Como en botica

“Sin choripán ni tetrabrik, sin micros ni bolsones, va a haber una marcha motivada por la indignación que genera el kirchnerismo” (Bussi). “Van a ir miles de jubilados porque no les pagan el 82%” (Páez). “Es una marcha negativa, sin vocación transformadora” (González Navarro). “Contra la mordaza del gobierno” (varios).

“Nunca hubo tanta democracia” (CFK). Como pueden ver, hubo de todo. Analista, politólogo y encuestador, Roberto Bacman no es la primera vez que toma contacto con nuestro medio para hacer su análisis de la coyuntura. Esta era una magnífica oportunidad, que aprovechamos.

Noticias & Protagonistas: ¿Cuál es su lectura de lo ocurrido aquella noche?
Roberto Bacman: El escenario es complicado. Hay una Argentina escindida, esto ya lo vimos hace un año en las elecciones. La diferencia está en que hay un gobierno con un Partido que es el único que quedó en pie, con un porcentaje importante de apoyo. Y una oposición muy dispersa, con un sector social molesto con el gobierno, pero que no encuentra una alternativa válida hacia la que volcar sus preferencias.

N&P: ¿Se quejan pero no hay liderazgo? Pues igual no paran de quejarse…
RB: Esto es cierto, pero lo que hay que contar en principio es en que fue la clase media y media alta, mientras los sectores más bajos tuvieron su movilización gremial.

N&P: Analizando el nivel de ingresos, ¿los camioneros son clase media?
RB: Por salarios sí, pero por estructura socioeconómica de variables clásicas no, porque todavía son evidentes los problemas de nivel educativo. En cuanto a ingresos claramente sí, sobre todo si tomamos algunos casos como los petroleros del Sur. También los bancarios fueron alguna vez clase media, pero hoy, lo mismo que los maestros, medido en sueldos están más cerca de la clase baja. La Argentina tuvo una clase media muy fuerte, de la que se sintió orgullosa; pero esos sectores hoy no tienen representatividad, es gente que está quejosa, y el mayor problema es que no visualiza una salida.

N&P: Bueno, pero los bancarios entran con 7.000 pesos de salario mínimo. La queja pasa más por el recorte en ganancias que por otra cosa…
RB: Claro, los que salen a la calle piden reivindicaciones desde ingresos altos. Se podría quejar toda la clase alta y media, los que pagamos ganancias y otros impuestos. Pero también salen los obreros en protesta contra el mínimo no imponible. En el caso de los camioneros hay mucho monotributista que se compró el camión pero sigue sindicalizado, aunque no trabaje en relación de dependencia.

N&P: Tienen una actitud un poco particular cuando paran…
RB: Es cierto. Cuando hacen los suyos propios, por lo general son a mediodía porque así le dan tiempo a que entreguen alimentos y bebidas por la mañana, y paran después. En fin, depende mucho del poder de fuego de cada sindicato.

N&P: De todos modos los gremios están divididos. Moyano quiere consolidar su espacio pero coartando la posibilidad de ir a trabajar. La CTA marcó sus diferencias, nada es fácil en el mundo sindical, ¿verdad?
RB: Si, aunque la mayor parte quiera parar; porque no solo hay cuestiones gremiales, salariales o por paritarias, eso casi ya está arreglado. Pero lo que queda bajo el agua es que hay cuestiones de poder, con algunos sindicalistas que quieren presentarse como alternativa. Si uno asegura que en la oposición no hay nadie que capitalice el descontento social, que genere simpatías, imagínense el lugar que tienen los gremialistas: desde la crisis del 2001 que no logran levantar cabeza

N&P: Hay un tema de dinero que se debería destinar a enfermedades graves, que está dando vuelta en diferentes cajas…
RB: Si, la administración de fondos especiales para medicamentos de enfermedades raras o graves. Eso terminó mal, con gremios reclamando millones. Y hay otro tema, el de la gente que se sentó en sus sillas hace 30 o 40 años, llevando adelante una democracia formal en el gremio pero sin permitir la renovación. Eso en algún momento se siente, se necesita gente más joven, nuevos afiliados a los que nunca les dejan sacar la cabeza.

N&P: Moyano tiene una hermana en nuestra ciudad que es dirigente, y sin embargo nunca fue camionera. Pero como ahora está enojado con el gobierno, a muchos les cae simpático…
RB: Cuidado con esto, muchos pueden estar enojados con Cristina Fernández y como cualquier sector tienen derecho, pero desconfían enormemente de Moyano. Hay mucha gente antiperonista viendo que el perfil de Moyano como interlocutor es muy complicado.

N&P: Hay algunos que se adueñaron de los gremios. ¿Qué pasa abajo con los que quieren un espacio?
RB: Ese es un gran tema que en algún momento habrá que definir y que estas crisis dejan al descubierto; como pasó con la política, con el sistema de partidos y las lealtades tradicionales que un día explotaron. El Radicalismo que tuvo alguna vez un piso electoral del 30% durante años, a partir del 2001 se destruyó y no se sabe cuál es su piso ni su techo, algunos volcados a la centro izquierda, otros más próximos a Mauricio Macri. Yo creo que al sindicalismo le va a ocurrir también una renovación.

N&P: Hablemos claro, Moyano, Lezcano, Cavalieri, son gente que surgió en los ´70 y que hoy son millonarios, con muy poca identidad respecto de los trabajadores.
RB: Es un sindicalismo que nació, creció y hace décadas que se mantiene. Debió haber ocurrido el cambio antes, quizás haga falta una nueva lealtad, una vuelta de tuerca, reconstruirse como los partidos, con un proyecto propio y definido.

N&P: Pero Macri, que podría capitalizar el descontento, parece dormir la siesta
RB: Es verdad. Hay una interna que parece decirle “Macri, es hora de que gobiernes, toma los subtes, demostrá a la gente que podés administrar la ciudad”. Eso se ve bien en las encuestas, donde se ve que la gente está ávida de que alguien se despierte; lo están esperando, pero mientras no aparezca el gobierno seguirá su camino.

N&P: ¿Además no hay otras tensiones subyacentes?
RB: Si, claro, empezando por los medios que hacen realidad-ficción, y la pelea desmadrada que generó pérdida de credibilidad en todos. En algunos casos nacieron sin ser medios independientes, o sin posicionarse como periodistas; son medios militantes o comprometidos. El problema es que hoy este concepto de periodismo independiente está en tela de juicio y pasará tiempo para rearmarlo.

Desmadre en la red

Es común encontrar quienes dicen haber “descubierto” un tema sólo por el hecho de habérselo escuchado a Jorge Lanata, y eso no es bueno; como tampoco es bueno que una panelista como Cynthia García se peleara en cámara con otro (Orlando Barone) en un programa que está en las antípodas del primero. Parecen, ambos, iluminados recién descendidos de alguna carabela.
Ahora, tampoco pensemos que esto es consecuencia de un perfil periodístico vernáculo, porque las discusiones entre la cadena Fox y sus rivales en los Estados Unidos no tienen parangón, especialmente contra HBO; para los Demócratas la Fox es Clarín, un demonio destructivo y mentiroso que enloquece a la gente en contra del presidente Obama.
“Lo que pasa es que así como en los 70 nacía una generación gremial que se quedó enquistada en el poder, también nació un nuevo rol de los medios en el imaginario de la gente”, planteó Bacman, admitiendo que tanto el ser crítico como hablar bien dejó de ser algo “independiente” en todo el mundo. De hecho recuerda con buen criterio que los primeros diarios a fines del s.XIX eran expresión de los primeros Partidos Políticos modernos del mundo que buscaban el apoyo popular. Esto también ocurrió en la Argentina, y a nadie le parecía mal. Pero el rol fue cambiando, se transformaron algunos en blogs, y se sumaron las redes sociales de probada influencia.
Por eso muchas veces hay que ser cuidadoso con el tema de los foros de lectores, para evitar tener que controlarlos –lo que implicaría para algunos “censura”-, o dejar que fluyan libremente –con lo que el riesgo es el verborrágico descontrol-. Sobre este punto el entrevistado es claro: “Es un tema de análisis porque hay dimensiones extremas que se tocan. Hay medios ordenados, prolijos con las respuestas del público, antes se cuidaban más; pero últimamente aumentó la violencia verbal y ya no se puede enmadrar. Dicen cosas horribles y uno no puede vivir poniéndose en pretor”.
El efecto nocivo muchas veces se potencia con las posibilidades tecnológicas que, siendo fantásticas, quedan en manos de descontrolados recordando un poco la pena experimentada por Einstein cuando dijo que de haber sabido de Hiroshima no hubiera descubierto la fusión del átomo. Hoy el ida y vuelta en Internet, con el respaldo del anonimato, permite hacer más escatología que opinión.

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