Se trata de una enzima que logra detectar la presencia del virus en un solo paso y que se emplea en kits rápidos y PCR. Hasta ahora se importa desde EEUU, Israel, Corea o China.
Con los contagios de coronavirus creciendo de manera acelerada al ritmo de la segunda ola, es vital detectar de manera más eficiente los casos de Covid-19. Pero aunque parezca una tarea sencilla, los test de diagnóstico llevan a cabo una operación imperceptible de cierta complejidad gracias a una enzima que hasta ahora se importa desde Estados Unidos, Israel, Corea o China, y que comenzó a producirse en el país.
“Nuestro material genético es el ADN, pero mucho virus tienen como material genético ARN. Como las pruebas de diagnóstico lo que detectan es ADN, hay que transformar ese ARN en ADN y para hacer ese paso se necesita a la enzima Transcriptasa Reversa”, explicó a Ámbito el científico Fernán Agüero, quien lideró la investigación. “Esta enzima se usa de forma rutinaria en los laboratorios hace muchos años, y la biotecnológica va generando distintas modificaciones para optimizarla, pero hasta el día de hoy no se producía en el país, así que nos planteamos ese desafío”.
La optimización de esta enzima a través de métodos de ingeniería genética trae diversos beneficios para la eficiencia del test de detección, la reducción de tiempos para obtener resultados y la realización del diagnóstico en un solo paso.
En primer lugar, reduce la primera etapa de 30 a sólo 5 o 10 minutos, lo que permite un mayor caudal de testeos.
Además, la enzima optimizada es termoestable. Esto quiere decir que puede funcionar a mayores temperaturas (la enzima natural se utiliza a 37°), lo que permite copiar un mayor número de moléculas de ARN de distintos virus, adaptándose a la temperatura más conveniente para cada uno.
También mejora la sensibilidad de los diagnósticos y se desenvuelve sin problemas más allá de la acidez o la cantidad de sales presentes en la solución donde ocurre la reacción. Una gran ventaja: se puede hacer toda la incubación en un único tubo de ensayo y de una sola vez, ahorrando un paso al operador y evitando la manipulación de muestras y la posibilidad de contaminación.
“Se hace en minutos y en un mismo tubo de reacción donde se deposita la muestra del paciente. Sin estas optimizaciones hay que hacer dos reacciones separadas: el bioquímico primero tiene que transformar el ARN en ADN, pasarlo a otro tubo y hacer otra reacción, con mayores costos operativos y mayor probabilidad de error por la manipulación”, contó Agüero.
Todos los kits utilizan este método, excepto los serológicos, ya que “en la sangre se detectan los anticuerpos contra el virus, no el material genético” y los de antígenos donde “se detecta una proteína que produce el virus y que circula por el cuerpo”, explicó.
Hasta ahora, la enzima se importa desde varios países líderes en biología molecular, como Estados Unidos, Israel, Corea o China. “De una u otra forma se termina comprando, sola o forma de kit. Y sale cara… ahora la producimos en el país”, señaló el investigador al mando del proyecto, uno de los 84 que cuentan con el apoyo de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) en el marco de la Unidad Coronavirus que integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y el CONICET.
A partir de este logro, se licenció la producción y comercialización de la Transcriptasa Reversa termoestable a la empresa Inbio Highway, radicada en la ciudad bonaerense de Tandil y encargada de escalar la producción de un kit a partir del uso del nuevo reactivo, co-desarrollado también por la Universidad Nacional de San Martín.
Ya hay un primer lote a la venta, destinado a los laboratorios que producen los kits, centros de análisis, hospitales e institutos de diagnóstico. Incluso Agüero no descarta la posibilidad de exportar el producto, ya que se puede producir mucha cantidad a bajo costo. Y más allá de la coyuntura urgente del Covid, en el futuro el reactivo podrá utilizarse para cualquier virus detectable a partir de material genético ARN, como los del HIV y la hepatitis.