Gustavo Galera: “Se sigue mirando la problemática de la droga con una mirada de los 80 y 90´s”

El psicólogo habló en la 99.9 sobre la forma en que se aborda el consumo de drogas y señaló que hay que actualizar las políticas que se usan porque se han modificado muchos patrones.

El consumo de drogas en Mar del Plata se ha incrementado exponencialmente y sobre todo de la cocaína que tiene un efecto cada vez peor en los consumidores a punto tal de terminar en la muerte de muchos de ellos.

El psicólogo Gustavo Galera analizó el tema desde su experiencia a través de la 99.9 y señaló que “hemos visto la evolución del consumo en los barrios, sobre todo en la instalación de la cocaína como droga principal de consumo y las dificultades que ha traído. El hecho de fumar cocaína que tendrá 10 años en la ciudad ha hecho que muchos jóvenes y adultos entren en situaciones de mucha vulnerabilidad porque es más adictiva y terminan generando violencia que derivan generalmente en la muerte”.

La muerte de personas por el consumo de cocaína adulterada, no hecho más que revelar lo que está a la luz todos los días: “cuando aparecen estas cosas nos asombramos, pero en lo cotidiano el individuo en su casa y su núcleo familiar, vive diariamente situaciones de riesgo. Los que terminan sufriendo son los grupos familiares que están alrededor del adicto”.

Para romper con la lógica que actualmente rodea al consumo de drogas, hay que dejar los preconceptos del pasado que ponen el foco en los lugares equivocados. Así lo analiza Galera: “hay cosas que están como establecidas, que es una cosa de jóvenes por ejemplo. Si ves el promedio de edad de los muertos están entre 30 y 50 años, los jóvenes ya se hicieron grandes y esto ha evolucionado. Hay mucha gente que sigue mirando la problemática de la droga con la mirada de los 80 y 90. Lo que se está viendo es que el paradigma de tratamiento hay que renovarlo. Hay que abordar la problemática en el territorio, no solamente retirando a la persona a otro lugar, sino como se instala el estado en los barrios y desde ahí, ayuda a quienes están en riesgo desde muy jóvenes”.

Si bien de vez en cuando la política informa sobre algún bunker que es desbaratado y demás, la lucha contra las drogas se está perdiendo cotidianamente: “a nadie le termina interesando demasiado porque la mayoría de las veces se fracasa, no hay mucho rédito para mostrar. Se trabaja siempre en la frustración cuando vas ayudando a un sujeto por ahí antes de que termine muerto, lo podes hacer encaminar su vida un poco mejor”.

Lo peor es que desde su tarea cotidiana, cuando se encuentra con un adicto sabe el destino que le espera y el propio consumidor, no se consciente en muchos casos de eso: “me preocupa el sujeto que viene a verme y va en franco deterioro. Hace 25 años que trabajo de esto y vi morir mucha gente. Sabes hacia donde va cada vez que viene alguien y el adicto tiene muchas veces una mirada ingenua de lo que le puede pasar. Es muy angustiante. Hoy la única alternativa para un tratamiento es una comunidad terapéutica, no sirve porque están totalmente desbordados”.