Según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), las modificaciones sobre el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias elevarían el tope más bajo a $9.251. De no ser así, cada vez más trabajadores tendrán que pagarlo.
El Impuesto a las Ganancias es una de las cuestiones más discutidas por la opinión pública, especialmente por su aplicación sobre los haberes de trabajadores y jubilados. Para que sea aplicado con un alcance similar al que tuvo en 2011, el Gobierno debería disponer un aumento del 60% en las deducciones y el salario mínimo alcanzado por el tributo, actualizando en igual proporción los ingresos topes que definen las alícuotas.
Ésa es la conclusión que se desprende de un estudio elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Allí se demuestra que si para este año se incrementan las deducciones y los salarios en un 25%, el peso de la carga tributaria seguiría resultando mayor a la de los últimos años. La actualización que se necesita para corregir los efectos de la inflación, según el IARAF, tendría que ser para un asalariado soltero y sin ninguna deducción tributaria, a partir de un ingreso neto mensual promedio de $9.251,20. Quien tenga un cónyuge y dos hijos a cargo, sería alcanzado por el impuesto si su salario llega a los $12.796,80. Las cifras surgen de aplicar el 60% a los sueldos más bajos actualmente afectados por el tributo, es decir, haberes de $5782 en el primer caso y de $7998 en el segundo.
Además, el análisis se indica que deberían ajustarse las cifras que marcan el ingreso máximo, para que se aplique una u otra alícuota. El esquema de Ganancias tiene una tabla con siete escalones, cada uno con una tasa diferente según los ingresos que quedan afectados. Al no modificarse los montos que definen si alguien cae en un escalón o en otro, los aumentos nominales de salarios producen saltos que derivan en el pago de tasas más elevadas, incluso cuando no se modifica el poder adquisitivo.
El estudio del IARAF señala que en 2012, un empleado sin cargas de familia, con un salario mensual promedio de $7.500, llegó a sufrir un descuento por Ganancias equivalente al 2,2% de su ingreso neto. Si en 2011 ganó una cantidad de dinero similar en términos reales, la carga impositiva fue del 0,3%. Para este año, si no hay actualizaciones y el salario sube un 25%, el peso del impuesto se elevaría al 6,6%. Pero si se producen ajustes del 25% sobre los sueldos mínimos y las deducciones, la tasa quedaría en 3,1%.
El estudio resalta que en el caso de una persona con cargas de familia y un sueldo mensual de $15.000, el descuento rondó el 9,3%, contra el 5,9% de 2011 para un ingreso de igual poder adquisitivo. De no mediar cambios, este año el impuesto se llevaría el 14,5%. Y si el ajuste incrementa un 25% la base imponible, la tasa de descuento llegaría al 10,9%.
El mayor cambio, en caso de que se eleven las variables en un porcentaje similar al esperado para el salario, se daría un incremento en las cargas pero no habría más trabajadores alcanzados por el Impuesto a las Ganancias. Sin dudas, la decisión generará tensiones en la negociación salarial, ya que en el último año los incrementos obtenidos en paritarias se licuaron con una mayor carga impositiva.