La investigadora del CONICET Tamara Seiffer desató una polémica nacional con sus declaraciones sobre los niveles de pobreza actuales en Argentina. Esta mañana en la 99.9, brindó datos para fundamentar su comparación con lo que ocurría en la década del ’90. “El aumento del gasto social y en asistencia no es algo exclusivo de esta década”, agregó.
Sus palabras generaron un verdadero revuelo mediático. La investigadora del CONICET Tamara Seiffer comparó los niveles de pobreza actuales con los de la década del ’90, ubicándolos casi en el mismo lugar. Sus afirmaciones desataron una ola de críticas y réplicas públicas.
Esta mañana, Seiffer habló en la 99.9 y amplió el concepto: “hay muchos elementos que hacen similar al momento actual con la situación de los ’90. El revuelo se arma con la falta de publicación del Gobierno de las cifras de pobreza en el último trimestre de 2013, los estudios deciden hacer trabajos propios y se ve que estamos en cifras similares a las alcanzadas en los ’90”.
“Después, está el problema de lo que esto expresa. Lo que uno ve son otras tendencias que están presentes, como lo que pasa con el mercado de trabajo, porque el aumento del empleo no cambia la estructura general del mercado de empleo en Argentina, que se basa en el trabajo precario, que es un tercio de los ocupados. Se observa que algunos salarios están por debajo del nivel de pobreza”, indicó.
Por otro lado, aclaró que una de las banderas que el Gobierno nacional alzó durante tanto tiempo no es propiedad de la gestión de Cristina Fernández: “lo que señalamos también es que el aumento del gasto social y en asistencia no es algo exclusivo de esta década, sino una tendencia previa que se venía realizando, y también se manifiesta en países como Estados Unidos. No responde a un cambio de modelo sino a una tendencia previa que está relacionada con el problema que empiezan a tener los miembros de la clase obrera para vivir solo de su salario”.
Entre los múltiples problemas que dificultan la generación del empleo, está la aparición de la tecnología, ya sea con maquinarias o a través de la informatización. “El problema general sucede cuando se incorpora maquinaria y se expulsan trabajadores. Esto no necesariamente tiene que ser en términos absolutos, pero lo que se ve a nivel mundial es un proceso de producción de una población que se convierte en sobrante para las necesidades medias de la acumulación”, definió la investigadora del CONICET.
Pero más allá de la producción industrial, Seiffer dejó en claro que “Argentina sigue siendo un país que depende de la renta agraria, y es un elemento que no lo distingue de décadas anteriores. La importancia que tiene la soja, más allá del discurso que tiene el crecimiento de la industrialización, sigue siendo una fuente de compensación”.
Por último, pero todavía como uno de los argumentos de la comparación inicial, aparece el tema de los sueldos, que no es menor: “otro de los elementos son los bajos salarios, porque se convierten en la fuente que compensa los capitales ineficientes que no pueden competir por la baja escala que tienen. Se convierte en un rasgo estructural y no depende de un problema de voluntades individuales”. En base a ello, dio otra fuerte definición sobre lo que sucede en el país: “en Argentina hay pobres porque al capitalismo argentino le sobra gente”.