El psiquiatra que trabaja en la Unidad Penal 44 de Batán habló en la 99.9 sobre el consumo de drogas y la dependencia que genera en personas que después desarrollan distintas patologíaas.
Ante distintos casos que se dan a lo largo y ancho del país donde la droga se vuelve un factor presente en personas que, por distintos motivos terminan en la calle y sin control de su propia existencia, las críticas contra la Ley de Salud Mental vuelven a reiterarse. En este caso es luego de la muerte en una comisaría de Alejandro Martínez en San Clemente del Tuyú, persona sobre la cuál se expuso que fue encontrado en la calle en una de las ocasiones muy drogado.
El psiquiatra Francisco Bordón se refirió en la 99.9 al efecto de la droga en las personas y como la Ley de Salud Mental no es una herramienta útil en el contexto en el que está vigente: “en una revista de Toxicomanía de 2013 hay un informe de España donde se indica que la proporción de psicosis en varones que consumen en forma habitual cocaína, es de 53.8% predominando las alucinaciones e ideas paranoides. Hay un problema entre manos porque con esta pandemia de abuso de sustancias como la cocaína y el cannabis, afrontará la consecuencias médicas sin tener que matar a la gente”.
Muchas veces las situaciones de adicción no son visibles porque las propias familias de las personas afectadas deciden callar por distintos motivos: “es una situación familiarmente muy difícil. Genera vergüenza decir que tenemos un familiar con esta problemática y cuesta sacarlo a la luz. Tenemos una visión recortada de la realidad, pensando que en algún momento dejará de consumir”. Eso en si mismo plantea un problema.
Su trabajo en la Unidad Penal 44 de Batán también le permite estar en contacto con personas que ingresan en una delicada situación y encuentran dentro de la cárcel un motivo para estar “limpios”: “la mayoría de la gente que evalúo en la UP tiene hasta cierto alivio de estar presa porque prefiere eso a estar consumiendo crack porque no se pueden detener. Hoy el crack es lo más extendido, es una moda en los niveles sociales más bajos con una alta intensidad de consumo porque tiene una fuerte demanda. Necesitas muchísima más droga para sostener el consumo y eso lleva a más delito para conseguir el dinero. Todo termina mal, generalmente”.
No hay asistencia alguna para esas personas sobre las cuáles se eligió privilegiar la libertad, pero es algo que se contrapone con otro derecho básico: “el problema que tiene la ley es que hace primar la libertad del sujeto por sobre su salud. Que pasa cuando el sujeto pierde su libertad para no consumir, es un esclavo de la droga. No puede salir de esa situación y además es agnosognósico porque no se da cuenta que está enfermo y si lo sabe, no puede salir”.