Los contactos en la red social generan una de cada diez desapariciones de menores, desde los 11 años.
Tenía 11 años. No la encontraban en su casa. Buscaron en el barrio, llamaron a todas las amigas, preguntaron en la escuela, recorrieron el camino que solía hacer de casa a la escuela, insistieron con los vecinos, pero nadie tenía información. La mamá recordó que usaba a diario la computadora y que pasaba horas conectada a Facebook. Ésa fue la clave para recuperarla.
El equipo operativo del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pidió apoyo a la Policía Informática de la Federal. La directora del Consejo, Silvia Nespereira, cuenta que “en esa casa, en media hora se sabía con quién había chateado, con quién se había ido y dónde había quedado en verse”. Rastrearon las cuentas de la nena y encontraron un chat con un hombre con el que se había citado. La buscaron “hasta que apareció al día siguiente, golpeada. Había ido a bailar a un lugar donde a los 11 años no debía ir”, narra Silvia Nespereira.
Este tipo de hechos, vinculados a Facebook, representa el 10% de los casos de niños extraviados que atiende el Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes porteño. “Es lamentable, hay chicos y chicas que se van a encontrar con personas que han conocido por redes y a veces les va bien, pero otras veces les va mal. Tuvimos varias chicas que se fueron a encontrar con alguien que no era una buena persona”, agrega Nespereira.
Es clave que la familia conozca la contraseña de Facebook de los chicos. Cuando no se conoce el password, se da aviso a la Fiscalía especializada en Delitos Contra Menores y Delitos Informáticos. Por tratarse de menores de edad, la confidencialidad y el derecho a la privacidad quedan de lado ante el criterio superior del “ interés superior del niño” señalado por la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña y la Ley Nacional 114 y 2661.
En 2011, 1.160 chicos fueron atendidos en el Departamento de Chicos Extraviados. De ellos, el 80% eran chicas con edades promedio de 13 a 17 años. Otro dato que preocupa a las autoridades es que en los últimos años ya se dan casos de chicas perdidas con edades de entre 11 y 12 años, lo que comprueba que ha disminuido la edad de los que salen solos de casa. ¿Por qué se van? “Hay abanicos de situaciones que tienen que ver con lo que pasa en la adolescencia, y los padres se asustan frente a la demanda de sus hijos. Con las mujeres, las mamás temen que con el inicio de la sexualidad las chicas se embaracen”, describe la psicóloga Marina Farinas, que atiende y da contención a jóvenes que volvieron a sus hogares.
Del total de los casos atendidos por el Consejo, el 95% logra terminar con el regreso al hogar sin daños. Pero en un 5% se detectan casos de abuso, violencia o agresiones, físicas o psicológicas. La Organización Missing Children coincide en que bajó la edad de las chicas extraviadas. “Antes veíamos por nuestras estadísticas que la edad de las chicas que se iban de la casa era a partir de los 14 y 15 años. Hace poco tuvimos el caso de nenas de 12 años que prepararon todo, salieron de la escuela, hicieron que la madre que las fue a buscar se distrajera y se escaparon”, describe Lidia Grichener, presidenta de la organización.
También se suman más casos relacionados con contactos de las redes sociales: “hacen amigos virtuales que no saben quiénes son. Historias como una chica joven que se encontró con alguien que no tiene su edad, que era un adulto o eran redes de pornografía para menores”, explica Grichener. Algo cada vez más frecuente es la configuración de los perfiles abiertos para todos y fotografías con poses sexuales.
Esta organización, al igual que el Consejo, insiste en la necesidad de denunciar cuanto antes el extravío de los menores. Incluso, Missing Children se suma a la difusión de imágenes sobre menores perdidos porque “cuanto más gente sepa, más posibilidades hay de encontrarlo”. La denuncia debe tomarse de forma inmediata. Y si algún funcionario público se niega hacerlo, se lo debe denunciar.