El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha condenado este miércoles “las escenas de violencia” que se han vivido en los últimos días en Irlanda.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha condenado este miércoles “las escenas de violencia” que se han vivido en los últimos días en Irlanda del Norte, que se han repetido en la última jornada con el secuestro e incendio de un autobús por el lanzamiento de cócteles molotov, entre otras acciones.
A través de un mensaje en su cuenta de Twitter, se ha mostrado “profundamente preocupado por las escenas de violencia en Irlanda del Norte, especialmente los ataques contra la policía que protege al público y las empresas, los ataques a un conductor de autobús y la agresión a un periodista”.
A lo que ha añadido que “la forma de resolver las diferencias es mediante el diálogo, no la violencia o la criminalidad”.
El autobús que se ha incendiado este miércoles ha sido a raíz del lanzamiento de cócteles molotov en un cruce en Belfast, según ha informado la policía, aunque no ha sido el único incidente de la jornada.
En los incidentes registrados el miércoles por la noche, se lanzaron piedras contra las fuerzas de seguridad, mientras que un fotógrafo fue agredido en las inmediaciones mientras llevaba a cabo su trabajo.
También la primera ministra de Irlanda del Norte, Arlene Foster, condenó este ataque en Twitter, señalando que “no hay justificación para la violencia. Está mal y debe parar”, para añadir que “esto no es una protesta. Esto es vandalismo e intento de asesinato”.
“Estas acciones no representan el sindicalismo ni el lealismo”, incidió Foster. El resto de miembros del gabinete, así como cargos de todo el espectro político, también han condenado la violencia y han urgido a detenerla.
En este contexto, la Asamblea de Stormont se reunirá el jueves por la mañana para celebrar un debate de urgencia tras varios días de violencia.
Las tensiones han crecido en los últimos meses en la región por los acuerdos comerciales que se han adoptado tras el Brexit, una situación tensa que llegó a su límite cuando la semana pasada la policía decidió no procesar a 24 políticos del Sinn Féin por asistir a un funeral, violando las medidas establecidas por el Gobierno para tratar de controlar la pandemia.
Al menos unas 2.000 personas asistieron al multitudinario funeral en recuerdo del antiguo miembro del IRA Bobby Storey, entre ellas la viceprimera ministra de Irlanda del Norte, Michelle O’Neill, que tuvo lugar en junio del año pasado.