Cuesta decirle que no al trabajo y a las redes sociales

Una investigación publicada en la revista Psychological Science, indica que los seres humanos no pueden negarse a las obligaciones laborales . Estudiando el poder de autocontrol, se determinó que las personas actúan de manera contraria a la que realmente desean.

Las universidades de Chicago, Minnesota y Florida, en Estados Unidos, realizaron una investigación que describe los impulsos más difíciles de resistir para las personas. El estudio demuestra cómo, por el poder de autocontrol, uno actúa de manera contraria a la que realmente desea. Los resultados surgen luego de encuestar a  205 adultos de entre 18 y 55 años que viven en Alemania. Todos ellos, durante una semana, completaron 7.827 cuestionarios donde consignaron todo lo que iban deseando. Al finalizar esa experiencia, los investigadores definieron cuáles son las acciones a las que las personas no pueden negarse. Entre ellas se encuentra la necesidad de mirar el teléfono celular, consultar el correo electrónico para ver si hay un nuevo asunto de trabajo y mirar las actualizaciones de las redes sociales.

Además, el estudio analizó los deseos que se sienten con más intensidad. Las ganas de dormir, de tener sexo, de relajarse, de hacer compras y de comer, fueron las acciones más presentes en los encuestados. Sin embargo, son las que generan más conflicto y resistencia. Eso significa que el ser humano se autocontrola para no concretarlas. Los investigadores destacaron que las ganas de dormir aparecen en cualquier momento del día, y que el consumo de tabaco, alcohol y café generan un deseo débil y no son irresistibles.

El trabajo aparece entre los deseos, pero por debajo de los mayores placeres. A los participantes del estudio les costó mucho resistir el deseo de trabajar o de usar redes sociales. En cambio, sí se pudieron resistir a  practicar deportes, a los impulsos sexuales y a las ganas de gastar dinero. “Los resultados sugieren una lucha entre la inclinación natural a descansar y a relajarse, y la tensión permanente que generan el trabajo y las obligaciones de la vida cotidiana“, expresó Wilhelm Hofmann, coautor del estudio.