Jury a Hooft

unnamed (1)En el día de ayer lunes 29 de Abril de 2014 se cerró el capítulo de una larga infamia perpetrada por el abogado Cesar Sivo y aupada por quienes irresponsablemente enlodan la que debería ser una lucha sagrada: la lucha por la verdad y la búsqueda de justicia al respecto de la política de noche, niebla, terror, y crimen del proceso militar.
Pedro Hooft fue absuelto ayer por el Tribunal de Enjuiciamiento de Magistrados de la provincia de Buenos Aires. Los jueces no hallaron mérito para involucrarlo en actividades de colaboración con la dictadura militar y, específicamente, con la desaparición de abogados en Mar del Plata durante la denominada “Noche de la Corbatas”, en julio 1977.
Así mismo en su dictamen de mil páginas el tribunal decidió reintegrarlo como titular del Juzgado en lo Correccional N° 4 de Mar del Plata, cargo en el que estaba suspendido -por disposición de este mismo Jurado- desde el 5 de marzo 2013. El magistrado fue absuelto por ocho votos contra los dos correspondientes a representantes del kirchnerismo. La mayoría de los abogados y diputados que conformaron el Tribunal determinó que “no hubo delito de lesa humanidad y que el caso estaba prescripto”.
Tras el fallo, Federico Hooft, hijo del juez suspendido, dijo ayer que: “debería abrirse una investigación por corrupción judicial”. La familia ya tiene iniciada una denuncia contra fiscales y un juez por el “armado de la causa” que involucró al juez hasta terminar en el jury.
Desde este medio celebramos esta decisión ajustada a derecho que marca un antes y un después en este sendero oprobioso de usar la causa de los derechos humanos para fines persecutorios de carácter fascista y ciertamente criminal.

20/4/2014

Más información: Finaliza el Jury.

La jornada final del jury a pedro Federico Hooft se llevó a cabo el viernes 16 con tres testigos de la defensa, citados de manera correcta por el universo de medios que había falseado notablemente la cobertura de lo dicho y ocurrido en este procedimiento.

Juan Carlos Hitters

Juan Carlos Hitters, Ministro de la Corte. Preside el jury a Hooft.

Fue escuchado el testimonio de Irene María Cecilia Hooft, hija del juez, quien aseguró que su padre “ha sido un juez con aciertos y errores como todo ser humano, pero siempre inculcó diversos valores con sensibilidad humana en nuestra vida”. Recordó que “en el ’93 yo trabajaba en Tribunales y estudiaba Derecho y se promueve un jury contra mi papá, por el caso de [Jorge] Candeloro, y recuerdo que su familia llamó a mi papá diciendo que ella no tenía nada que ver con el juicio”. Marta García de Candeloro había declarado que, cuando estuvo ilegalmente encerrada en la comisaría 4ª de Mar del Plata, Hooft recorrió los calabozos y no atendió su pedido de auxilio.
Irene Hooft sólo fue interrogada por la defensa del juez, a cargo de Héctor Granillo Fernández, ya que la querella se negó a realizarle preguntas referidas al caso por considerar que “es hija del imputado y no tendría que estar declarando”, según dijo el abogado Luis Alén. ¿?
Luego habló la testigo Lidia Lupo Schweizer, madrina de dos de los hijos de Hooft, y sostuvo que “hay cosas que no pudimos hacer, en dictadura nadie pudo hacer todo lo que quiso, Pedro es incorruptible”. Finalmente, Liliana Elvira Pérez, ex consejera del Colegio de Abogados de Mar del Plata, contó que “según las actas del consejo directivo durante estos hechos [la Noche de las Corbatas] surge que el único juez que había defendido las causas contra la dictadura había sido Hooft” (ver más de Pérez en noticiasyprotagonistas.com/entrevistas).
No citado por los medios de corte y pegue de gacetillas hay un testimonio certivo y muy fuerte, el de Federico Gastón Lhomme quien señalo: ““El concepto que me pude formar de la persona del doctor Hooft fue excelente porque fue un magistrado excepcional en cuanto a mi criterio responde. O sea, una persona conocedora del derecho, justo, independiente, criterioso, estudioso, profesor de filosofía, de buen trato con el personal. Defensor a ultranza de los derechos y garantías de cuanto imputado pasaba por el lugar, incluso las víctimas, también, por supuesto, o sea, que el concepto que puedo referir es inmejorable”
“Puedo señalar un aspecto que es notorio, que fue la forma que él tenía de investigar todos los hechos que tenían que ver con apremios y tormentos. En eso, no tenía referencia que en general, todos los juzgados tenían el procedimiento de, eventualmente, tomar la denuncia si no existía y derivarla a los funcionarios policiales. Eso motivaba que normalmente los resultados fueran negativos, porque obviamente, las personas omitían la denuncia o, si se investigaba, después no llegaban a buen puerto. El doctor Hooft desde un primer momento tuvo la valentía, por llamarlo de alguna manera, además de cumplir con el derecho de asumir la instrucción –recordemos que estamos hablando de un juez de sentencia en aquel entonces-, por lo cual  la mayoría de los procedimientos eran dirigidos y ejecutados por personal del Juzgado”
Sobre las visitas a las comisarías de Mar del Plata expresó que comenzaron “creo que por un acuerdo entre jueces designados después del golpe de Estado, estoy hablando del año 76, y no recuerdo si eso fue motivado por decisión de ellos o había alguna acordada de la corte”
“Recuerdo que se efectuaron periódicamente, sobre todo en los turnos de los Juzgados, en cada Juzgado a la mayoría de las dependencias policiales que podía, sobre todo donde tenían alojados detenidos”
“Había un temer de que esto pudiera originar rispideces”, por lo tanto “se decidió que las primeras visitas se hicieran en conjunto, con los otros Juzgados, y así ocurrió”. “Recuerdo algunas comunicaciones que se hicieron a la Corte, referidas a la mala condición de alojamiento de los detenidos”.
“Se comunicaba a la Corte haciendo conocer esa circunstancia y solicitando la posibilidad de que el Poder Ejecutivo dispusiera que se modificara, que se corrigieran esa anormalidades. Esas notas estaban firmadas por los cuatro jueces penales titulares en aquél momento”.
El testigo expresó que estas visitas empezaron en el año “76, 77, 78… Y después se siguió con esa práctica”. En relación al clima de la época preciso  “tenía 28 años. La situación en el país era de violencia. Todo el mundo estaba pendiente y sabía que podía ser secuestrado o desaparecido por las fuerzas militares. El hecho de que la policía, en muchos casos tuviera relación con las fuerzas militares, nos hacía tener un miedo adicional, sobre todo en las circunstancias de procesar y condenar por tormentos y apremios. Se trataba de tener fuerza y en esto mucho tenía que ver el Juez, porque él tenía una prestancia y un coraje a toda prueba y nos transmitía tranquilidad para sobrellevar el tema… En el caso del Servicio Penitenciario no era tan así, porque no tenían personal en la calle, pero en ocasiones de motines, como el que sucedió  en la Unidad Penal de Batán, de Mar del Plata, donde los detenidos se quejaban por malos tratos, mala comida, mal alojamiento, por parte de los guardia cárceles, tomaron el penal y los presos a los efectos de negociar, habían pedido que fueran miembros del Poder Judicial, específicamente, el doctor Hooft, porque les daba una cierta garantía de cumplimiento de lo que luego pudieran convenir para el futuro. Me tocó estar tras los muros con los presos, y sí, el temor existió”.
Es importante citar que Lhomme fue muy preciso al señalar sobre la seccional cuarta de policía, en la cual Marta García dijo haber visto a Hooft sin ser tenida en cuenta por este, que allí en su experiencia “había un cartel que decía área militar. Supongo que nos lo habrán informado en la primera visita que hicimos y así lo pudimos constatar una vez que accedimos a los calabozos. Creo que era un sector donde los policías no entraban, como así tampoco los jueces y secretarios. Sabíamos que era un área restringida. No estaba dentro del área de nuestra competencia, porque la legislación vigente de ese momento preveía que todas las actuaciones militares no pertenecían al fuero provincial”.
El próximo lunes se darán los alegatos y el día 28 de Abril se conocerá la decisión del tribunal.

16/4/2014

Más información: El atentado.

La declaración de Rubén Junco fue extensa y es importante su relato sobre el atentado sufrido por Pedro Federico Hooft y su familia: refirió que, en diciembre de 1976, estaban en un Congreso que organizó la FACA en San Francisco cuando tomaron conocimiento de lo sucedido.

Rubén Junco

Rubén Junco

“Estábamos con el entonces presidente, el doctor Huerta, con un tema también donde se trataban todas las cuestiones de lo que ocurría, de los derechos humanos,  y ahí nos avisaron, avisó el Secretario que habían ametrallado o baleado la casa del doctor Hooft, y regresamos de inmediato, anticipamos nuestro regreso para ver que podíamos hacer, pero no hicimos nada, por supuesto. Solamente queríamos estar presentes, porque además habían ocurrido algunos hechos desagradables con la Policía Federal, con respecto a un Secretario del colegio. Había un prepotente jefe de la Policía Federal que detenía a la gente porque sí, y entre ellos detuvo a un Secretario del Colegio, así que eran momentos muy álgidos y no queríamos abandonar nuestra función colegiada”.
Dijo también que “hubo peligro serio y real con respecto a la familia del doctor Hooft…fue un atentado peligroso, intencional e indudablemente atribuible a la Policía de la Provincia, con colaboración de la Federal, porque a mí me consta que el comisario despreciaba al doctor Hooft”
Refirió además haber tomado conocimiento por terceros que, para el Comisario de la Federal “Hooft era una de las personas a las que había que sacar de circulación”.
Respecto a los habeas corpus refirió que “los jueces provinciales pedían informes, era el estilo. No recuerdo, pero salvo un juez federal, que no sé qué procedimiento utilizó, los jueces provinciales debían pedir informes. Las fuerzas armadas tenían la suma del poder público, y era imposible suponer que se pudiera allanar –más allá de lo que hizo el doctor Hooft, para allanar la Seccional 2da. No se podía llegar a buscar información, ni soñando, en los regimientos, ni en la Base Naval, ni en la Marina ni en ningún otro lado”.
Contó que con el doctor Camilo Ricci “habían estado en los gobiernos de Mar del Plata, que eran gobiernos socialistas democráticos“. “Ricci apareció al poco tiempo cerca del frigorífico. Yo traté de verlo enseguida por la relación y por la estima que tenía por él, pero la señora dijo que no quería ver a nadie. Lo cierto es que Camilo Ricci falleció sin que nunca nos dijera a nadie –por lo menos a mí ni a los Consejeros-, qué es lo que había ocurrido”.
Respecto a la muerte del doctor Candeloro, tiene entendido “que el doctor Hooft se lo informó personalmente al doctor Bernal, y Bernal –el Presidente del Colegio-, tenía una muy buena relación conmigo y el resto de los Consejeros […] de inmediato se supo que había muerto; se transmitía de boca en boca. Era de público conocimiento que Jorge había muerto, que lo habían matado”.
Dijo haber tomado conocimiento por parte del doctor Razona que los informes solicitados por el doctor Hooft respecto de Jorge Candeloro habían tenido respuestas negativas.
A esta declaración le siguió la del ex presidente del Colegio de Abogados de Mar del Plata entre los años 1976/1982, miembro de la Federación Argentina de Abogados y de organismos internacionales propios de la colegiación.
“Lo que hacíamos, fundamentalmente, era buscar a los abogados desaparecidos. En el 76, fui con miembros del Consejo Directivo, en mi carácter de Vicepresidente, al GADA 601 a hablar con el coronel Barda, quien se suponía que era el jefe de la zona, pidiendo por nuestros abogados. El primer caso por el que fuimos fue por el doctor Battaglia, porque la esposa había venido al Colegio. Fuimos en varias oportunidades hasta que un día el coronel Barda nos dijo que estaba detenido. Con respecto a los demás desaparecidos, íbamos todos los meses, cuando suponíamos que había alguna noticia. Íbamos y peticionábamos ante las autoridades militares”.
En relación a los doctores Alais y Ricci, el testigo manifestó que en el momento en que se produjeron las desapariciones de “la noche de las corbatas” no se hallaba en el país y que en “ese momento estaba el doctor Junco y el doctor Bernal  ellos tomaron las medidas inmediatas. Cuando íbamos ante las autoridades militares…pedíamos por todos los abogados desaparecidos y por los presos. Las entrevistas que teníamos en la unidad 15 hasta el 78, eran con el coronel Barda. Luego, lo reemplazó el coronel Máspero… éste nos dijo que había cambiado la jefatura de la zona y que esa era la última vez que nos iban a recibir. Como en un principio había actuado el doctor Junco con el tema de “la Noche de las Corbatas”, a partir de ahí hubo una serie de actos y hechos en las que intervino el doctor Junco y no intervine yo. Ricci quedó muy mal, estuvo muy enfermo inmediatamente, y al doctor Bozzi no lo alcancé a ver yo; sé que algún miembro del Colegio lo vio. Yo no, porque, prácticamente huyó hacia Corrientes y toda esa zona. Estaba muy asustado. La CONADEP creó una comisión en Mar del Plata, a su viva imagen y semejanza, que estaba integrada por un sacerdote católico, un rabino, miembros de las organizaciones de Derechos Humanos, de familiares y de Madres –creo-, y de tres abogados, eran el doctor Fertita, el doctor –que se me escapa- y yo. El Colegio de Abogados tenía una buena relación institucional con el doctor Hooft. Él había tenido algunos problemas derivados de su función de juez en los cuales imagino que todos los conocen por atentados y lo considerábamos, en ese momento, un hombre valiente y serio”.
Sobre el secuestro del doctor Bozzi, Junco relató que éste le contó que “se había ido a Corrientes. La gente salía muy asustada, nadie estaba tranquilo, la vida no valía nada y Bozzi, que pasó ese momento tan dramático, creo que se fue a Corrientes a trabajar en otro cosa. No vino al Colegio, que yo sepa, pudo haberlo hecho con otros integrantes, a declarar lo que le había ocurrido, lo mismo que pasó con Ricci. Tampoco nosotros insistíamos, queríamos mantenerlo en reserva del drama que implicaba su secuestro”.
Estos testimonios revelan claramente el escenario real de la época. Una época signada por la violencia más brutal, siniestra y directa.

15/4/2014

Más información: Testimonios decisivos en el Jury a Hooft.

El jury a Pedro Federico Hooft ingresa en su tramo final, y esta semana, con el concurso de tres testigos de la defensa, ya se pasará a los alegatos. Es de destacar los testimonios ya volcados por los abogados Rubén Junco, ex secretario de gobierno de la comuna en la gestión de Luis Nuncio Fabricio; el ex presidente del colegio de abogados de Mar del Plata, Oscar Huerta; y el integrante de la cámara civil y comercial de Mar del Plata, Ricardo Monterisi.

Fabricio, Junco y Lombardo

Fabricio, Junco y Lombardo.

En dicho orden se escucharon estos testimonios que los medios de “corte y pegue gacetillas del poder” han obviado en estos días. Iniciando por Junco, este señaló, en relación a la “noche de las corbatas” que el Colegio de Abogados se interesó por todos los abogados inmediatamente.
“Se trataron todos los casos. Se recibió a los familiares que vinieron, entre ellos la señora y la hija del doctor Centeno, y el padre del doctor Candeloro, quien personalmente entregó una documentación importante para definir la lamentable situación de él. El Colegio se preocupó porque concurrimos al día siguiente, pedimos una audiencia con el teniente coronel Barda, que era el Jefe de la Unidad Militar, y, aunque nos recibió al día siguiente (fuimos varios consejeros), nos fuimos sin que nos diera alguna respuesta”.
Afirmó que el Colegio “en forma inmediata fue ante la Federación Argentina del Colegio de Abogados, donde se denunció los nombres de los abogados detenidos y desaparecidos, se pidió su intervención y se requirió que se le solicite al Poder Ejecutivo de facto una entrevista para que nos informe lo ocurrido. Eso lo pidió nuestro Colegio por los abogados de nuestro Departamento Judicial”.
Otros Colegios en idéntica o peor situación que la nuestra, pidieron lo mismo y se le concedió una entrevista en Balcarce 50 en Casa de Gobierno, donde la Federación Argentina de Colegio de Abogados, a instancias del doctor Bernal que era el Presidente de mi Colegio, me designó a mí para que concurriera a la entrevista en que nos recibió Harguindeguy [Albano, Ministro del interior de Videla]. Vale citar que la designación del primer delegado de facto del poder militar de la época, el capitán de navío Emilio Menozzi, se produjo el 28 de abril de 1976; a más de un mes del golpe. A la época, el intendente electo por el voto popular Luis Nuncio Fabricio señalaba a los medios de la ciudad que dicha laxitud para nombrar un delegado de facto se debía a que en dicho gobierno comunal no había ni corruptos ni subversivos” (sic).
Obsérvese que de la declaración del propio Junco el colegio y sus autoridades entendían claramente por donde pasaba la autoridad que ejercía el poder a punta de fusil.
En su testimonio Rubén Junco señalo: “Valoramos a Hooft por la demostración, durante muchos años, que dio en cuanto a no tener temor de enjuiciar policías, a allanar, por ejemplo, la Seccional 2da, que fue un hecho también posterior a que ametrallaran su casa…lo cual no era habitual en aquel momento, ya que había un régimen de excepción donde la vida de cualquiera valía muy poco y la de un juez lo mismo”.
Fue contundente al afirmar que “las relaciones del doctor Hooft y la Policía eran pésimas” y agregó que “conocía el resentimiento, el desprecio y el odio que sentían por Hooft que no tenía ninguna duda en allanar”.  
“Cualquier policía decía: ‘Este Hooft es loco, viene y te allana, te detiene. No se puede hacer nada, así no se puede trabajar’. Eso lo transmitían con mucha frecuencia los policías. Era público y notorio, como también era notorio el desprecio que tenía ese jefe de la Policía Federal, de entonces Scarabiú”.
Este y otros testimonios forman parte de las actualizaciones que pondremos a consideración de nuestros lectores dando a este evento crucial en la vida democrática el reflejo correcto y cierto de lo que ocurre en esta instancia política.

10/4/2014

Más información: Juan Carlos París declaró en el jury a Hooft.

La suma de declaraciones que se han volcado en el jury a Pedro Federico Hooft ha llamado a silencio a quienes han hecho de la perversión de la verdad un instrumento de poder en esta década.

Juan Carlos Paris

Juan Carlos Paris

Las alteraciones a la verdad histórica impulsadas por la mente febril del abogado Cesar Sivo, su compañera de ruta Natalia Messineo y el concurrente apoyo del funcionario público Luis Hipólito Alen fueron quedando en un segundo plano ante la contundencia de testimonios que colocaron los hechos (en los que debe apoyarse la verdad) en su correcto lugar.
Testimonios relevantes: Adela Mollard, Co-presidenta de la APDH (Asamblea para los DDHH) 1985/87; Secretaria del Colegio  de Abogados de Mar del Plata 1987/89; Vice presidenta del Colegio  de Abogados Mar del Plata 1989/95; Delegada a la Federación Argentina de Colegios de Abogados 1995/2002 (FACA); Miembro de la Mesa Directiva de la FACA 2000/2002). Fue directa e su historia política personal y en su definición política actual, “Conocí al juez Hooft por primera vez en la facultad, yo militaba en la JUP, lo que sería ahora el kirchnerismo, facción que me identifica. Lo empecé a conocer más en la militancia de la Colegiación siendo Secretaria y Vice Presidenta del Colegio de Abogados de Mar del Plata y la Federación de Abogados y como Co- Presidenta de la APDH cuando era Co Presidente primero el Padre Enzo Giustozzi”. Se debe señalar  que el párroco ya fallecido fue el impulsor y articulador de la APDH mar del plata y actor central en el capitulo marplatense del informe de la CONADEP.
Mollard señalo en su testimonio que: “Recordaba  dos casos puntuales en que reemplacé al Dr. París que estaba en La Plata. Los motines en la Cárcel por lo general eran, no sé por qué, los viernes. Los amotinados, los detenidos, exigían la presencia de un abogado, de un periodista, de un representante de DDHH y al juez Hooft”. La abogada hoy auto señalada como “kirchnerista”(SIC) expreso, “Lo conocí [a Hooft] en los hechos como un verdadero juez de los Derechos Humanos. El único juez con el que podíamos contar era con Hooft por el coraje o por la valentía. Desde lo institucional sabíamos que con Hooft podíamos contar”.
Por su parte Juan Carlos Paris -cuyos dichos fueron tergiversados en la ultima súper producción del dueto Sivo/Messineo publicados en medios de corte y pegue de gacetillas surgidas de las usinas del poder-, declaró en estos términos en la instancia del jury: “Fui Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho en 1971. Pertenecía a una agrupación estudiantil EUI, éramos jóvenes que pensábamos en un gremialismo universitario”. El paso de Paris por la militancia universitaria concluyo en 1973 cuando se gradúo y comenzó su carrera en la profesión de abogado. Su testimonio dejo en claro como llegó Hooft (“el acusado” en boca del funcionario por los derechos humanos Allen) a ser confirmado en su cargo.
A Monseñor Antonio Pironio (quien designó Decano de la Facultad de Derecho al Dr. Hooft en 1975) lo conocí, era un hombre de avanzada dentro de la Iglesia de lo pobres, muy comprometido. La gestión de Pironio fue transformadora para la Universidad”. Pironio era considerado un “obispo rojo” por las fuerzas de seguridad en esos años.
En referencia al núcleo central del juicio, si Hooft en relación a los abogados asesinados en la denominada “noche de las corbatas” cometió actos repudiables, Paris apuntó: “La Noche de las Corbatas fue anterior a mi Presidencia. Soy amigo de Bozzi [Carlos] y Fresneda [Tomás]. Un día los secuestraron a Carlos y a Tomás grupos paramilitares. Tenía una relación muy estrecha con la familia de Bozzi. Cuando desaparecieron trabajamos para encontrar a los compañeros. Nos reunimos un grupo (padres y amigos) y decidimos presentar el habeas corpus. Yo firmé el Habeas Corpus junto con la esposa de Bozzi”.
El relato de Juan Carlos Paris ubica los hechos en tiempo y espacio al señalar: “Me reuní con Hooft. Le plantee la situación. Se gestionó la entrevista. No sé si fue  la mujer de Bozzi y la mamá o una de ellas”.
Lejos de la mendacidad de lo publicado en relación a sus palabras por medios que hacen el corifeo a la querella, Paris revela que “Cuando me reencuentro con Carlos [una vez liberado], tenemos una charla muy emotiva, con mucha pena por la ausencia de Tomás y su esposa. Tengo la sensación de que Bozzi tenía un miedo terrible y quería irse cuanto antes. Me hice cargo del estudio de Bozzi”.
Así mismo en su relato apuntó: “Fuimos al Colegio de Abogados a verlo a Bernal [Reyniero] quien se reúne con gente de la FACA, con Harguindeguy y Barda”. En la cuestión clave, los amparos, Paris señalo: “se presentó y a los pocos días apareció Carlos [Bozzi]. Viene a verme el tío de Tomás Fresneda, un médico de apellido Verón y me dice que no me metiera, que no hiciera nada que él se iba a ocupar de las gestiones” .
Requerido al respecto de su concepto personal y funcional de Hooft, Paris indico que en su criterio era “un muy buen concepto. Era un juez que investigaba. El atentado en el domicilio de Hooft fue un hecho público muy comentado. Siempre estaba amenazado. Tuvo un atentado en su casa con su familia y le mataron a su perro”. Agrego lo obvio ya en este tramo: “La policía estaba totalmente ligada a lo militar”. Coincidiendo con otros testimonios, Paris afirmó que al ingresar a la democracia e imponerse Raúl Ricardo Alfonsín a la presidencia y Alejandro Armendáriz en la gobernación, “todos los jueces que habían sido nombrados en la época de la dictadura debían ser confirmados. Vino el senador Mosca, un representante de Conrado Storani, y otra persona más. Nos vinieron a preguntar porque Di Caprio [Subsecretario de Justicia] era un hombre de la Colegiación. Consultaban por Hooft porque la policía provincial pedía la cabeza de Hooft. El Colegio de Abogados recomiendó la confirmación de Hooft con las mejores referencias”.
A este punto la acusación ya miraba otra película consternados por la contundencia de testimonios que ni la mas retorcida interpretación mediática puede hacer digerible para quienes han sostenido, por años, un alegato perverso y fascista en contra del magistrado sometido a jury.

7/4/2014

Más información: Julio Razona declaró en el jury a Hooft.

La semana transcurrida en el jury al juez Pedro Federico Hooft fue pródiga en testimonios que avalaron la probidad de la conducta del magistrado en los años de plomo.

Abogado Julio Razona

Abogado Julio Razona

Entre los testimonios cabe destacar el de Julio Razona, Abogado, hijo del Dr. Francisco Razona, quien acompañó al Sr. Nicolás Candeloro en la tramitación del Habeas Corpus de Jorge Candeloro y Marta García de Candeloro. El relato del letrado local fue meticuloso. Tanto que puso en ampulosa crisis al abogado Cesar Sivo, quien llegó a tener un serio entredicho con el presidente del tribunal de enjuiciamiento, el Ministro de la Corte Juan Carlos Hitters.
En su declaración, Julio Razona dijo: “Comencé a trabajar en el Estudio de mi padre en el secundario. Continué mientras hacía mi carrera. Me recibí en 1986”. Fue enfático en desmontar un argumento descalificador de su padre como abogado penalista al respecto de su supuesta relación con la bonaerense. A dicho tenor indico que: “Mi papá jamás fue abogado de la policía. Al contrario, tuvimos muchos problemas con la policía. En el invierno de 1975 colocaron una granada debajo de nuestro automóvil”.
A efectos de ser preciso, abundó en detalles de las relaciones de la época entre aquellos que fueron secuestrados y asesinados en la llamada “Noche de las Corbatas” y su padre: “Mi papá era muy amigo del Dr. Centeno. Y el Dr. Candeloro era socio de Centeno. Nicolás Candeloro (el padre de Jorge Candeloro) se comunicó con mi papá, vino a Mar del Plata y le contó que Jorge Candeloro había sido trasladado desde Neuquén junto a su esposa Marta García. Todo esto me consta porque tuvimos el resguardo de archivar documentación y Habeas Corpus delicados”.
Fue muy preciso al señalar que: “Nicolás Candeloro presentó el Habeas Corpus redactado por mi padre. Y el Sr. Candeloro le pidió a mi padre que siga el habeas corpus”. Su testimonio directo pone en cabeza del ejército la responsabilidad de la muerte de Jorge Candelero al precisar que: “La autoridad militar informó que Jorge Candeloro había sido abatido… del Informe recuerdo que una vez que mi padre tomó conocimiento se lo informó al Sr. Nicolás Candeloro”.
Ya en lo que tiene que ver con los hechos luego de la muerte de Candeloro, Razona hijo abundó al citar que: “Nicolás Candeloro le pidió a mi papá que no continúe con el trámite de habeas corpus de Marta García. Que no sigan haciendo gestiones porque las harían la propia familia de la Sra. García…
El Informe militar lo suscribía el Coronel Barda. Lo vi porque mi papá tenía copia íntegra del Habeas Corpus”. Un detalle notable y no citado fue que “Siempre se le daba intervención como resguardo al Colegio de Abogados. De este Habeas Corpus y de otros
No había cárceles en Mar del Plata. Las seccionales de Mar del Plata eran pequeñas unidades carcelarias. Los detenidos estaban en las seccionales”.
Mi padre siguió en contacto con la Sra. Troiani de Candeloro quien le pidió iniciar la sucesión de Jorge Candeloro. Cuando llegó la planilla de juicios universales se enteró que ya se había cobrado la indemnización. No había relación entre la familia y la Sra. Marta García de Candeloro”.
Si bien no fue parte de su exposición, el estudio Razona maneja detalles claros del por qué del distanciamiento de la familia Candeloro de Marta García. Un tema off jury. Por ahora.

31/3/2014

Más información: Continuó hoy el jury a Hooft.

La jornada del jury a Pedro Federico Hooft realizada el 31 de marzo dio por finalizada la ronda de testigos de la querella al renunciar ésta al testimonio de Roberto Atilio Falcone (a) “el lobo”. Pasaron así  a dar testimonio los testigos de la defensa. Iniciando los mismos, declaró el ex ministro de gobierno de Armendáriz, Juan Antonio Portessi, el cual señaló, entre otros párrafos destacados: “tuvimos que revisar toda la magistratura y ministerio público de la Provincia de Buenos Aires”.
“Ángel Roig me dijo:  ‘Juancho, Hooft es el mejor juez de Mar del Plata, está para ascender‘. El jefe de policía me pidió audiencia (transcurría 1984)  y me dijo que Hooft no era amigo de la policía, y que los mandaba presos, incluso en dictadura. No querían que se lo confirmara en el cargo“.

Julio César Strassera

Julio César Strassera

“Le dije a Hooft: usted está para la Cámara, pero por su nacionalidad no lo permite”. Hooft es nacido en Holanda, y una peculiar disposición de la Constitución bonaerense no le permitía acceder al cargo superior.
Continúo el Dr. Guillermo San Martin, ex Ministro de la Suprema Corte provincial, quien dijo que Hooft era el juez que más destacado de la Provincia de Buenos Aires”, “tenía algo que lo distinguía, su conducta intachable con la policía”. “Hooft tuvo problemas por su forma de ser tan correcta y en plena dictadura, le balearon la casa“. Se debe señalar que a este momento la querella ya se mostraba manifiestamente incomoda e insistía con términos como “el acusado Hooft” aunando el termino con gestos ampulosos y bufidos alejados de todo sentido de la proporcionalidad de lo allí tratado.
Se sumaron otros testimonios siendo uno de los de mayor impacto el del Eduardo Pena, ex Procurador de la Corte, quien expresó: si Hooft hubiera estado en conflicto con los derechos humanos no se le hubiera dado el acuerdo. También señaló que: “Hooft tenía condiciones excepcionales como Juez. Tenía una entrega total a la función, que puso en riesgo su vida  y puntualizando que “quiero remarcar que era un incorruptible. La nota que erizó a la querella fue: Zaffaroni tuvo120 habeas corpus rechazados y está en la Corte. Hooft está acusado….
Nada puede comparase no obstante con el testimonio claro y preciso del ex fiscal Julio César Strassera, a quien la querella, en particular César Sivo, trató como testigo hostil. En su testimonio, Strassera señaló: “Hooft fue el único que tenía los atributos masculinos que tenía que tener un juez penal. En particular la mayor tensión se vivió cuando el ex fiscal que procesó a las Juntas señaló que: “Marta Candeloro, al declarar en el juicio a las Juntas, recordaba nombres, apodos de las personas que intervinieron en su cautiverio”
“Marta nunca mencionó al Dr. Hooft, ello a pesar que ese habría sido un dato más que importante para que lo recordara”. Fue un momento crucial, que incomodó de manera notable a la querella.
Ayer no hubo citas fraudulentas evacuadas por la dupla Messineo/Sivo, ni corte y pegue por parte de los medios que orbitan en su alrededor.
Hasta ayer en las redes sociales desde la cuenta @juryhooft, que fuentes atribuyen a la abogada Messineo, se insistía en que César Sivo evaluaba querellar a Strassera por falso testimonio. Una idea peregrina que, de concretarse, daría final a esta zaga malhadada de un modo estrepitoso.

31/3/2014

Más información: Se inició la tercera semana del Jury a Hooft.

Iniciada la tercera semana del jury a Pedro Hooft, la novedad central es la renuncia de la querella en cabeza de Luis Hipólito Alen, sub secretario de garantías de Derechos Humanos, y el tándem local Cesar SivoGraciela Messineo, al testimonio de Roberto Atilio Falcone (a) “el lobo”.

Luis Hipólito Alen

Luis Hipólito Alen

Falcone, quien falto en dos ocasiones a la cita con este proceso, pretendía declarar por escrito, amparándose en sus fueros. El tribunal presidido por el Juez de la Corte suprema de la provincia Juan Carlos Hitters le negó dicha posibilidad, citándole para el 22 de Abril.
El desistimiento deja sin espacio capítulos de interés del pasado reciente: cuando Falcone representó al jefe de los escuadrones de la muerte en El Salvador, y la relación que lo une a él con Ciga Correa. Dicha relación se hizo evidente ya en 1984 cuando el represor Juan Martín Ciga Correa fue detenido, acusado de crímenes de Lesa Humanidad y del homicidio del general chileno Prats y su esposa; además de ser sindicado como uno de los preparadores de fuerzas del ejército de extrema derecha que reprimió los intentos revolucionarios en Centroamérica. En esa ocasión, el asesino preparado que actuaba bajo el alias de “mayor Santamaría” había sido encontrado en posesión de diversos proyectiles de punta hueca, y preparaba una operación en esta ciudad con su cómplice a bordo de un coche Taunus robado. Sería por entonces defendido exitosamente por el hoy presidente del Tribunal Oral Federal, Roberto Atilio Falcone, y sobreseído por el juez de la dictadura Eduardo Julio Petiggiani, a quien Ciga conocía desde sus tiempos de Tacuara.
A tal punto que pudo constatarse que, en una oportunidad, el acusado se negó a seguir adelante con su declaración, simplemente porque su juez “amigo” estaba de feria, y su abogado también “amigo” le había recomendado esperarlo.
Váttimo, el oficial que capturó a Ciga Correa, relata que fue obligado a detenerse en la casa de Ullúa, en avenida Libertad casi San Juan, y que el encuentro de los dos tuvo el siguiente texto: “¿Algún problema mayor?” dijo el dueño de casa. “Sí, lo voy a arreglar en el comando”, explicó el militar apócrifo, que sabía con qué contaba. El mismo ex CNU Ullúa fue quien se ocupó allí mismo de recomendarle a Ciga Correa la defensa arreglada de Falcone. Uno de sus amigos íntimos, también ex CNU, fue recomendado como su defensor: se trata del abogado Alberto Dalmasso.
Los empleados de Tribunales dicen que cuando Ciga fue liberado a instancias de Falcone, era esperado en la puerta por el propio Ullúa. Y Raúl Guglielminetti se jactaba de haber sido quien pagara en mano los altos honorarios del defensor, hoy devenido en juez de la Verdad: Roberto Atilio Falcone.
Este es uno de los capítulos que debiera haberse ventilado y que los querellantes prefirieron dejar fuera del jury.

28/3/2014

Más información: Balance de la segunda semana del jury a Hooft.

César Sivo

César Sivo

Concluida la segunda semana del jury a Pedro Federico Hooft, debe señalarse que persiste una deformada cobertura mediática llevada por los textos de los abogados Messineo/Sivo que en nada reflejan lo que efectivamente ocurre en el tramite de juicio político.
Un caso peculiar es el que refiere a los dichos de Carlos Aurelio Bozzi abogado sobreviviente del episodio criminal conocido como “la noche de las corbatas”.
Bozzi declaró extensamente. Fue atacado por la querella, quien lo había propuesto como testigo. Realizó un extenso relato de su secuestro y cautiverio, negando que Pedro Hooft fuera miembro de la CNU, como sostenían los querellantes. Expresó que luego de haber declarado ante el juez Martín Bava por el caso Hooft fue atacado por distintos medios por la querella, ya que según ésta, había hecho una abierta defensa de Hooft.
Fue extenso en su cita de cómo fueron los momentos luego de su liberación en el episodio ocurrido en julio de 1977 fueron secuestradas once personas en Mar del Plata, seis de ellas abogados. Cinco laboralistas fueron asesinados. Carlos Bozzi relató su calvario a Télam y señaló que fue “la última operación de represión masiva que vivió esta ciudad a 16 meses de instaurada la dictadura militar”. Aclaró que luego de su liberación fue citado mediante oficio para que comparezca en Juzgado de Hooft a fin de recibirle declaración testimonial, pero que le pidió a su padre que rompiera la citación, ya que lo habían amenazado con matarle a su hija si relataba lo acontecido. Dijo también que en el año 2006 el subsecretario de derechos humanos Daniel Alen lo había citado en la secretaria para una entrevista. En la ocasión éste le manifestó que sería el testigo estrella contra Hooft. El subsecretario Daniel Alen le exhibió la denuncia que iban a presentar. De su lectura Bozzi advirtió que muchos de los párrafos de la denuncia eran textuales de su libro “luna roja”. Debe citarse que Daniel Alen es subordinado de Juan Martín Fresneda hijo de Martín Fresneda y María de las Mercedes Argañaraz de Fresneda también victimas de esa infame jornada conocida como la noche de las corbatas”. La querella desistió del testimonio de Martín Fresneda que habría tendido la oportunidad de sostener en juicio sus dichos mediáticos sobre el acusado Pedro Federico Hooft.
En franca recuperación del ACV sufrido, Hooft se hará presente este lunes ante el jury en su contra.

25/3/2014

Más información:  Comenzó la segunda semana del Jury a Hooft.

Juez Roberto Atilio Falcone

Juez Roberto Atilio Falcone

Comenzó ayer la segunda semana del Jury al juez Pedro Federico Hooft. Una jornada en la que destacó la ausencia (por segunda vez) del Juez Roberto Atilio Falcone quien insiste en declarar por escrito y no hacerse presente ante el tribunal.
Sí declaró como testigo propuesto por la parte acusadora el policía Marcelino Blaustein, quien estuviera desde enero de 1976 hasta fines de 1978 prestando servicios en la Comisaría 4ta. de Policía de Mar del Plata. Es importante saber que, en 1979, fue procesado y condenado por el juez Pedro Hooft por apremios ilegales agravados y privación ilegítima de la libertad. Esta condena, realizada en plena dictadura militar, fue mencionada y destacada como una excepción en el Informe de la Comisión Interamericana de DDHH de la OEA, en 1980, luego de la visita que realizó a nuestro país el año anterior.
El Dr. Héctor Granillo Fernández, abogado defensor del Juez Pedro Federico Hooft, solicitó la detención de Blaustein por el delito de falso testimonio en flagrancia atento a las evidentes contradicciones en las que incurrió al prestar declaración. En su testimonio, Blaustein se contradijo con el testimonio que había prestado bajo juramento en el Juicio por la Verdad realizado en Mar del Plata. Debido a esto, y a pedido de la defensa de Hooft, por Secretaría se leyeron los pasajes del testimonio contradictorio, tras lo cual Blaustein dijo que no los recordaba.
En tal sentido, Blaustein declaró ante el Tribunal de Enjuiciamiento que solamente en una ocasión el Juez Hooft fue a  inspeccionar la Comisaría 4° en la que él prestaba servicios, y que tanto los detenidos comunes como los que estaban a disposición del PEN estaban en calabozos comunes. Pero en el Juicio por la Verdad Blaustein había dicho que los jueces —y enfatizó el plural— no ingresaban al sector donde se encontraban los detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Esto indica que había un sector para los detenidos políticos, un aspecto clave que Blaustein negó en el Jury. Tras este episodio, Blaustein dijo que no respondería más preguntas. Vale destacar que el oficial Blaustein se encuentra imputado en una causa por Delitos de Lesa Humanidad por los hechos investigados en la comisaría cuarta entre otros.
Si bien fue absuelto en esta causa, la sentencia no está firme. La fiscalía a cargo de Adler le había pedido 16 años de prisión. Las querellas, APDH, Secretaría de Derechos humanos y el colegio de abogados pidieron penas de 20, 24 y 20 años respectivamente.
Resultó muy curioso que los mismos que lo acusaron en aquella causa (Sivo, la Sec. de DDHH entre ellos) son los mismos que lo propusieron como testigo en el jury contra Hooft. Fue notable para los presentes el malestar físico y expresivo de Cesar Sivo, Acusador / Proponedor de Blaustein, según las necesidades del momento.

23/3/2014

Más información: Se inicia el Jury a Hooft

Juez Mario Portela

Juez Mario Portela

Esta semana se inició en la ciudad de La Plata el jury al juez Pedro Federico Hooft. Dicho procedimiento venía siendo largamente reclamado por un conjunto variopinto de acusadores habitualmente citados como “organismos por los derechos humanos”, un colectivo que sigue como rebaño los dictados del abogado César Sivo, actor protagónico de una larga venganza en contra de Hooft.
En estas jornadas se han publicado citas de Sivo, que claramente está armando una trama mediática que nada tiene que ver con lo ocurrido hasta hoy en el jury en cuestión. Por caso, la incómoda situación en que ha quedado el también juez del fuero federal Mario Portela.
En la primera audiencia, en la que se presentó como testigo de la querella, Portela quedó incurso en falso testimonio. En su declaración, reconoció expresamente tener enemistad manifiesta contra el juez Hooft. Intentó descalificar a Hooft aduciendo que éste había montado una campaña difamatoria contra los integrantes del Tribunal Oral Federal mientras se llevaban a cabo los Juicios por la Verdad. Según Portela, Hooft, teniendo a cargo una investigación por la desaparición de una prostituta (cuando en realidad existen 28 desapariciones, 3 de las cuales investigaba Hooft), quiso involucrarlos a los tres jueces del TOF denunciando que mantenían comunicaciones con prostíbulos, tanto desde el tribunal, como él (Portela) desde su casa. Afirmó bajo juramento que Hooft le había pinchado su teléfono, lo cual es completamente falso, ya que surge de los mismos registros disponibles de la causa en cuestión.
Un momento crucial fue cuando Portela debió reconocer su firma en un expediente de los años ochenta referido a una detención irregular seguida de desaparición de persona. Portela negó enfáticamente al menos en cuatro oportunidades de su declaración haber tenido causas en la secretaría a su cargo por delitos de privación ilegal de la libertad. La defensa de Hooft solicitó que le fueran exhibidas las actuaciones judiciales de las que surgía que efectivamente Mario Portela había tenido intervención en causas de esa índole, más precisamente la resolución firmada el 11 de octubre de 1977, en la que el juez Isacch, con firma de Portela, dictaba el sobreseimiento del escribano Carlos Roberto Lavagna –quien por entonces era esposo de la actual Decana de la Facultad de Humanidades de Mar del Plata María Coira-. Lavagna había sido secuestrado de su domicilio particular por un grupo de al menos 6 personas armadas. Portela negó con énfasis desconocer quién era Carlos Lavagna, pero ante tal evidencia y al serle exhibido el expediente, no tuvo más que reconocer su firma. Un traspié insólito, ya que es obvio que la querella, representada por Sivo entre otros, debió advertirle que dicha documentación era parte del material probatorio de la defensa.
No fue el único traspié de Mario Portela, secretario del juzgado de Isacch en el proceso juramentado dos veces por las actas del Proceso de Reorganización Nacional. Otro momento fuerte se dio cuando Portela afirmó además que en el año 1976 los cuatro jueces penales, con un total de 8 secretarios, comenzaron realizando una inspección en las dependencias policiales, pero que el Dr. Isacch, luego de la primera inspección, dejó de ir por considerar que esas visitas eran “un mamarracho”. Portela realizó esta afirmación desconociendo que los cuatro jueces penales -incluido Isacch, de quien él era secretario- continuaron realizando durante los años 76, 77 y 78 visitas a las comisarías y denunciaban ante la Suprema Corte las pésimas condiciones de detención en que se hallaban los presos, y esas comunicaciones se encuentran agregadas al jury. El tribunal,  con la presidencia del ministro de la Corte Juan Carlos Hitters, decidió dejar a Mario Portela a disposición del tribunal hasta que concluya el jury.