Todos los acusados de un linchamiento, quedaron libres

En 2010, una turba de vecinos mató a golpes a un menor de 15 años. No encontraron pruebas para condenarlos.

golpizas-a-delincuentesA Lucas Navarro, de 15 años, lo lincharon la noche del domingo 28 de marzo de 2010 en la calle Jean Jaures al 4700, barrio Los Pinos, Isidro Casanova, La Matanza. Unos 50 vecinos de un barrio de clase media lo mataron a golpes porque, junto con dos cómplices, había intentado robarle el auto a un vecino; los asaltantes iban armados con una pistola de juguete.
Hubo cinco imputados por el crimen: Horacio Ronda y su hijo, Gastón Ronda, Horacio Adrián González y su padre, Norberto González y Gastón Dillman. Salvo este último, que había acordado una sentencia de tres años en un juicio abreviado, el resto fue absuelto por falta de pruebas.
La audiencia se realizó en septiembre del año pasado. Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 5 de La Matanza, Javier González, Matías Deane y Gabriela Rizzuto, consideraron que la reacción de los vecinos que lincharon a Navarro “no reviste ninguna justificación ni legal -que es lo que ahora nos interesa- ni ética ni moral posible. Nadie puede predicar que la sospecha o incluso la certeza respecto de la responsabilidad penal por la comisión de un delito pueda habilitar una aplicación de características sumarias de una pena expresamente prohibida en el ordenamiento jurídico argentino”. Pero no condenaron a nadie.
Para el tribunal, los cuatro acusados redujeron a Navarro pero no fueron los autores del crimen, sino otras decenas de vecinos no identificados que golpearon al adolescente hasta quitarle la vida. El abogado de la familia Navarro, Alejandro Bois, pidió durante toda la instrucción cambiar la carátula con la que se calificó el crimen, “homicidio en agresión”, por la de “homicidio simple”, mucho más grave y con una pena superior. No lo consiguió.
Tampoco lo logró durante el juicio oral, cuando pidió que los acusados fueran condenados a 15 años de prisión. Bois, que habló con La Nación varias veces, siempre sostuvo: “¿por qué este caso no fue caratulado como un homicidio simple, que tiene penas de 8 a 26 años? Fue caratulado como homicidio en agresión, de hasta seis años. Lo hacen ver como una desgracia. No fue una pelea. Tenía un arma de juguete que había quedado en el cantero de la casa y lo estaban sujetando cuando decenas de vecinos le pegaron hasta matarlo”. La fiscal Claudia Aiello consideró, al igual que el tribunal, que era un “homicidio en agresión” y pidió cinco años de prisión para los imputados que, como se dijo, fueron absueltos.

La noche brutal

Eran cerca de las 20.30 cuando Gastón Ronda, que por entonces tenía 25 años, estacionó frente a su casa el auto que su tío había comprado seis días antes. Entonces, fue abordado por Navarro y otros dos adolescentes. Se trenzaron en una pelea. Gastón recibió un golpe en la cabeza y empezó a sangrar; no era una herida grave. Gritó, pidiendo ayuda, y salieron sus parientes y el vecino Dillman. Entre todos, redujeron a Navarro. Una pistola de plástico símil 3.80 negra, con cinta adhesiva negra en cachas, había quedado en uno de los dos canteros de la casa.
Enseguida, la calle se llenó de vecinos coléricos. Eran entre 40 y 50, según los testigos. Varios le daban trompadas y patadas a Navarro, que no podía moverse. Hubo quienes dijeron haber visto cómo una embarazada le pegaba patadas al menor. Un almacenero quiso impedir que continuaran golpeándolo, pero lo echaron, declararon testigos durante la instrucción. Según el expediente, a las 20.45 un vecino llamó al 911 (luego, también llamaron otros vecinos). Acudió el móvil 37.799, con el sargento Fabián Armegol y el oficial de policía Ernesto Riveros. Navarro no reaccionaba.
“Recién estaba forcejeando y ahora se hace el muerto”, les dijo un vecino a los policías. Otro gritó: “¡llevátelo porque lo matamos!”. Lo subieron al patrullero y lo llevaron al hospital Paroissien. Uno de los policías le tomó el pulso y notó que la mano estaba fría. El joven ya estaba muerto.
El informe de la morgue dice que la víctima medía 1,67 metros, era delgada, tenía el cabello corto y rapado, un piercing en la ceja izquierda, remera verde de rayas blancas y pantalón de jean.
Las fotos del expediente muestran una cara deformada, la nariz hinchada, igual que los labios. Navarro, según la autopsia, había sufrido un “politraumatismo seguido de contusión cerebral difusa, contusión pulmonar y laceración hepática, producidos por golpe o choque contra superficie roma o dura”.
Gastón, hermano de la víctima, tuvo que reconocer el cuerpo en la morgue. “¿Cuánto habrá gritado mi hermano? ¿Cuánto habrá pedido que paren? Porque vos, como a cualquier persona que están matando, vos gritás… Yo me imagino los gritos de mi hermano. El sufrimiento habrá sido… ¿Cuánto duró? Diez, quince minutos… Que hayan sido cinco minutos es una bestialidad -contó a La Nación-. Cuando llegás a tu casa y tu nena lloró una hora, dos horas antes, vos la mirás y te das cuenta por la carita que lloró. Cuando yo lo vi a mi hermano muerto, yo le vi la carita y mi hermano estaba llorando. Yo lo vi, y entre todo lo desfigurado que estaba, yo vi que mi hermano estaba llorando.”

Liberaron al asaltante atrapado en Palermo

El juez de instrucción porteño Facundo Cubas afirmó que dejó ayer en libertad al presunto asaltante detenido por un policía y el actor Gerardo Romano, quien evitó un intento de paliza por parte de vecinos, porque lo contrario hubiera significado “violentar las normas que para estos hechos estipula la Constitución. No se presentan ninguno de los riesgos procesales previstos en la ley que hubieran permitido el dictado de prisión, dado que el justiciable no posee antecedentes condenatorios y no registra pedido de captura”.