Reconstrucción

Peñarol no está pasando por su mejor momento en la Liga Nacional, y deberá afrontar el desafío de reinventarse tras la reciente eliminación de la Liga Sudamericana.

Después de haber vivido inolvidables años de gloria en el básquetbol nacional e internacional, Peñarol necesita recuperar la motivación para mantener su estirpe de equipo ganador, a pesar de que ya no cuenta con la totalidad de los intérpretes que lo llevaron a lo más alto.
Esta Liga Nacional ya se presentó distinta por el hecho de haber suprimido los descensos por dos años. Pero hay varios equipos, ente ellos Peñarol, que encararon esta temporada con las mismas ansias de protagonismo de siempre. Para el equipo “milrayitas”, esta vez la apuesta es muy arriesgada. Empezó la era post Sergio Hernández, y el “vacío” que dejó el técnico más ganador de la historia de Peñarol es sencillamente imposible de llenar.
La elección de Fernando Rivero (ex asistente del “Oveja” Hernández) resultó ser una alternativa cómoda para la transición. Y aunque aún no lo acompañen los resultados, la dirigencia seguramente se mantendrá firme en su determinación de respaldar el trabajo del ahora head coach, que afronta un desafío mayúsculo tras haber estado siempre a la sombra del éxito del “Oveja”, con perfil bajo pero con la valorada eficiencia necesaria desde su función.
Uno de los objetivos del año ya quedó descartado. La ilusión de conseguir el último título que le falta a la historia de Peñarol, quedará para más adelante. En la pelea por avanzar en la Liga Sudamericana, el conjunto marplatense perdió dos soldados por lesión y no pudo afrontar en plenitud la exigencia internacional. El debut en el Cuadrangular de Semifinales en Montevideo, ante Uniceub de Brasil, marcó la realidad de un plantel diezmado que no tuvo respuestas. La derrota ante Aguada de Uruguay lo dejó casi sin chances. Y el cierre mostró un triunfo insuficiente ante Argentino de Junín, para el consuelo y recuperar la autoestima.
La baja de Facundo Campazzo, la gran figura de la Liga Nacional, resultó insustituible a la hora de luchar por encarar los dos frentes. La ascendencia del base de la selección argentina es tan notoria que su ausencia desarmó al equipo, a punto tal de dejarlo desorientado y fuera de eje. Está claro que esta situación era de esperar, por lo que representa Campazzo y porque no hubo posibilidad de recambio. Para peor, también llegó la inoportuna lesión del alero Franco Giorgetti, otro de los jóvenes de gran proyección, que terminó de debilitar a un plantel que tampoco se pudo potenciar con la incorporación de un extranjero determinante.
No funcionó de movida el norteamericano Eshaunte Jones, cuyo paso por Peñarol fue intrascendente. Y su reemplazante, Kejuan Johnson, se asemeja más a un “parche” por la necesidad de contar con un jugador versátil en la media cancha luego de la baja de Campazzo que lo que verdaderamente necesita Peñarol de una ficha foránea. Diferente es el caso del boricua Isaac Sosa, que cumple un rol específico en la rotación y no le cabe el rótulo de figura.
En definitiva, los problemas han sido crecientes para Peñarol en el arranque de esta nueva etapa. Pero como esto recién empieza, a los dirigentes no les queda otra que ver el vaso medio lleno y no el vaso medio vacío. La columna vertebral estará intacta cuando vuelva en plenitud Facundo Campazzo y se sume a Leo Gutiérrez y Martín Leiva. El regreso de Franco Giorgetti complementará el trabajo del rendidor Adrián Boccia, el conductor suplente Matías Ibarra volverá a aportar sus minutos de calidad cuando descanse Campazzo, seguramente levantará su nivel Gaby Fernández, y Axel Weigand será la rueda de auxilio de Gutiérrez en lugar de tener que desdoblarse en toda la cancha cubriendo cada hueco.
Una vez que cuente con todo su plantel sano, Peñarol deberá dar un salto de calidad con la elección de un extranjero que tome decisiones y se haga protagonista. Quizás esa sea la clave para que el equipo del “Tulo” Rivero pueda entrar en la pelea por el título.
El mal inicio de Peñarol en esta temporada hace peligrar, incluso, la clasificación al Súper 8, un torneo que ya ganó y en el que siempre fue candidato. No obstante, todavía está a tiempo de recuperar terreno y concluir la primera fase entre los cuatro primeros de la Zona Sur. De acá a lo que queda de 2013, el conjunto “milrayitas” intentará cerrar el año calendario con la expectativa de resurgir con el regreso de Facundo Campazzo, quien se ha convertido en un verdadero líder inspirador que contagia al resto con su juego y con su actitud.
La Liga está muy pareja y hay varios equipos con chances de pelear arriba. Ente ellos está Peñarol que, cuando esté completo y acierte con el extranjero, va a volver a mostrar por qué la dirigencia sigue apostando a ser protagonista.