El arquitecto argentino radicado hace 30 años en Francia contó su experiencia en la 99.9 en torno al conflicto con los “chalecos amarillos”: “Macron no supo resolver el problema porque pensó que se iba a calmar, pero se le complicó demasiado”, dijo.
La situación de desborde que se vive en Francia con las protestas de los denominados “chalecos amarillos” ha puesto en jaque el gobierno de Macron. Sobre todo con las expresiones más violentas que se han visto durante los últimos días que ya no están directamente ligadas a sólo el aumento en los combustibles.
Para tener una mirada de primera mano de estos hechos, el arquitecto argentino Carlos Fernández, radicado en tierras francesas hace 3 décadas, contó su experiencia al respecto. Desde Ruan, una ciudad ubicada a 120 kilómetros de París, contó a través de la 99.9 que “todo empezó por un problema de aumento de los combustibles. Hay bloqueos en toda Francia, no hay colectivos o andan muy poco, uno cada una hora y media o dos horas. Acá el auto es barato, te comprás uno usado por 3.000 euros”. La comparación que hizo también con nuestro país, es que “los medios de transporte en Francia son todos públicos, son del estado, no hay medios privados. Se está invirtiendo, haciendo metro pero siempre en las ciudades”.
La situación económica en general también es una afectación indudable que llega a un nivel de explosión como lo que se ha vivido con la movilización de los “chalecos amarillos”. Al respecto, Fernández dio distintos ejemplos de como se está viviendo: “hoy la renta financiera en Francia es un desastre, están pagando 0,75% por año. La inflación declarada es 1% pero hay cosas que aumentan mucho más. La gente lo está pasando mal, nunca hubo tantos pobres en Francia y no es culpa de Macrón, viene de hace varios años”.
Por otro lado, aclaró que “siempre se vio gente pidiendo en la calle, principalmente con refugiados e inmigrantes porque el tiempo para tener el asilo es muy grande; pero nunca la situación que se está viviendo ahora”.
Políticamente, Macron se hizo presente luego del G-20 en el lugar donde se desarrollaron los incidentes, pero sin embargo es difícil entablar un diálogo para la solución porque, a diferencia de lo que sucede en otras manifestaciones, no hay un líder visible: “nadie puede decir en este momento como terminará todo porque no hay interlocutores. En Francia las instituciones son muy serias e importantes. Que pidan la dimisión de Macron acá es una locura, además está haciendo lo que dijo que iba a hacer, no está sorprendiendo a nadie”, aclaró el arquitecto argentino.
Lo cierto es que la situación incierta no es una buena noticia, aunque desde su punto de vista, considera que subestimó la situación: “no supo resolver el problema porque pensó que se iba a calmar, pero se le complicó demasiado”, concluyó.