Se trata de Federico Cicora, el profesional que en 2012 encabezó la operación mediante la cual Sandra Mihanovich le donó un órgano a su ahijada.
Hace más de 25 años, mientras caminaba hacia la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP por calle 60, el por entonces estudiante universitario Federico Cicora no tenía definida la rama de la salud en la que quería especializarse. Incluso, en el año 1997, apenas recibido de médico y sin estar del todo convencido entró en la residencia de terapia intensiva del Hospital San Martín. Hoy, aquel joven que no tenía definida su vocación es uno de los nefrólogos más respetados del país y del continente.
“A medida que va transcurriendo el tiempo en la carrera, te vas interiorizando y fascinando. Lo que me cautivó de la nefrología es la posibilidad de ampliar la expectativa de vida de los pacientes y poder mejorarles su calidad de vida”, explicó este médico de 45 años.
Como una muestra fiel de esta posibilidad que le permite su profesión, desde Formosa, lugar al que viaja con asiduidad y en el que a través de un programa ya ha realizado más de 150 trasplantes junto con su equipo, Cicora contó a este medio: “Acabo de trasplantar a una pareja de hermanos. La madre de los chicos, llorando de emoción, me dijo que yo no sabía lo que era ver sufrir diez años a un hijo”.
Traspasando las barreras del ámbito profesional, el nombre de este médico nacido y formado en La Plata obtuvo reconocimiento público en el año 2012, luego de haber encabezado el trasplante de Sonsoles Rey Obligado, ahijada de Sandra Mihanovich, quien recibió un riñón de la afamada cantante argentina.
En relación a aquel momento que se convirtió en una bisagra en su carrera, Cicora recordó que “Sandra acompañaba a su ahijada a las consultas, y un día me planteó si ella podía ser donante. Se hicieron los estudios de compatibilidad y como no tenían lazo sanguíneo, un juez tuvo que constatar que no hubiese interés económico. Transcurrieron cinco años de aquella intervención y Sonsoles anda muy bien, tanto como Sandra y como el 99,9% de los donantes, que pueden vivir perfectamente con un solo riñón toda la vida”.
Para este reconocido médico, casos tan resonantes como el de Sandra Mihanovich, sirven para “tomar conciencia acerca de la donación. Hay 7.500 pacientes en lista de espera. Tenemos que pensar que todos en algún momento podemos ser potenciales receptores”.
En formación permanente
Con un posgrado realizado en la prestigiosa Universidad de Harvard, estudios cursados en la Universidad de Miami y habiéndose desempeñado durante 13 años como docente ad honorem de la cátedra de Trasplante de Órganos de la Facultad de Medicina de la UNLP, en paralelo a su trabajo de médico nefrólogo el doctor Cicora nunca dejó de lado su pasión por la investigación.
Esta vocación docente y de estudio lo llevó a publicar, junto con sus colegas Javier Roberti y Gaetano Ciancio, el libro Inmunosupresión en trasplante renal, una investigación científica destinada a médicos y estudiantes que proporciona información actualizada y en castellano sobre las drogas que hay que proporcionarle al receptor de un riñón, con el fin de que su organismo no lo rechace.
“En un trasplante siempre tratamos de engañar al sistema de defensa de cada receptor. Al reconocer al injerto como un cuerpo extraño, el organismo tiende a rechazarlo. Para que eso no suceda, esas drogas adquieren un rol fundamental y son personalizadas dependiendo del tipo de paciente y las circunstancias”.
En un ámbito en el que no siempre es posible acceder a publicaciones científicas internaciones, ya sea por barreras idiomáticas o económicas, la obra (la primera en abordar la temática en castellano) “no tiene ningún interés comercial. Nuestra idea es difundir el conocimiento científico y que sirva de aporte”, concluyó el médico platense.