precoz, las posibilidades de cura se multiplican exponencialmente.
Ocurre que el tema suele estar rodeado de un tabú hasta lingüístico, porque son pocos los enfermos –y su entorno- que hablan directamente del tema; antes bien, prefieren darle vueltas con eufemismos o directamente silenciarlo hasta donde sea posible.
“El tabaco es un veneno, agente principal del cáncer. Pero la marihuana también”.
Lorena Lupinacci
Existe la creencia de que el cáncer está aumentando peligrosamente, pero para algunos destacados especialistas como el radio oncólogo Dr. Luis Pinillos Ashton, no es así. Lo que está ocurriendo, en su opinión y la de colegas de igual nivel académico, es una evolución natural de la enfermedad. Como ex ministro de Salud del Perú, fundó Oncosalud, y tiene un récord de 67% de casos de cáncer curados.
En el mundo estamos viviendo una transición epidemiológica, que ya ha ocurrido en diferentes momentos. Lo que ocurre es que el aumento de la expectativa de vida hace que aparezcan las enfermedades que se presentan después de los 45 años. Y aunque el cáncer puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente a partir de los 45 o 50 años, lo que hace que parezcan más casos. Lo mismo sucede con las consecuencias colaterales del tratamiento, que se presentan hoy a los 15 o 20 años sencillamente porque antes no llegaban a esa sobrevida, y ahora la pueden superar ampliamente.
El cáncer es una enfermedad catastrófica que puede ser prevenida o detectada tempranamente. Es la enfermedad crónica más curable que existe: ni la diabetes ni la hipertensión se curan, pero el cáncer sí. Lorena Lupinacci es una joven médica oncóloga del Hospital Italiano, cuyo prestigio está fuera de discusión. Con ella conversamos sobre esos pasos a dar en la vida cotidiana que evitan o limitan la aparición de esta patología.
Noticias & Protagonistas: Hablar del cáncer y sus riesgos es valioso en cualquier momento, porque en nuestro país es la segunda causa de muerte, ¿verdad?
Dra. Lorena Lupinacci: Sí, después de las enfermedades cardiovasculares. Lo primero que hay que hacer es llamar al cáncer por su nombre, porque estamos habituados a decir “una larga enfermedad”; esto es un error. Lo primero que hay que hacer es perderle el miedo. El otro dato es que en 2008 a nivel mundial, causó 8 millones de muertes. Para el 2030, las muertes a nivel mundial estarían en 13 millones. El mensaje es que esto podemos evitarlo y está al alcance.
N&P: La pregunta es obvia: ¿cómo hacerlo?
LL: Una de las cosas más importantes son los hábitos. El tabaco es el primero: no hay que fumar, el cigarrillo no tiene una sola buena cosa. No sólo se asocia al cáncer de pulmón, también al de vejiga, boca, garganta, lengua. No hay que fumar ni cinco cigarrillos: cero. Con respecto a la dieta, hago hincapié porque está el alcance, es aumentar el consumo de frutas y verduras, y disminuir grasas. Cuando lo hacemos es porque pensamos en el colesterol y las enfermedades cardiovasculares; pero está demostrado que es terrible también para el cáncer de intestinos y de mamas; hay muchos casos con este diagnóstico.
N&P: Usted hace énfasis en el tema tabaco. ¿Qué pasa con la marihuana? Hay una presión fuerte sobre el tabaco, pero respecto del consumo del otro producto, el abordaje es bastante frívolo.
LL: Sí, cuando hablamos de los tóxicos del humo, la marihuana no está exenta. Dicen que es natural, pero también produce cáncer de pulmón, y algunos creen que es peor que el tabaco. Fumar es malo siempre.
N&P: Da pena escuchar al presidente Mujica afirmar que perdimos la guerra; o al juez Zaffaroni, que dice que es un problema individual.
LL: No, el que fuma en su casa arriesga a enfermarse él y a que también lo sufran los fumadores pasivos. Creo que deja de ser algo meramente individual porque incluso genera gastos importantes en las políticas de salud, que podrían orientarse a otras patologías. Como Estado, hay que cuidar a los ciudadanos. El mensaje es no, a ambos: a la marihuana y al tabaco por igual.
N&P: Usted está en el Hospital Italiano, que es un centro de referencia inmediato de estos tratamientos. Desde ese prestigio, ¿perciben la falla de no tener una política de salud guiando al que está sano?
LL: Es cierto que habría que aumentar las campañas de prevención. El cáncer de cuello de útero es un problema serio, que tiene detección temprana con el Papanicolaou, y la paciente se cura, se salvan vidas de mujeres jóvenes; si detectamos precozmente, con tratamiento local nada complicado, sin quimio ni rayos y con un costo mucho menor, se obtienen mejores resultados; entonces hay que prevenir. Otra cosa son los casos que llegan a mi consultorio cuando el diagnóstico ya está; yo hablo con los acompañantes, los familiares. Respecto del cáncer de colon, toda persona después de los 50 años tiene que tener estudios; si no lo hicieron háganlo, no es que tienen que ir a la colonoscopía, pero sí un test de materia fecal, muy económico. Hubo muchos estudios en el Italiano en los que se pudo detectar de manera precoz el cáncer y fue curable con cirugía, sin quimio ni rayos.
N&P: ¿Cuántos casos atienden? Y, grosso modo, ¿cuál es la evolución positiva en el tratamiento?
LL: Estimativamente hacemos 500 quimioterapias por semana. Tenemos mucha gente en nuestra institución ya que el Italiano atiende a toda la Argentina, viaja mucha gente del interior a atenderse en este nosocomio. Ocurre que, como les decía, además de excelentes profesionales y equipamiento, los casos de evolución positiva son muchos; la sobrevida hoy supera ampliamente lo que se calculaba hace apenas veinte años atrás. Y si son casos de detección temprana, mucho más todavía.
N&P: Al trabajar con un volumen grande de pacientes de todo el país, ¿detectan tipos de cáncer según la región, o es uniforme?
LL: En las provincias del NOA, el cáncer de cuello de útero es muy alto, y relacionado con el nivel socioeconómico. Por eso la importancia de la vacuna del HPV. La prevención hay que hacerla desde muy chicas, a las niñas en el colegio, al inicio de las relaciones. En el Sur se da menos, pero hay que pulir las estadísticas.
Polémicas y avances
James Watson, el codescubridor de la doble hélice de ADN en 1953 y premio Nobel junto a Francis Crick por este hecho en 1962 (Rosalind Franklin, la tercera del equipo, se quedó sin el reconocimiento), no tiene pelos en la lengua. Acostumbrado al éxito desde muy joven -el galardón de la Academia sueca le llegó con 34 años-, a los 84 sigue al pie del cañón. Y su última andanada ha estado a la altura: “El principal obstáculo para la curación del cáncer es el carácter conservador inherente a los estamentos que lo investigan“, y “mientras esto siga así, la curación estará siempre a 10 o 20 años vista“, ha dicho en un artículo en Open Biology.
La acusación, viniendo de quien viene, es dura. El momento de la publicación del artículo no ha podido ser mejor elegido: un día después de conocerse los datos de la evolución del cáncer en Estados Unidos (baja la incidencia de todos menos el de cuello de útero). En el artículo, el científico afirma que las nuevas terapias basadas en la genética, clave de los últimos fármacos que buscan tratamientos individualizados en función de las mutaciones de cada persona, “funcionan sólo durante unos meses”. Pero cree que bastarían 1.000 millones de dólares para tener identificados todos los genes implicados, lo que permitiría tratamientos que eviten que la célula tumoral escape al efecto de un fármaco con una nueva metástasis.
La gran promesa de la medicina regenerativa es utilizar cultivos de células madre para obtener tejidos y órganos que puedan trasplantarse a las personas con enfermedades hoy incurables. Un punto esencial, y polémico en los últimos años, es que esos trasplantes no sean rechazados por el sistema inmune del receptor. El Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas de Chiba, Japón, ha demostrado que la idea funciona en ratones con trasplantes de piel y de médula ósea sin signos detectables de rechazo. El trabajo se ha publicado en Nature y despeja uno de los mayores obstáculos para la aplicación clínica de las células madre.