El director de la Carrera de Ingeniería de la Universidad de San Martín se refirió en la 99.9 al estudio que realizaron para evaluar el impacto energético de las heladeras. Además, habló sobre los cambios de hábitos hogareños que pueden reducir el consumo.
Reducir el consumo energético es uno de los desafíos, sobre todo en Argentina donde los aumentos de tarifas resultan un problema para muchos hogares. El director de la Carrera de Ingeniería de la Universidad de San Martín, Salvador Gil fue el encargado de hacer un trabajo donde analizaron el impacto del consumo energético de las heladeras.
“Casi todos los estudios muestran que el gran consumo que hay en los hogares de la Argentina tienen que ver con la heladera, no porque consuma mucho sino porque la tenemos prendida 24 horas los 365 días del año. Eso lleva a que demande entre 24 y 25% del consumo total residencial”, destacó en la 99.9.
Sin embargo, hoy un cambio de heladera puede generar una baja muy importante en el consumo hogareño: “en los últimos 20 o 30 años, hubo un desarrollo muy grande de la eficiencia. Hoy consumen un quinto o un séptimo de las heladeras de los años 70 y si se toman valores constantes en el precio, cuestan unas cuatro veces menos. Lo mismo está pasando con otros dispositivos como las lámparas led y esto abre oportunidades importantes”. Tanto lel cambio de lámparas como de la propia heladera, puede tener un fuerte impacto en las facturas de energía: “haciendo estos cambios, la gente puede bajar sus consumos. Si una heladera tiene 10 o 15 años, cambiandola por una nueva con etiqueta A, puede bajar significativamente su consumo”, aclaró Gil.
El impacto no sería sólo para el consumo hogareño, sino también para toda la red eléctrica: “no sólo beneficia al usuario esta costumbre, sino a toda la sociedad. Cuando llegan las etapas de calor, el sistema se vuelve más vulnerable. Si todos disminuimos el consumo, el sistema es más robusto y evitamos los cortes. El consumo eléctrico viene creciendo a una tasa de 5% anual e implica que tenemos que hacer inversiones constantemente para mejorar las redes y el transporte y se terminará trasladando a las tarifas”.
Para Salvador Gil, una buena política del gobierno podría ser generar un plan nacional de cambio de heladeras que tendría además, otras consecuencias: “Me parece que sería adecuado y el gobierno se beneficiaría porque reducirá los subsidios que paga y puede generar una reactivación en la industria”.