La bióloga del INTEMA que recibió esa importante beca, habló en la 99.9 sobre su objeto de investigación que podría revolucionar un tema sensible para el país como la colocación de stents.
Recientemente se entregaron en nuestro país los Premios y Becas de L´Oréal-UNESCO para las científicas argentinas y una de ellas, es marplatense.
Julieta Merlo, bióloga e investigadora del INTEMA, fue una de las becadas y eso le permitirá avanzar en su investigación sobre los stents biodegradables de una forma mucho más veloz. En diálogo con la 99.9, explicó que “en INTEMA trabajamos con nuevos materiales para implantes. Fue una sorpresa, una alegría enorme porque es un apoyo para avanzar más rápido con este proyecto y le da visibilidad también a nuestra línea de trabajo y eso nos parece re importante, que la gente sepa en lo que se está trabajando”.
Justamente su tarea con un invento argentino como el stent, es tratar de que no se tenga que traer del exterior, algo que resulta paradójico: “los stents se usan para abrir las arterias cuando se empiezan a obstruir por algún motivo, entonces se colocan estas mallas metálicas que restablecen ese flujo sanguíneo. Acá en la Argentina todos los stents son importados, son dispositivos caros y que sean importados hace que también a veces haya que esperar a que llegue estos materiales y esto es un riesgo para los pacientes. Si los hiciéramos en Argentina sería muy provechoso para nosotros como país, pero además, estos stents que estamos proponiendo desarrollar son bio-absorbibles y tienen unas propiedades que hacen que el tejido se regenere más rápido, entonces la curación sería más rápida. Además, una vez que la arteria está restablecida y saludable, el stent lo absorbería el tejido, lo degradaría utilizando los elementos que lo componen para las rutas metabólicas normales de las células, entonces desaparecería por completo, y esto hace que no nos queden materiales en el cuerpo sin función, que eso es lo que pasa a veces con los implantes permanentes, ya no son necesarios porque el tejido se sanó pero al ser permanentes permanecen ahí en nuestro cuerpo y no tienen ninguna función. Lo ideal es que puedan desaparecer a medida que los tejidos van sanando. Estamos trabajando en esto que a nivel mundial es tendencia este tipo de implantes absorbibles y no existen todavía stents absorbibles”.
Desde la ciudad están trabajando en el proyecto, pero Merlo comentó que hay todo un trabajo en colaboración que es lo que suele suceder en la ciencia argentina: “estoy muy contenta de que en Mar del Plata lo podamos desarrollar en colaboración con otros grupos. Hay uno de Rosario que realiza los metales, hay otro grupo en Uruguay que desarrolla unos compuestos que tienen propiedades regenerativas, que son los que usamos nosotros, que los pegamos como en la superficie del metal. Estamos encarando esta necesidad que todavía no está resuelta, trabajando en conjunto con estos otros grupos también”.
El INTEMA ha hecho un trabajo muy interesante durante mucho tiempo y hoy, con este trabajo mancomunado pueden revolucionar la situación de los stent: “nuestro grupo de trabajo acá en Mar del Plata hace más de 20 años que estudia los metales para implantes, e históricamente se estudiaron implantes para reparaciones óseas. Cuando entré al grupo y hace pocos años empecé a trabajar en esta línea para stents, la mejor manera de avanzar más rápido me pareció que era colaborando con otra gente que tuviera más experiencia. Esta gente de Uruguay trabaja en enfermedades cardiovasculares hace un montón de tiempo, me contacté con ellos y nos dimos cuenta que los compuestos que ellos desarrollaban los podíamos usar en los stents. Y por otro lado, nos contactamos con el Instituto de Física de Rosario porque ellos tienen las maquinarias para hacer estos metales que nosotros habíamos pensado, ya sabíamos qué características queríamos que tuvieran para que sean absorbibles. Están basados en hierro principalmente, que es un elemento que nuestro cuerpo utiliza para un montón de cosas, así que no es tóxico en absoluto, pero nosotros en INTEMA no lo podíamos hacer. En general en ciencia se trabaja así, de manera muy colaborativa, porque son estudios tan específicos que uno tiene el equipamiento y los insumos para desarrollar algunos de los aspectos del problema”.
Están atravesando una etapa clave de la investigación pero saben que el camino por recorrer todavía es largo: “si nos va bien ahora con el material, una vez que sepamos cómo debería ser, necesitaríamos aliarnos con otra parte, con otra empresa o con otro laboratorio que le pueda dar la forma de stent. Son varias etapas y nosotras nos abocamos al estudio del metal, cómo se comporta en soluciones que simulan los fluidos humanos, cómo se comporta en contacto con células, con tejidos, pero nos aliamos a otras personas que pueden hacer otras partes de esto para lograr tener un dispositivo, un stent funcional”.