Malas lenguas 1155

 

Aquellas promesas, estas realidades. Difícil creerle una palabra a Joaquín de La Torre, un acomodaticio que, por poder, puede llevar cualquier camiseta de ocasión. Vino de reclamante de pagos supuestamente adeudados por servicios prestados a Guillermo Montenegro en la PASO que, según él, definieron dentro del esquema de Juntos por el Cambio la candidatura del ex alumno marista. Sin pudor alguno, soltó el reclamo de la presidencia del Concejo Deliberante para Alejandro Carrancio —integrante del grupo que lidera Lucas Fiorini— porque, aseveró, “no se puede debatir lo que está dado”. Bizarro como pocas veces visto.

De promesas y realidades. La idea de Joaquín de La Torre —expresada públicamente por él— de tener derecho de pernada sobre la administración de Mar del Plata, no es nueva. El gobierno de Carlos Fernando Arroyo estuvo atravesado por este tipo de situaciones en las que, las partes que conformaron la coalición, reclamaban su parte en la mesa del poder. Nadie parece aprender nada, y la situación se repite ahora en torno a Montenegro, quién no da señas de someterse a este esquema. El otro en la disputa es Ariel Martínez Bordaisco, concejal por la UCR, aupado por el diputado provincial Maxi Abad. Precisamente Abad, quien fue a una reunión con Montenegro —así lo afirman varios actores de estas negociaciones— con una lista de cuatro actores menores del circo local de la política, y recibió un nones total a sus pretensiones.

De promesas y realidades II. La disputa por la presidencia del Concejo podría llevar a un consenso de difícil arreglo. Crecen allí, en medio de distintos análisis fruto de la rosca, las posibilidades de que Mauricio Loria termine ocupando el disputado cargo. Podría leerse como una salida desesperada a un problema político complejísimo creado por la pelotera que arrastran desde los años pasados en la Facultad de Derecho los ex CREAR de Fiorini y los Franja Morada de Abad. Loria es el único concejal que queda del que fue el bloque más silencioso de todos los tiempos. En la precariedad de opciones, se lo ve como un negociador que puede mantener la palabra dada y salvaría el inexorable empate que supone la imposibilidad de reunir acuerdos y votos para los contendientes que hoy lucen en primera línea.

Nombramientos. De todo el esquema que arma por estos días Guillermo Montenegro, hay uno que pasa lejos de la mirada pública: en principio, no habría secretario designado al área de seguridad, dado que el intendente electo mantiene su postura de constituir su despacho en el COM y hacerse cargo personalmente del tema en cuestión. Sí designara un subsecretario del área. El cargo será responsabilidad de Gustavo Jara, quien desempeña funciones para el Ministerio de Seguridad de la Nación, bajo las órdenes de Patricia Bullrich, en nuestra ciudad. Jara, de muy bajo perfil, trabaja en la materia desde una locación en la zona portuaria gozando de excelente concepto entre aquellos que lo frecuentan vinculados a los temas delictivos y de prevención.

Nada es tan sencillo. La reunión por la pobreza en Puerto Madero dejó un tendal de afirmaciones. Una que hizo saltar la térmica es la que volcó en Bendita el ex director de la selección nacional, Coco Basile, quien apostrofó al conductor del programa requiriéndole que no hiciera apología de la presencia de Marcelo Tinelli en la reunión. Afirmó que el conductor televisivo es un “botón” al que no hay que darle manija. Y siguen los éxitos.