El cauce del río Paraná continuará en descenso hasta el verano y se acentuará con la llegada del fenómeno La Niña. Los problemas abarcarán desde una disminución de la fauna íctica hasta un cambio en el sabor del agua potable, según el análisis de distintos especialistas en climatología, hidrología y biología que respondieron a un informe del diario Época.
Desde el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL) de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) anticipan que el nivel del cauce descenderá aún más por la falta de lluvias en las cuencas de los principales afluentes. Esto traerá consecuencias devastadoras para la fauna y flora en los siguientes cinco años.
El investigador por el CECOAL y especialista en manejo de ecosistemas, Juan José Neiff, anticipó al diario época que la bajante histórica del río Paraná continuará hasta el verano o, incluso, hasta fines de la estación en 2021. La escala hidrométrica de Prefectura Naval Argentina registró el sábado una altura de 70 centímetros en el Puerto de Corrientes y oscila alrededor de esta marca desde el 12 de mayo. En tanto, se mantiene cerca del metro desde el 15 de abril.
Las variaciones comenzaron a evidenciarse en las costas correntinas el 10 de junio del año pasado cuando llegó a 5,50 metros y desde esa fecha comenzó a caer hasta los niveles actuales.
La marca registrada superó el récord de la última década correspondiente a mayo de 2009 con 1,51 metros y al más reciente: noviembre de 2019 con 1,49 metros, según datos de Prefectura.
Vale remarcar que no se registraba tal magnitud en una bajante en las costas correntinas desde la primeras décadas del Siglo XX. En 1901 el hidrómetro llegó a diez centímetros. Mientras en 1903, 1916, 1918 y 1925 tocó el piso de 0 (cero) centímetros. Más cerca en el tiempo, llegó a 24 centímetros en 1968, según datos del CECOAL.
Por otra parte, el agroclimatólogo Eduardo Sierra, había anticipado que a fines del 2019, que la recuperación del cauce tendría fecha en junio por lluvias en el río Paraguay (afluente del Paraná). Sin embargo, el CECOAL y el Instituto Nacional del Agua (INA) aseguran que las condiciones climáticas cambiaron y no se dará el fenómeno.
“No va a llegar la creciente del río Paraguay porque en su alta cuenca no hubo precipitaciones significativas durante el verano y el otoño”, remarcó Neiff. Bajo esta línea, el subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borús, dijo: “La perspectiva es muy desfavorable con lluvias muy erráticas y escasas por lo menos hasta el 30 de junio”.
El especialista de la UNNE recordó además que en los próximos meses se entrará a una nueva fase de La Niña. Es un evento meteorológico mundial que responde a un enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico y provoca escasez de lluvias y sequías en Sudamérica. “El escenario conduce a una bajante muy prolongada”, sentenció.
Para entrar en una fase de crecida del río se necesita la llegada de precipitaciones intensas que, por un lado, logren humedecer los terrenos secos y luego recién pasar a formar parte de la cuenca. “Se debe producir un excedente a través de lluvias torrenciales”, precisó Neiff, quien también explicó que la recuperación dependerá de la deficiencia en cada sector.
Las consecuencias de la sequía regional no tienen un origen específico conocido por los científicos. Sin embargo, el investigador del CECOAL analizó que se debe a fenómenos climáticos de onda larga (extensos en el tiempo) que son difíciles de predecir, por lo que los datos del río que alimentan un modelo abarca desde de 1901 a 2020. “Esto es un soplo de la historia”, gráfico.
Para los próximos meses se espera que el nivel del agua en las costas del puerto llegue a puntos tan bajos como 20 centímetros y 0 centímetros (cero). “No sabemos hasta cuándo permanecerá la bajante pero hemos notado que cambió la periodicidad y la época del año en que se manifiesta estos fenómenos”, concluyó.
Peces en peligro
La fauna íctica del Paraná está integrada por una gran variedad de especies como surubíes, dorados, armados, pacús, bogas y mandures. Tanto los adultos como los pequeños se verán afectados.
Los peces, al no poder llegar a los cursos de agua, quedan varados en el barro y los bañados. “Vamos a ver una mortandad muy grande debido a que los cuerpos de agua son muy playos, de poca profundidad, y las temperaturas bajas”, indujo.
Una situación que ya ocurrió esta semana en el río Monte Lindo, que divide a los departamento paraguayos de Presidente Hayes, Chaco y San Pedro, y desemboca en el río Paraguay. “Este fenómeno que ocurrió a 250 kilómetros del Norte Formosa ocurrirá también en nuestra región. Es un peligro latente que va suceder”, lamentó Neiff.
El intendente de Empedrado, José Cheme, grabó este viernes con su teléfono celular el escaso cauce del río que lleva el mismo nombre que la localidad ubicada a más de 50 kilómetros de Corrientes. Allí mostró a sus seguidores “cientos de peces” agrupados en cardúmenes bajo el puente que pasa sobre la corriente.
“Parece que hay más peces y es porque se concentran en las pocas zonas cubiertas de agua. Las consecuencias se van a ver dentro de cuatro y cinco años en adelante”, vaticinó.
La falta del líquido en la zona de bañados y lagunas producirá la pérdida de un ciclo reproductivo, por lo que no se reclutarán nuevas poblaciones.
Por último, el investigador remarcó que la concentración de fósforo y nitrógeno en el Paraná ocasionará la aparición de algas verdes que le darán un gusto desagradable al agua. Así, el proceso de potabilización se encarecerá. “Los efluentes domésticos cloacales y pluviales son recibidos en caudal menor. Es un fenómeno conocido como eutrofización cultural” , finalizó. La bajante será, en los próximos meses, seguida por expertos y concentrará su atención por lo menos hasta mediados de 2021.