El Vicepresidente de la Asociación Argentina de Bioética Jurídica habló en la 99.9 sobre la adecuación del Banco de Datos Genéticos que puede ser clave para menguar lo que denominó como “una epidemia de delitos sexuales”.
La creación del Banco de Datos Genéticos le da una herramienta valedera a la Suprema Corte Provincial para incluir todo lo que surja de distintas investigaciones penales.
Para el abogado y Vicepresidente de la Asociación Argentina de Bioética Jurídica, José María Tau, se trata de una herramienta excepcional que ayudará a castigar los casos de abuso sexual: “el Banco tiene unos años pero no se había puesto en marcha. Era una ley del 2008 que luego copió Nación. La genética está colaborando con el derecho a través del banco que se hizo por los desaparecidos”, explicó en la 99.9.
Apuntado específicamente a los delitos sexuales, puede ser de mucha ayuda en casos que proliferan en el país: “ese banco de datos genéticos es para todo tipo de delitos y luego se incorpora un registro de condenados por delitos contra la integridad sexual. Lo que se puso en marcha el lunes, es que el banco se adecuó. Los temas de integridad sexual constituyen una epidemia, el mundo vive una transformación extraordinaria”.
Tal es la preocupación por este tipo de delitos que se empezó a abundar jurídicamente: “la emergencia sexual hace que estos delitos tengan una impronta extraordinaria y el código Borinsky amplia los subtipos y el banco de la Corte lo larga para delitos sexuales especialmente. El aporte de la genética puede ser enorme. Esto tendría que haber sucedido hace tiempo, es una medida que había que tomar”.
Para Tau era necesario que se tome en serio el tema y se pongan límites concretos: “la intromisión del estado es un tema, pero los problemas sexuales forman parte de una transformación que está teniendo todo el mundo. Sin sanción no puede haber cambio cultural y el derecho debe identificar un límite”.
Los delitos sexuales siguen siendo un tema tabú jurídico, pero el especialista destacó el avance que hubo en los últimos años: “hace 30 años que trabajo en la bioética y era un tema del que no se podía hablar. Estamos en medio de extremismos que avanzan con redoblantes y no se puede dialogar”, remarcó.