El desconocimiento de la manera en que se deforman las placas tectónicas y se producen los movimientos rocosos terrestres que podrían anunciar un movimiento telúrico es uno de los principales motivos por los que en pleno siglo XXI aún es imposible predecir un sismo.
Los terremotos pueden provocar grandes daños de todo tipo, pero el gran problema es que aún hoy no existe un método 100% eficaz para prevenirlos. Una de las características típicas de los terremotos es que justa y lamentablemente, pueden producirse de forma espontánea, sin ningún aviso previo.
Actualmente se están desarrollando estudios basados en eventualidades atmosféricas como por ejemplo el escape de gas radón en la superficie de la tierra o distorsiones eléctricas, que parecen aumentar cuando se aproxima un sismo, pero la relación entre calor y temblor es un mito. Sobre el tema conversamos con Patricia Alvarado, sismóloga residente en San Juan, provincia con historia sísmica recurrente.
Noticias & Protagonistas: ¿Por qué predecir terremotos parece como querer resolver la cuadratura del círculo?
Patricia Alvarado: Es difícil, muy difícil. Nosotros pensamos que lo que se puede estudiar son los lugares donde pueden ocurrir. Vivimos sobre placas tectónicas, y por debajo del Pacifico viaja una placa hacia el este y desde Sudamérica otra al oeste, entonces la compresión es tan grande, que levanta la Cordillera de los Andes y fractura la corteza. Los terremotos están siempre en esas fallas y ahí podemos estudiar la recurrencia. La predicción de día, hora, lugar, no existe. Es un estudio probabilístico en zonas determinadas y cuál sería el impacto esperable en el suelo en esas regiones más expuestas. Es poner en un mapa el mayor y menor peligro sísmico en base a los antecedentes históricos.
N&P: ¿Cuáles son las áreas sismológicas argentinas, más allá de las conocidas?
PA: Argentina es un país sísmico en la parte oeste cordillerana; y además de San Juan y Mendoza, el NOA es la zona más peligrosa y esperable, aunque también ocurrieron movimientos en el pasado, en el año 1934 en Córdoba, en 1936 en San Luis, 1948 en Salta, y 1949 en Tierra del Fuego, y aun en el Río de la Plata en 1888, 1845, con algún remezón. Cuando ocurrió el de Chile, se habló de que Buenos Aires se había movido unos centímetros, y eso puede provocar algún movimiento de diferente magnitud, pero que si no se toman en cuenta en construcción sismo resistente, pueden tener consecuencias.
N&P: Hace poco en Italia hubo una sentencia penal contra sismólogos por no prevenir un terremoto. ¿A usted le parece lógico?
PA: Creo que en ese momento estaban reunidos, hubo picos de sismicidad, y ellos afirmaron que no era para alarmarse. A veces parece que uno no quiere causar alarma, pero la verdad es que pueden ocurrir en cualquier momento. Esto es como la ginecología: se sabe que va a nacer un bebé pero no se precisa día y hora. Nosotros nos acercamos, pero aún no podemos predecir. Creo que tal vez no se le dio la importancia en el momento por los científicos o comunicadores, no seguí el caso, pero acusarlos como lo hicieron es una locura; la ciencia y los instrumentos finos llevarán 20 o 30 años para alcanzar predictibilidad, y las placas tectónicas lo hacen a velocidad del crecimiento de una uña.
N&P: De todos modos, se ve una preocupación mayor en estos años..
PA: Necesitamos miles de años para que vuelvan a acumular energía y se liberen como terremoto. Estamos mirando mucho ahora, pero falta, y tenemos que ser responsables para medir bien los terremotos y tener una ley de recurrencia anticipable. La sismología tiene instrumentos buenos para caracterizar el subsuelo, aprovechar el conocimiento de las fallas, la mineralización, hidrocarburos, en fin, pero la predicción en el mundo no existe, pese a esfuerzos como los de Japón, Estados Unidos, Chile, países eminentemente sísmicos. Como ciencia no logramos dar aún con ese sueño. Vi muchos títulos, pero no hacemos más que anticipar sobre antecedentes históricos. Eso sí hay que conocerlo.
N&P: Se habla y se publica que las nuevas tecnologías para extraer petróleo y gas -el caso de Vaca Muerta, por ejemplo- podrían influir en terremotos. ¿Es verdad?
PA: Puede ser. Hay algún tipo de sismicidad inducida cuando, por la acción del hombre, haciendo un bombeo en exceso en reservas o en agua, puede aumentar la probabilidad si es que hay otras fallas geológicas activas cercanas. Brasil lo mira mucho, porque no tiene sismicidad natural, pero puede tenerla inducida. O bien cuando se llenan las represas, de repente esa masa de agua puede aumentar el riesgo. Lo que podemos decir es que si hay alguna actividad que se genere de esta forma, es mínima.
N&P: ¿Casos fuertes y cercanos que recuerde?
PA: El mayor desastre en Argentina fue el de 1944, que liberó una energía equivalente a 30 bombas atómicas; o el de Chile, que liberó 500 bombas. En Haití los terremotos causaron 200.000 muertos. No queremos víctimas por estos desastres. Tenemos que aprender a vivir con esta realidad, tenemos volcanes, terremotos, aprendemos desde la tragedia pero debemos medirlos, cuantificarlos, y preverlos con las normas de construcción.
N&P: Cuando se ve el caso Haití, la devastación es impresionante. Pero la acción del hombre genera una proporción de ese desastre, por lo mal que se construye…
PA: Claro. Puerto Príncipe está parada en una de las fallas más activas del mundo, y una recurrencia puede ser catastrófica. Pasó con el tsunami en Sumatra o en Chile. Los tsunamis pueden darse con alarma de minutos, como consecuencia de un terremoto que da un tiempo escaso pero que puede salvar vidas. Por eso hay que concientizar a la población, no provocar muertes por no estar preparados o no saber cómo reaccionar. Hay mucho por hacer en lo social, en educación, analizar registros antiguos como en Salta, que se olvidan pero existieron. Somos, digo, un país sísmico y debemos estar preparados. Por relieve, paisaje, en fin, aprendamos de los recursos del suelo pero tenemos que también hay que conocer lo malo para evitar consecuencias.
N&P: Si los tsunamis dan más oportunidades, ¿por qué pasó lo de Indonesia?
PA: Porque no tenían un sistema de alarma, o no les funcionaba. Afectó once países, fue una longitud de ruptura de la falla inmensa; no es lo mismo si desliza unas pocas decenas de kilómetros que si es de miles de kilómetros, como fue Indonesia, Sumatra, Chile o Japón. Cuando se mueve algo tan grande, el potencial de daño es mayor. Los países del Caribe trabajan en sistemas de alarma porque si ocurre un terremoto grande, es muy peligroso en islas tan pequeñas. Chile tiene construcción sismo resistente, como Japón, pero el daño y las muertes fueron más por el tsunami.
Avances
La entrevistada obtuvo galardones importantes pero sigue trabajando con ahínco porque, como ella misma dice, “esta ciencia sirve a la humanidad”. Por eso está convencida de que “hay que formar nuevas generaciones que además hagan uso de las ondas sísmicas para analizar un suelo tan rico como el de la Argentina”.
En cuanto a los sistemas de alarma y (relativa) prevención para minimizar riesgos, se puede encontrar, por ejemplo, el SCIGN, que monitorea el movimiento de las placas tectónicas utilizando el sistema de posicionamiento global (GPS). Las relaciones entre los movimientos tectónicos y los terremotos son analizadas en tiempo real por un conjunto de estaciones de GPS, y a partir de estas, los expertos estudian los resultados. Además es un sistema totalmente abierto al público: cualquiera que posea un GPS puede acceder al sistema SCIGN.
Otra forma de reducir los daños que un terremoto puede causar consiste en construir las casas y edificios a prueba de los mismos. Y esto se logra de varias formas, como por ejemplo el uso de amortiguadores sísmicos diseñados para absorber la mayor parte de la energía de un terremoto de la misma manera en que, por ejemplo, los amortiguadores de un auto absorben los baches de un camino en mal estado. Están construidos en base a sistemas hidráulicos, donde se integra un amortiguador en puntos estratégicos de la base de cualquier construcción. O las placas deslizantes sísmicas (SSP), un dispositivo que actúa como un resorte entre el suelo terrestre y la construcción, lo que le otorga una flexibilidad a toda la estructura y es capaz de reducir en gran medida las consecuencias de un terremoto. Se utilizan para estructuras portantes como estacionamientos y estadios, y tiene la ventaja de actuar como una barrera contra el agua, el fuego y el sonido.
El magneto amortiguador es un revolucionario método de prevención que todavía se encuentra en pleno desarrollo. Consiste en un complejo mecanismo en el que una cantidad de fluido es convertida de líquido a sólido mediante un efecto electromagnético. Es muy efectivo para amortiguar las vibraciones y actúa casi instantáneamente.