El empresario del puerto Antonio Solimeno indicó esta mañana en la 99.9 que está a la venta la fábrica que funcionaba en la Av. Juan B. Justo. Al momento de explicar el motivo de la venta, destacó: “debemos achicar el paño de acuerdo a la situación que estamos viviendo”.
La crisis en el puerto de Mar del Plata empieza a tener ribetes realmente importantes, y las consecuencias se empiezan a sentir. Así lo expresó esta mañana en la 99.9 el empresario Antonio Solimeno, quien debió cerrar una de sus instalaciones: “estamos vendiendo la planta que está en la Av. Juan B. Justo. Realmente, debido a la situación que estamos teniendo, pensamos seriamente en reestructurar la empresa. Hemos hecho una planta nueva de última generación y debemos reducir costos”.
Esto ha llevado a que los empleados se trasladen a la planta central para conservar sus puestos de trabajo: “la fábrica de Juan B. Justo dejó de operar y vamos a reestructurar la empresa para disminuir esos costos. Hemos trasladado a la gente a la planta más grande, pero debemos achicar el paño de acuerdo a la situación que estamos viviendo”.
Los problemas no han comenzado hace poco, sino que se extienden desde hace mucho tiempo: “llevamos 5 años en esta situación. Nuestra actividad es netamente exportadora y la facturación está atada al dólar. Hace 5 años, la moneda y el tipo de cambio se fue devaluando al 5 o 7 % anual contra una inflación del 25% anual, y este año se espera un 30%. Los salarios corrieron el mismo porcentaje de incremento”, destacó Solimeno. Luego abundó: “hay una ecuación que no cierra. El tema que tenemos es que el tipo de cambio que percibo es de 4,50, porque tenemos restricción. Cobro por 4,50 y los costos corren con el del paralelo, a 8 pesos. No es un tema de rentabilidad, es un problema donde las empresas irán quebrando. No lo planteamos hace dos meses, lo venimos diciendo desde el 2008”.
También están los impuestos, que suman otro problema a la delicada situación: “las exportaciones pesqueras tienen un derecho que pagar. Hace un año dijeron que habían bajado las retenciones por 180 días; durante los tres meses iniciales no salió el decreto reglamentado y no lo cobramos. Después, tampoco lo terminamos de cobrar. La inflación nos está devorando a todos”.
El contexto internacional tiene sus problemas, pero no son los más graves para el mercado local. “En Europa hay dificultades. Pero si hacemos un análisis, los precios relativos no son malos; el único que se derrumbó en el 2012 fue el precio del langostino, por la crisis española. El problema interno se llama inflación, habrá que empezar a hacer reestructuración y algunas empresas tendrán que vender activos”.
La acumulación de complicaciones no termina allí, sino que la demanda de personal también se incrementó: “nosotros tenemos todos los trabajadores en relación de dependencia y el costo es muy grande”.
La crisis en el puerto y en la pesca golpea cada vez mas fuerte. No sólo se cierran fábricas, sino que las circunstancias no permiten que se creen nuevas fuentes de trabajo: “empresas como la nuestra, que son nacionales, hemos tenido que dejar el emprendimiento en Puerto Deseado donde podíamos dar trabajo”.