La situación de la pandemia por Covid-19 está provocando corridas monumentales a nivel global. El caso argentino tiene peculiaridades significativas. Un interrogante es si el país está “bendecido” por haber mantenido la inmunidad cruzada que genera la persistencia de la vacunación BCG en el calendario anual obligatorio.
A tal grado el interrogante es válido, que Australia inició una campaña de vacunación masiva BCG, lanzada por el Murdoch Children’s Research Institute en Melbourne. En esta acción, se está vacunando con el bacilo BCG de tuberculosis a cientos de trabajadores sanitarios, que están en la primera línea en los hospitales de Melbourne, Adelaide y Perth. Especialistas señalan que la vacuna del Bacilo Calmette-Guerin todavía se usa extensamente en el mundo en desarrollo, donde los científicos han descubierto que hace algo más que prevenir la tuberculosis: la vacuna evita la muerte de bebés por una serie de causas, y reduce la incidencia de enfermedades respiratorias.
Argentina llega a los cien días de encierro con el endurecimiento de las condiciones —al punto de regresar a la fase de cuarentena absoluta— en CABA/AMBA, la profusión de aduanas internas, y un lenguaje público orientado políticamente, que gira en torno a la muerte de modo excluyente. En Mar del Plata, partido de General Pueyrredón, es un hecho que no hay circulación viral pero sí sectores económicos desesperados. A tal punto se pone énfasis en protocolos de seguridad, que es el único lugar de la costa atlántica bonaerense en el que no se permite la práctica del surf.
El día 21. Los veintiún días que puso como marca la provincia para pasar a la fase 5, son vividos con angustia por quienes sienten que su vida se destroza al ritmo de la caída económica. El esquema lleva cada día a miles a caer en la pobreza de un modo cruel. Los trabajadores independientes, que forman parte de ese universo que el Estado «descubrió» al compas del programa IFE, viven como un castigo espurio el impedimento para desarrollar sus capacidades laborales y profesionales.
En relación a los veintiún días sin casos positivos de Covid-19, dicha disposición no es el fruto de pautas epidemiológicas, sino una determinación política. Así lo aseveró en diálogo con la 99.9 la secretaria de Salud de General Pueyrredón, Viviana Bernabei, quien, sin cortapisas, señaló que “el criterio de los 21 días sin casos establecido, desde el punto de vista sanitario, es imposible de cumplir. En lo personal, lo refiero más a un criterio político que sanitario. Dentro de la bibliografía y los indicadores sanitarios, no existen los 21 días sin casos autóctonos”.
Mientras Bernavei decía esto, la ciudad se conmovía por un caso declarado de COVID-19 en un trabajador de la salud, el cual fue determinado por el laboratorio del INE. En la contra prueba en un laboratorio privado de excelencia, se determinó que no había rastros del virus, agregando éste a casos resonantes como el de la Clínica del Niño, o del director de la Clínica Pueyrredón. En todos, el laboratorio del INE dio positivos que luego fueron desestimados en la contraprueba, un tema que agiganta las dudas de amplios sectores de la población en torno a la fiabilidad de los organismos públicos, de clara orientación oficialista.