En el informe más reciente de PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) de 2009, Finlandia ocupa el puesto número dos en ciencia, el número tres en lectura y el número seis en matemáticas, lo que demuestra que tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo.
Finlandia ha logrado establecer un modelo de educación gratuita donde las escuelas privadas casi no existen, y tanto los maestros como los estudiantes están contentos, a diferencia de América Latina donde las protestas estudiantiles suceden con frecuencia.
La educación en Finlandia tiene varios factores que la hacen una de las mejores, entre ellas se encuentran: Los niños empiezan la escuela a los 7 años, mucho más tarde que en la mayoría de los países del mundo. No imponen una carga horaria a los niños en las escuelas (6 u 8 horas lectivas en primaria en comparación con 875 de España, por ejemplo). Tampoco dan cantidades excesivas de tarea para la casa y sólo un par de exámenes nacionales cuando los jóvenes dejan la escuela, a los 18 años, les basta para demostrar todo lo aprendido.
Pero según varios expertos consultados por BBC Mundo, la calidad de los profesores es el factor fundamental de tal éxito. “El profesorado tiene un nivel de formación extraordinaria, con una selección previa tan exigente que no se compara con ninguna otra en el mundo”, explica Xavier Melgarejo, un psicólogo y psicopedagogo español que empezó a estudiar el sistema educativo en Finlandia hace más de una década.
“Sólo entra en las facultades de educación gente con notas por encima de nueve, nueve y medio sobre diez. Son muy exigentes. Se les hacen pruebas de lectura, sensibilidad artística, de dominio de algún instrumento, de comunicación… Como resultado, las universidades sólo reclutan a un 10% de los estudiantes que se presentan y para ejercer la docencia todos los maestros necesitan hacer una maestría”.
“Los maestros son considerados profesionales académicos y tienen la responsabilidad de desarrollar su trabajo, por eso no se ejerce sobre ellos un control excesivo”, comenta Anita Lehikoinen, Secretaria Permanente del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.
Para el Gobierno de dicho país, la escuela es sólo uno de los engranajes del proceso educativo. La familia y la sociedad son las otras dos columnas, en ellas hay un elevado sentido de la responsabilidad y se valora a las personas “por su formación y no por su situación socioeconómica”, dice Melgarejo.
Los medios también ayudan al aprendizaje de la lectura. “Todos los programas de televisión en lengua original, la mayoría en inglés, están subtitulados y eso impulsa a los niños a aprender a leer y a aumentar la velocidad lectora”, señala Melgarejo.
En el año 2000, cuando se dieron a conocer los resultados de la primera evaluación PISA , el gobierno finlandés fue visitado por distintos países para descubrir los secretos del sistema educativo.
“No puedes copiar y pegar el sistema entero”, dice Andreas Schleicher, responsable de las evaluaciones PISA, “pero puedes ver cómo los finlandeses saben quién es un buen maestro, cómo los reclutan, cómo les asignan las clases o cómo se aseguran de que cada niño se beneficie de lo que le enseñan”.
Melgarejo cree que los países puede aportar algunos de los métodos finlandeses como mejorar la selección de buenos maestros, fomentar las bibliotecas públicas y hacer que las familias contribuyan al proceso de escolarización.
“Todo se basa en la confianza mutua y en la construcción de un consenso. Cuando planteamos grandes reformas educativas, por ejemplo, siempre involucramos a los maestros y a los alumnos, no se trata de órdenes del gobierno que los educadores tienen que acatar, son reformas que hemos preparado juntos”, afirma Lehikoinen.