María Cristina Calligaro es la propietaria del local que Adrián Alveolite clausuró a la fuerza, razón por la cual hoy está procesado. Esta mañana en la 99.9, explicó la situación y recordó aquella irregular intromisión en el local comercial y en su propio domicilio. “Cuando llegaron los efectivos de la Novena, lo encontraron sentado en un sillón del living de mi casa. Me faltaba mucho dinero, y las alhajas”, denunció.
El procesamiento de funcionarios del gobierno de Gustavo Pulti es una realidad ya instalada. Una denuncia contra Adrián Alveolite terminó en una causa por la que deberá explicar el uso indebido de la fuerza y la clausura de un local donde la documentación parecía estar en orden.
La propietaria del local en cuestión, María Cristina Calligaro, habló esta mañana en la 99.9 e hizo un repaso de los abusos que sufrió por parte del actual Secretario de Seguridad del Municipio. “Acá vinieron por una denuncia falsa. Alveolite, sin consultar y sin darnos la oportunidad de llevarle la documentación, apareció con la autoridad militar que tiene y clausuró, junto con Mónica Vargas. Cuando vinieron, nosotros no estábamos; nos llamaron por teléfono para decirnos que nos habían tomado la casa”, explicó.
Ante semejante aviso, regresaron a la ciudad desde Buenos Aires y se encontraron con el peor escenario: “contratamos un remis y nos vinimos para acá. Nos encontramos con un desastre, porque estaba clausurado el local a pesar de que lo tenía habilitado; y Carolina Beratz, que era quien me alquilaba, tenía la declaración jurada en regla”, dijo Calligaro. Luego, continuó: “vinieron después a mi casa, patearon la puerta y entraron. Me vaciaron dos placares, me tiraron la ropa afuera, los cuadros rotos tirados en la calle; está todo en la causa y hay testigos”.
Como si no fuese suficiente el abuso que cometió Alveolite contra esta familia, Cristina Calligaro lo acusó de haber extraído cosas de su domicilio: “a todo esto, Alveolite estaba sentado adentro de mi casa. Cuando llegaron los efectivos de la Novena, que se portaron muy bien, lo encontraron sentado en un sillón del living de mi casa. Me faltaba mucho dinero, y las alhajas”.
Mientras la justicia comienza a intervenir, el local no puede ser utilizado y los ingresos de la propietaria se ven afectados. Ni qué hablar de Beratz, la mujer que usufructuaba el local. Por eso, Calligaro volvió a arremeter contra Alveolite: “este señor salió en La Capital diciendo mi nombre, mi dirección y diciendo que somos intrusos; pero nosotros tenemos escritura pública ante escribano. Hace 20 años que estoy acá. No soy jubilada, ese local lo habíamos hecho para generar un ingreso. Ahora, se me corta esa posibilidad por un capricho de Alveolite”.
Después de lo ocurrido, nadie quiere dar una explicación razonable; mucho menos, el Intendente, a quien fueron a buscar. “Se creen que son dioses. Pedí cinco veces que me dé una audiencia el intendente Pulti y estoy esperando que me pueda atender. Fue todo una tramoya entre las dos mujeres denunciantes, que son de apellido Joaquín, y estos tipos para hacer guita”, remarcó Calligaro.
Ahora, las cosas se definirán en la justicia con el procesamiento de Alveolite, donde tendrá que dar las explicaciones pertinentes. Por último, María Cristina indicó: “lo que más bronca me da es que es una denuncia falsa que no investigaron. No solo me perjudicó a mí sino también a Carolina, porque a ella le clausuraron. Lo desafío a Alveolite a decir que soy una intrusa con todos los papeles en la mano, como corresponde”.