La ciudad, que hasta hace 39 años era un pueblo de pescadores, es hoy uno de los centros industriales y tecnológicos más importantes del mundo.
Para la milenaria historia china, 40 años es apenas poco más que un suspiro. Ese es el tiempo que le llevó a Shenzhen dejar de ser un pueblo de pescadores para convertirse en una potencia tecnológica e industrial.
Fueron cuatro décadas de un crecimiento vertiginoso para la ciudad que está ubicada junto a la bahía del río las Perlas, que la separa de Hong Kong. Esos años de desarrollo abrumador transformaron por completo a su pueblo, que hoy cuenta con uno de los cuatro puertos más importantes del mundo.
La transformación de Shenzhen comenzó en 1979, con la decisión de Deng Xiaoping, por entonces líder del Partido Comunista, de declararla una de las cuatro zonas económicas especiales de China. Se permitió el ingreso de inversiones extranjeras y en pocos años fueron casi 20.000 constructores los que desembarcaron en la ciudad.
Acaso el dato más abrumador del crecimiento exponencial de esta ciudad es que viven en ella más de 50 mil millonarios, según un informe de Hurun Rich List of China.
Al imparable crecimiento económico le sobrevino una muy importante inversión en formación y desarrollo, por lo que la ciudad también se convirtió en un polo para las universidades y centros de investigación.
Aún hoy en el río las Perlas se ven cientos de pequeñas barcazas sobre el agua perfectamente alineadas para recoger ostras, aunque el contraste es impactante: edificios de cientos de metros ganaron la escena en el centro de una ciudad que ya cuenta con avances tecnológicos que hubieran parecido impensados hasta hace pocos años.
No son pocos los que, por su nivel de desarrollo tecnológico, se refieren a Shenzhen como “la Silicon Valley china”.
Huawei, la empresa china líder en producción y venta de telefonía celular y de toda la infraestructura para las comunicaciones, nació en esta ciudad y creció tan exponencialmente como ella.
Un viaje al corazón del gigante chino
Si el crecimiento y desarrollo de Huawei sirve como ejemplo del avance imparable de Shenzhen, caminar por sus pasillos y recorrer sus instalaciones pone en dimensiones su magnitud.
En una de las plantas de producción de teléfonos celulares a la que Clarín tuvo acceso, en las afueras de la ciudad, una línea de montaje en la que participan máquinas de última generación y personas que supervisan los últimos detalles, permite que cada 28,5 segundos haya un teléfono guardado en una caja, listo para ser vendido. En el último paso de esa meticulosa cadena, uno de los tantos robots que circulan por la fábrica se acerca a una cinta y recoje la caja que contienen decenas de unidades.
Pero además de su producción exhaustiva, desde la empresa sostienen que una de las claves de su exitoso desarrollo y crecimiento sostenible se sustenta en la cantidad de dinero que se invierte en desarrollo e investigación.
Y el epicentro de la investigación de Huawei es tanto o más fastuoso que los edificios emblema de la ciudad. Es que el CEO y creador de la empresa, Ren Zhengfei, construyó réplicas a escala real de imponentes edificios de Europa
Se llama Ox Horn, se la conoce como la ‘mini Europa’ y fue inaugurado en 2018. Se encuentra en las afueras de Shenzhen y allí trabajan más de 25.000 empleados, la mayoría de ellos en la investigación y el desarrollo. De las 180 mil personas que trabajan para la empresa china en todo el mundo, cerca de 80 mil están dedicados a la investigación.
Son cuatro áreas con 12 bloques y 108 edificios, entre los que están recreados edificios de París, Verona, Luxemburgo y Oxford, entre otras. Todas las instalaciones están comunicadas por un tren que recorre 7,8 kilómetros de vías.
“Para Huawei, la ciudad de Shenzhen tiene una connotación especial: es el lugar donde se fundó la compañía y actualmente representa uno de sus polos de investigación y desarrollo más importantes del mundo. Además de nuestra casa matriz, tenemos allí un predio de más de 1.4 millones de metros cuadrados con capacidad para que 25 mil expertos puedan trabajar con foco en innovaciones”, explicó a Clarín el director de Relaciones Institucionales de Huawei Argentina, Juan José Bonora.
Agregó que para la empresa, “la investigación tiene un rol fundamental, ya que permite liderar la evolución en materia de tecnologías a nivel global. En el Ox Horn se gestan muchos de los grandes desarrollos de Huawei”.
El recorrido por las entrañas de este gigante chino culminó en los laboratorios dedicados a la ciberseguridad. En medio de los cuestionamientos que Estados Unidos lleva a cabo hace tiempo, la empresa abrió sus puertas y, con diferentes charlas y exposiciones, contó los pasos que rigen las políticas de ciberseguridad.
“El laboratorio de ciberseguridad es uno de los principales focos de nuestro compromiso con la seguridad tecnológica. Consiste en un organismo que está abocado al testeo de todos los proyectos que llevamos adelante. Se rige por estándares ISO/IEC 17025, que garantizan su objetividad”, concluyó.