La toma del poder por parte del ayatolá Ruollah Jomeini en 1979 sorprendió al mundo que, en líneas generales, apoyaba el régimen del sha de Persia, Mohamed Reza Pahlavi, poniendo de traste el mismísimo orden internacional Sin la intervención de este régimen, muchos de los acontecimientos que se dieron en las últimas décadas del siglo XX y principios del silgo XXI hubieran sido muy diferentes.
En particular, lo serían para la sociedad iraní, a la que el régimen ha metido en espantosas guerras. La primera de ellas, contra Irak en la década de 1980, fruto del impulso de Saddam Hussein quien creyó que liquidaría fácilmente un litigio que se remota a disputas históricas que se pierden en la noche de los tiempos entre ambas naciones. Este conflicto armado provocó cientos —quizá miles— de muertos. Al respecto no hay datos confiables. Se suele decir que un millón de iraníes murieron, y cuando menos unos 50 mil kurdos fueron asesinados por los iraquíes. A como sea, en 1988 la guerra terminó sin ningún bando vencedor, dejando como único saldo la sangre de los pueblos que regaron las tierras yermas en Shab el Arab, que quedó como un mudo y olvidado testigo de la historia.
El desprecio por la vida de su propio pueblo es un dato histórico de este régimen criminal que no duda en asesinar a quienes buscan una vida más acorde con los tiempos actuales. Luego de asesinar por ahorcamiento a dos jóvenes partícipes de las protestas, acusados de «odiar a Dios», el régimen ha hecho saber que asesinará al futbolista Amir Nasr-Azadani.
Asesinar es la regla: la sociedad —en particular, las generaciones nacidas a partir de 1990—, representa una cultura distinta, a la que el régimen teme. No los pueden aplastar, como han hecho anteriormente, a sangre y fuego. Se ha publicado que «El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani será ejecutado por participar en las protestas por los derechos de las mujeres
la federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesiones (FIFPRO), que ha pedido a las autoridades iraníes que eliminen la pena. “FIFPRO está conmocionada y asqueada por las informaciones de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrenta a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo”».
Un régimen criminal, que avanza matando en nombre de Dios. En estas horas, se conoció que la actriz Taraneh Alidoosti, considerada una de las mejores actrices de Irán, ha sido detenida acusada de incitar los disturbios en su país. Según Hamshahri Online, la artista ha sido arrestada «debido a sus acciones al publicar contenido falso y distorsionado, incitar disturbios y apoyar movimientos anti-iraníes».
Hasta dónde llegará esta matanza indiscriminada, es un interrogante sin respuesta. Lo que sí tiene respuesta, es que el régimen va a caer, y su caída correrá todo el escenario de Medio Oriente, volviendo a impactar en el mundo tal como lo hizo en 1979.