Así lo indicó el investigador argentino en la 99.9 luego de que el descubrimiento que hizo con su equipo de trabajo y en colaboración con científicos de Australia, tomara estado público. Además, se refirió a su particular desarrollo en el área de las ciencias.
La noticia tuvo un impacto internacional. Nuevamente un grupo de científicos argentinos encabezado por Claudio Fernández, ha logrado identificar un avance importante en la lucha contra el Parkinson.
En la 99.9 el propio investigador, que además tiene una historia personal muy particular, contó de que se trata este descubrimiento: “identificamos la proteína que está implicada en la patología en 2005. Estudiamos la variante normal y la anormal que es la que desarrolla la enfermedad. Lo distinto es que trabajamos con tejido cerebral de pacientes post-mortem que tuvieron Parkinson y cuentan con la acumulación de esta proteína anormal”.
A partir de ahí, pudieron encontrar un patrón destacado para la búsqueda de algún fármaco que pueda prevenir la enfermedad: “lo que observamos es que las propiedades que se generan en la mesa de trabajo son distintas de las que provienen del paciente y por eso sería importante tener un banco de cerebros para trabajar. En el caso de la atrofia múltiple sistémica, en general, la acumulación de proteína tiene un patrón similar en todos los pacientes, pero no sucede lo mismo con el Parkinson. Esa variabilidad nos permite conocer la forma de la proteína acumulada y como generar fármacos que prevengan que la proteína se transforme en un agente tóxico y paralelamente disuelvan las proteínas acumuladas. Hemos armado un equipo transdisciplinario con biólogos, biofísicos, químicos y médicos neurólogos”, señaló.
La detección de este tipo de elementos, es lo que todavía no permite evitar la aparición de la enfermedad o una mayor detección temprana teniendo en cuenta que una vez avanzado el Parkinson los efectos son irreversibles. “Es muy importante la búsqueda de biomarcadores para hacer prevención porque generalmente cuando una persona consulta al médico, ya tiene una muerte neuronal del orden del 70 o 75% y es imposible ir para atrás”, dijo Fernández.
Su historia se inicia a unos metros de la Villa 1-11-14 donde su humilde familia inculcó los valores de la educación para el desarrollo personal y de todo el grupo familiar: “mi papá era fletero y mi madre ama de casa, aunque quería ser profesional y sus padres le dijeron que era un sueño exagerado para una mujer. Terminó haciendo un curso de corte y confección y siempre me dice que toda esa frustración la proyectó en sus hijos”.
Tanto él como sus dos hermanos, lo entendieron y apostaron a ello sabiendo que era la única forma de crecer: “la educación universitaria superior, para nosotros, en el contexto donde crecimos era la única herramienta para igualarnos social, cultural y hasta económicamente”, finalizó.