Inclusión educativa | El drama argentino de los edificios escolares. La mayoría funciona como puede. Lo poco que se construye, es tan deficiente y barato que dura para la foto. Hablemos de exclusión…
La única escuela pública para sordos e hipoacúsicos que hay en Mar del Plata es la 515, y funciona en un PH. Sí, en un departamento del fondo ubicado en Avellaneda 1859. Hoy tiene 117 alumnos, que si se suman al plantel docente y los auxiliares, que son otras 60 personas, da como resultado una multitud para recorrer un pasillito de entrada, de 80 centímetros, y un único baño para toda la planta baja.
Las características se vieron en un video que toda la comunidad educativa compartió, y que generó gran impacto en esta semana, porque para muchas personas fue la primera vez que se enteraron de que esto está pasando en nuestra ciudad. La situación se agrava progresivamente desde 2004, cuando no era tan seria porque los alumnos, quizá, eran muchos menos.
Micaela Platania, madre perteneciente a la comunidad educativa, explicó que “el departamento”, como lo llaman, no tiene las condiciones para que puedan dictar clases. Que no tiene patio, ni los medios como para respetar los protocolos en pandemia. Tampoco tiene ninguna de las condiciones de seguridad necesarias como, por ejemplo, una salida de emergencia. Dice: «Estamos pidiendo una nueva sede para nuestros hijos». Aclara, además, que la directora de la escuela se encargó de hacer las presentaciones necesarias ante el Consejo Escolar, que es la entidad responsable absoluta de la infraestructura escolar, pero que hasta ahora no han tenido ninguna respuesta: «No están dadas las condiciones para que nuestros hijos tengan clase. Hace muchos años que se está reclamando. Nos pasean diciendo estamos viendo, estamos viendo, y no hacen nada. Se han hecho presentaciones en la justicia mediante uno de los papás, que es abogado. Nosotros como papás vemos que no hay ningún tipo de respuesta», agrega.
«No es una escuela», es la frase con la que la madre cierra cualquier duda al respecto.Y explica además que en estos dos años de pandemia, durante el primero hubo clases virtuales, pero con la dificultad extra que tienen estos alumnos, fue muy difícil avanzar. Agrega: «Nos comunicamos con nuestros hijos con señas, pero muchos papás no saben tanto del lenguaje como para explicarles las tareas. No es tan simple. Muchos profesores estuvieron haciendo videollamadas, para que ellos pudieran ver las señas. Las clases por zoom solo pueden ser por grupos reducidos, para que los chicos puedan ver bien las señas en su pantalla».
Pedido desesperado
Las condiciones son tan apremiantes porque esta institución especialísima tiene jardín, primaria y secundaria, y en este momento los alumnos irían todos juntos, en un edificio minúsculo sin patio. Esta es la inclusión que nosotros podemos ofrecer a la comunidad de niños sordos.
Las autoridades del Consejo Escolar se han escudado en decir que ésta no es la única escuela que tienen bajo su responsabilidad, y que no han podido ocuparse. Pero por supuesto que son responsables igual.
Mercedes es otra de las mamás de la comunidad y explica que, durante los años de pandemia, los chicos han tenido una actividad casi nula. Puntualiza: «Nuestros chicos tiene el mismo derecho a la educación que cualquier otro. La primaria va a empezar, porque la escuela 58 nos presta unas aulas para funcionar. El inicial no puede comenzar la actividad».
Así estamos. Cuando se realizan comparaciones entre nuestro sistema educativo y el de Finlandia o el de Suecia, convengamos en que ninguna escuela de esos países funciona como las nuestras: nosotros no tenemos salida de emergencia en ningún piso superior, aunque las ventanas están enrejadas; y tenemos turnos reducidos, porque no cabemos. En Argentina sale un turno y entra otro, las aulas sucias están apenas barridas y huelen mal, porque los cráneos de las oficinas ministeriales hacen que los empleados de limpieza cumplan el mismo turno que los alumnos, y por lo tanto no puedan limpiar a fondo. En Argentina los baños no tienen ni siquiera picaportes, porque se ponen los más baratos cuando la escuela se construye, y duran alrededor de un mes. Las asociaciones cooperadoras no tiene fondos para arreglos de ese tipo, porque lo que se recauda apenas alcanza para la papelería de funcionamiento del año. En Argentina, los edificios son como los de los países más pobres del mundo: sin vidrios ni calefacción. Muchos no tienen patios, y sin embargo este sistema obtiene resultados término medio, en virtud de un esfuerzo sobrehumano de muchas personas. Los que menos cobran.
Señor gobernador:
El Centro Recreativo Deportivo Especial (CREDE), gestionado por la Asociación Deportivo-Educativa Regional Marplatense para Discapacitados (ADERMAD), es una organización que funciona en la ciudad desde el año 1998. Está compuesta por un centro de día, una colonia de verano, y una residencia alternativa para personas con capacidades diferentes.
Ellos centran su actividad en lo deportivo y lo artístico, pero también en la incorporación de los alumnos al ámbito del trabajo, porque trabajar es autovalerse y tiene un enorme valor integrador. Aprenden natación en su propia pileta climatizada, cuentan con gimnasio con prácticas de fútbol, básquet y tenis. Hay clases de danza, teatro música y más.
La coordinadora de CREDE-ADERMAD habló en la 99.9 sobre los reclamos que realizan frente a la sede de IOMA, para que regularicen los pagos adeudados: «hace 8 o 9 años que todo ha ido empeorando, pero la situación actual es lo peor»”. La explicación se resume en que las deudas de IOMA con distintas instituciones empiezan a entrar en un estado crítico, a punto tal que varios organismos están pensando en cerrar sus puertas y otros ya advirtieron que no les queda otra salida. Entre los reclamos, apareció la voz de CREDE-ADEMAD que hoy en día atraviesa una situación insostenible.
Por eso es que decidieron movilizarse hasta IOMA, para hacer visible su reclamo. La coordinadora de la institución, Beatriz Domínguez se refirió en la 99.9 a la situación que atraviesan: «CREDE es una entidad a la que acuden 50 personas con discapacidad mental, y las familias reclaman el pago de IOMA porque estamos suspendiendo el servicio de las actividad».
En cuanto al dinero que adeudan, explicó que hay un atraso de aproximadamente un año. Los transportistas no cobran, y no pueden llevar a los chicos, por ejemplo. Agrega: «No se trata sólo de la deuda con nosotros, porque mañana se sumarán más instituciones de discapacidad, y el miércoles se juntan todas las instituciones junto con ONG más escuelas especiales para reclamarle a IOMA».
La medida se repetirá por la mañana durante tres jornadas consecutivas buscando respuestas. Los profesionales también están atravesando los primeros problemas y los afiliados tienen muy pocas prestaciones disponibles: «el corte de servicios es para todos, la gente va y no la atienden porque los médicos tampoco cobran. Es una rueda interminable».
El dinero sigue descontándose de los trabajadores, pero la administración de los fondos es ineficiente, ya que lo más importante no se puede pagar: «en distintos rubros tienen atrasos de entre 8 meses y un año, y los transportistas llegan a un año y dos meses. La pregunta es adónde van los aportes de todos los afiliados que son los derechos de los jóvenes y los papás que aportaron toda su vida», se preguntó también Domínguez.
Por último, advirtió: «esto no es algo nuevo y hay que decirlo. Hace 8 o 9 años que todo ha ido empeorando, pero la situación actual es lo peor»”, finalizó.