Si usted, hombre o mujer, jura que nunca se lo dijo a su pareja o no lo escuchó de él, discúlpenos pero no le vamos a creer. No es de puro descreídos ni porque le queramos poner mala onda al tema. La ciencia más rigurosa dice que es lo más lógico: tenemos cerebros distintos, hormonas distintas, pensamos distinto, y amamos distinto.
Dicen los especialistas que entre ambos sexos, en lo que al amor se refiere, existe un “malentendido estructural” que causa una innumerable cantidad de conflictos y desacuerdos. A diferencia de los animales, las personas no poseen señales o códigos mediante los cuales la relación sexual se produzca instintivamente, sino que necesitan pedir, insinuar, hablar, una comunicación que, como todo proceso de transmisión, no está exenta de “ruidos”, sobre todo cuando el emisor y receptor tienen “lenguajes” e interpretaciones distintas.
La doctora Natalia López es docente investigadora, licenciada en Ciencias Químicas con 40 años de docencia, doctora en Ciencias Biológicas, desde 1981 es catedrática de Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Valencia, y magister en Biociencias. Desde este impresionante currículum, escribió un artículo sobre el cerebro del hombre y de la mujer frente al amor. Un referente imperdible.
“La relación entre hombre y mujer muchas veces se vivió como una lucha de clases”.
Dra. Natalia López
Noticias & Protagonistas: ¿Somos tan distintos hombres y mujeres en este tema del amor?
Dra. Natalia López: Sí, claro. Tenemos las mismas cualidades y potencialidad humana, pero las desarrollamos de forma distinta. Tenemos cromosomas distintos: XX en la mujer, XY en el varón, que a la larga influyen. Los genes que estructuran son diferentes, se expresan y se regulan de diferente manera. De modo que la vida en gestación, desde que somos fetos, se desarrolla de modo independiente en formas de ver la vida, de comportarse, etc.
N&P: ¿Esas diferencias son las que terminan con la pareja en el psicólogo?
NL: Lo que es el acto de enamorarse, es universal; en ese sentido es igual, el componente del cerebro se activa ante la presencia del ser querido, o simplemente al recordarlo. Hay áreas del cerebro que tienen que ver con lo positivo de otra persona, pero que silencian las áreas negativas; eso lo tenemos todos. La forma de experimentarlo, la conducta, es lo que difiere en distintas culturas y entre el hombre y la mujer.
N&P: ¿Por ejemplo?
NL: Se puede centrar en un punto común diferencial: la mayor fuerza de memoria emocional de la mujer le permite percibir más rápido la situación, la empatía, está más preparada y eso está dirigido por una hormona, la oxitocina. La mujer, ante el contacto físico segrega más, y desaparece el juico negativo hacia la otra persona; la ve con una gran confianza. Sin embargo, en el hombre la fuerza y la memoria emocional es menor, pero sin embargo tienen más fuerza en general el razonamiento analítico deductivo, más frío. Esto a nivel de funcionamiento cerebral se manifiesta en que se utiliza la vasopresina, parecida a la otra, que pone en marcha la energía masculina, con mayor estímulo erótico.
N&P: ¿Cómo funciona esto en el caso de los celos?
NL: Ahí se ve mucho: la mujer tiene miedo a ser abandonada, es más emocional, se hunde anímicamente y teme ser rechazada o sustituida. En el hombre esas energías masculinas están ligadas a la testosterona, que dan lugar a un planteo más violento; a veces puede llegar a la agresión hacia la mujer que quiere o al amante. Se puede decir que no le es fácil perdonar una infidelidad sexual femenina; todo se regula con voluntad y libertad, pero la influencia emocional tiene mucho que ver con el cuerpo. Se refleja en él, y entonces, con un cuerpo distinto y un cerebro distinto, la oxitocina le permite a la mujer tener menos reacción violenta ante la infidelidad, pero en el hombre explota la ira.
N&P: Ha crecido el femicidio como una cualidad de los tiempos que corren, en que las relaciones tienden a estar atravesadas por un alto índice de violencia, que los medios se encargan de reproducir y multiplicar exponencialmente. ¿El instinto del hombre es naturalmente violento?
NL: Hay una tendencia pero no una determinación. Siempre hubo violencia de género, pero lo que pasa ahora con las muertes o la venganza matando a los hijos, es llevarlo a extremos de locura; se da con frecuencia por el engaño femenino, aunque el hombre es más infiel. Hay cada vez más casos. Esos crímenes pasionales ya no son sólo de película: es como un odio que lleva a lo más dramático. Tiene su base en que el hombre no perdona esa infidelidad sexual, como lo hicieron en el pasado las mujeres.
N&P: Hubo un salto muy grande en la condición femenina, del modelo de nuestras madres y abuelas al presente. Y los hombres nos parecen estar procesando esa diferencia que rompe la vieja estructura de la relación hombre-mujer.
NL: Yo soy partidaria de que la mujer trabaje, eso no tiene vuelta atrás. Pero no implica llegar a este punto donde pierden todos. Salimos a un mundo que era para hombres, y en vez de tener claro una política de igualdad, fue casi como una lucha de clases. La mujer tendría que ser madre, trabajar, mantener al marido, en fin, pero las condiciones laborales no ayudan, porque además no hay igual fisiología, ni de cerebro, ni nada. La mujer tiene un cerebro que a algunos hombres los complica.
N&P: ¿El hombre se enfrenta hoy a una mujer muy inteligente, y a la pérdida del control monetario, que siempre fue un tema “muy masculino”?
NL: No tendría por qué ser grave. Si dos personas se casan, sus bienes son comunes. Pero hubo casos de mujeres que no tuvieron la más mínima independencia económica. Mi madre nunca fue a un banco, y era profesional, pero la concepción era pedir permiso para comprar algo más que la comida; eso no es bueno. Creo que estamos en el otro extremo del péndulo, y eso tampoco es bueno.
N&P: ¿Por el tema del poder?
NL Sí. Yo veo mujeres que se abusan, extorsionan con los hijos, reclaman mucho dinero. Eso es tan malo como lo que a ellas las llevó a un grado de sometimiento innegable por siglos.
N&P: Se altera toda la base…
NL: Claro, creo que estas cosas crean situaciones muy violentas en ellos, aunque eso no justifique que las maten, obvio. En muchos casos el divorcio exprés permite libertades rápidas, pero lo que no permite es pensar. La violencia del hombre es por no poder contenerse, pero la sociedad tiene que pensar qué pasa cuando mata a sus hijos; hay algo muy gordo detrás. A veces es el despotismo de muchas mujeres.