El artista marplatense Felipe Giménez fue el encargado de pintar un mural en la Feria del Libro, en el marco de las actividades que se llevaron adelante en la celda itinerante. Lejos de lo que se informó oficialmente, esta mañana en la 99.9 el artista destacó que, como sociedad, “debemos profundizar en la cuestión de las realizaciones colectivas de lo público”.
En las últimas horas, mucho se ha hablado de la celda itinerante instalada en la Feria del Libro. También, de una de las actividades que se llevó a cabo allí: la pintura de un mural a cargo del artista marplatense Felipe Giménez, de quien se dijo que pensaba que hoy, el victimario es víctima.
Sin embargo, esta mañana en la 99.9 Giménez aclaró algunos puntos respecto de lo publicado en los medios. En principio, destacó que el proyecto “no nació de mí, sino que fue un pedido, que me sorprendió. Esta parte del año trabajo con el arte respecto de las fundaciones y ONG, subastas para generar fondos; pero este fue un llamado pidiendo una colaboración. Para mí es una forma de trabajar a nivel social, me sorprendió porque son temas que me son sensibles, ya que quienes mataron a mi padre están presos hoy”. Además, aclaró: “me llamó Ricardo Mendoza, que está en la Defensoría y es un amigo de la infancia. Se me cruzaron muchas cosas en la cabeza y era una oportunidad de reflejar un tema muy profundo, oscuro y contradictorio. Dije que plasmaría las contradicciones que me genera este tema”.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, explicó: “los asesinos de mi padre tienen que pagar. Quien está en una cárcel, tiene que pagar una condena, algo hizo para estar allí, hay una víctima y un victimario claros. Las condiciones en que se efectiviza la condena terminan haciendo al victimario, víctima, y se empieza a confundir todo. Es una ecuación difícil de resolver”.
Al momento de pintar el mural, no quiso aportar a ninguna idea en particular sino que la obra surgió como una expresión directa de su dolor: “mi idea no es militar por nadie. Mi viejo era mi mejor amigo, lo que estoy haciendo no es una liviandad, son las realidades de un dolor concreto. Mi viejo no se murió, a mi viejo lo mataron. No aliviano para nada la condición de que quien mata, debe pagar; sí digo que se deben revisar, en algunos lugares, las condiciones en las cuales los victimarios cumplen su condena, para que no se transformen en víctimas”.
Al mismo tiempo, Giménez hizo un llamado para que se piense en estos temas y se plantee un debate serio: “como sociedad, tenemos que entender qué es lo pendiente para los próximos 30 años. En muchos de estos temas debemos profundizar, como en la cuestión de las realizaciones colectivas de lo público”.
Otro de los puntos que habitualmente no se trata como debiera, es el acompañamiento de las familias que pierden seres queridos por el delito, algo que Giménez abordó con conceptos que prenden una luz de emergencia por lo que sucede en lo más íntimo de quienes sufren de cerca el delito: “a mi viejo lo sigo teniendo presente en ausencia y en presencia, porque fue una persona que realmente extraño afectivamente. Es muy difícil la resolución de este tema al nivel de la comprensión. La cabeza se te rompe porque no encontrás las razones. El arte me ayudó bastante a poder sobrevolar ese dolor, porque el sinsentido es muy profundo”.