Mochila verde

Condena del Casino | El juez Jorge Rodríguez del Tribunal Correccional 3 condenó al intendente del PJ, Gustavo Menéndez. Se llevaba el dinero en una mochila de un casino a otro, lo que acreditan diferentes testigos y cámaras. Junto con De Luca, quien se desempeñaba como director del casino de Mar del Plata, hicieron lo posible porque el faltante no se evidenciara, pero de cualquier manera el delito está probado.

El intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, fue sentenciado a dos años y medio de prisión más inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Junto con Enrique De Luca fue considerado responsable de haber cometido un fraude a la administración pública en el momento en que ejercía su cargo como Director de los Casinos de la Provincia, tras un proceso que lleva ya ocho años de desarrollo.

El fiscal Berligeri reunió las pruebas suficientes para que el juez Rodríguez diera por demostrado que en el año que va desde octubre de 2006 y el mismo mes de 2007, ambos acusados —el Director Provincial de Casinos Zona I junto con el Jefe de Administración del Casino Central de Mar del Plata— “abusando del poder jerárquico que ostentaban, pese a no tener la custodia formal de los fondos resguardados en el casino central de esta ciudad, retiraron de forma reiterada y de manera ilegítima, dinero en efectivo del tesoro de esa casa de juegos ascendiendo el monto de esas extracciones a la asuma de seiscientos mil”.

Posteriormente a los hechos, y tras las sospechas fundadas, el Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires dispuso un arqueo contable de la totalidad del Tesoro General del Casino Central de Mar del Plata por parte de la Dirección de Auditoría de dicho instituto. Pero en el momento en que se supo que el arqueo se hacía, es decir el 8 de noviembre de ese mismo año, Menéndez y De Luca buscaron ocultar el faltante de dinero, que sería constatado por el personal de la Dirección de Auditoría.

Parece que juntos pergeñaron lo que el juez llama “una maniobra engañosa con la finalidad de disimular la situación”: lograron retirar la misma suma en efectivo del tesoro del Casino Anexo III —o Casino del Mar, el que funciona en el Hotel Hermitage—, pero para eso tuvieron que involucrar a cierto personal subalterno y, por lo tanto, dejar rastros que hoy se evalúan.

“Sin registrar contablemente ese traspaso de fondos, el mismo día, mientras se desarrollaba el arqueo del Casino Central, el personal en cuestión se presentó en el Casino del Mar, en cumplimiento de las órdenes impartidas por sus superiores, y retiraron del tesoro en una mochila verde la suma de seiscientos mil pesos en billetes de cien pesos, los que trasladaron al Casino central a los efectos de que fueran arqueados por el personal de la Dirección de Auditoría del Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, que no conocía la maniobra”, dice el fallo. Pero dan por aclarado que el 9 de noviembre de 2007, se restituyó en forma igualmente irregular el dinero en cuestión al Casino del Mar, donde fue nuevamente contabilizado. Para el juez, tales maniobras significaron un “apoderamiento ilícito de los fondos públicos y el correspondiente perjuicio patrimonial a la administración pública provincial por la suma referida”.

Testigos

Son varios los empleados y funcionarios que prestaron declaración durante el proceso. Enrique Kohnen, un empleado, expuso que en 2007 existía un anónimo sobre una mochila, “una cosa rara que nadie entendía”. Dice que cuando abrió la boca, le tiraron gas pimienta y le pegaron, a la vez que le advertían que no denunciara más. Afirma que recibió un mail con un link para ver un video con el título Miguelito Casino, y entonces empezó a investigar.

El mismo empleado fue quien dijo que le llamó la atención cómo se sacaba dinero, que había chicas que miraban a las cámaras como pidiendo que filmaran. Que en ese entonces todo el mundo hablaba del video, y aunque no era un secreto para nadie que se borraban cada 30 días automáticamente.

Por esa razón fue a ver al doctor Romero e hizo la denuncia, y recuerda que por ese entonces, muchos compañeros ya no lo querían ni mirar, aunque otros iban a su casa y le dejaban pruebas. Dijo que los traslados de dinero, cuando eran legales, siempre se hacían con custodia, y que en ese caso lo hicieron los dos solitos.

El mismo empleado habló del ardid del ocultamiento, y dijo: “Se podrían hacer dos millones de arqueos y nunca iba a dar un faltante”. En otro momento afirmó que en el Casino había terror a denunciar, y que regía una verticalidad muy profunda, porque el castigo era grande si alguien denunciaba alguna irregularidad.

Como se ha aclarado, los delitos investigados datan del momento en que los hoy condenados formaban parte del cuerpo de funcionarios de la gobernación de Felipe Solá. Menéndez había solicitado en varias oportunidades el sobreseimiento por estos delitos, pero queda claro en la sentencia que los argumentos esgrimidos por su defensor — Wenseslao Méndez— no fueron suficientes para conseguir el acuerdo del tribunal.

Cuando la noticia de la condena se hizo pública, el exdirector de Casinos se refirió al proceso como una maniobra política que apelaría en todas las instancias recursivas que prevé el sistema judicial. “Crean en mi inocencia, no se equivocan si lo hacen”, dijo ante la prensa. Tras cartón, el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires hacía público un comunicado en el cual reiteraba su apoyo al exfuncionario condenado, y reiteraba que lo consideraban objeto de una maniobra política.

Estilo marplatense

Por el departamento de Auditoría de la Dirección de Lotería  y Casino prestaron declaración Paula Dellacasa y Grisel Baiocco, quienes habían estado presentes en el momento en el que se realizó la auditoría de 2007. De ese testimonio se desprende que ambas técnicas recuerdan que hubo un monto de exactamente $600.000 que se pretendió ingresar al tesoro una vez que el recuento se había iniciado. Era la cifra en cuestión, y justamente en billetes de cien.

Pero fue precisamente Baiocco quien dio la definición que el juez consideró más precisa: “Se utilizaba en el Casino Central una habilitación a Finanzas, que consistía en sacar dinero para gastos contra comprobantes, básicamente un papel que decía que le habían dado dinero a Finanzas”. Lo consideró un “invento marplatense”, pues dijo no recordar que existiera en otros casinos, ya que no había ninguna disposición legal que lo amparara.

El juez dio por sentado que, si los retiros irregulares de dinero hubieran sido —como dijo la defensa— para cubrir gastos urgentes, no hubiera sido necesario elaborar un ardid para cubrir el faltante, porque hubiera alcanzado con firmar un comprobante indicando el destino. Resultó igualmente evidente que, si se llevó a cabo semejante trampa para ocultar el faltante, fue porque los fondos no se utilizaron para lo que se establecía, o bien porque se destinaron a fines que Lotería nunca hubiera autorizado.

Cabe aquí agregar que hay testigos que afirman haber visto a los funcionarios entregar $20.000 en mano al boxeador Acero Cali, quien organizó un combate en el propio Casino de Mar del Plata, pero no se verifica en la administración central que la dependencia provincial haya invertido monto alguno en la organización del evento, que aparentemente se autofinanciaría.

El juez en lo correccional dice que sacaron la plata y la volvieron a poner. Dice que el cargo funcional que ocupara De Luca le hubiera permitido oponerse a una extracción irregular de dinero, pero no lo hizo. Y agrega: “la circunstancia de que no se verificara el faltante al momento del cierre del ejercicio fiscal no obsta en absoluto a que al momento en que se efectuara el recuento de fondos existía un faltante comprobado de seiscientos mil pesos, que intentó encubrirse del modo en que fuera descripto….con la consiguiente afectación para los fondos de la administración pública”. Dice Rodríguez que fue fraude igual, por más mochila verde que hayan trasladado. Y ahora, se siente perseguido.